¿Araka'e peve pio?… ¿Hasta cuándo?
Según Hernández Gómez, la corrupción se define como “toda violación o acto desviado, de cualquier naturaleza…ocasionada por acción u omisión de los deberes, de quien debía realizar los fines de la administración pública, pero los impide, retarda o dificulta...
Las formas de corrupción más comunes son: uso ilegítimo de información privilegiada, soborno, tráfico de influencias, extorsión, malversación, impunidad, prevaricación, caciquismo, compadrazgo, nepotismo, despotismo”.
La corrupción facilita a menudo otro tipo de hechos criminales como narcotráfico, lavado de dinero, prostitución y trata de personas…Una y otra vez, se escucha, se ve y se lee en los medios masivos de información, algún fato en esta o aquella institución del Estado.
¡Todos dicen ser patriotas servidores de la
patria!
Ya es hora de cambiar la podrida vida que apesta a propios y extraños por cuyo motivo, seguimos en los sitios más elevados de corrupción. “Paraguay, 5º país más corrupto de América”, según Transparencia Internacional”.
Entonces, la caterva que compone esa fauna depravada, si desea arrepentirse y cambiar, podría tomar estas sugerencias de Alfonso Milagro que dice así:
“Si
piensas de ti que no eres muy bueno, estás en disposición de llegar a serlo; si
juzgas que no es tanto lo que vales, ya estás aumentando tu valer. Si alcanzas
esa disposición para mejorarte y superarte, ya estás en buen camino.
Si
estás en buen camino, ten paciencia, tarde o temprano llegarás al fin que te
propones.
Si
eres bueno de verdad, nunca sospecharás de que alguien sea malo; si lo ves
malo, sabrás interpretarlo y excusarlo; lo atribuirás a cien circunstancias,
pero nunca a maldad; siempre sabrás ver en su fondo una disposición para la
bondad.
Si
eres malo, te resultará difícil convencerte de que alguien pueda ser bueno de
verdad. Todo es del color del cristal con que se mira; si tu cristal está
limpio, todo lo verás limpio; si el cristal está empañado, todo se te
presentará opaco y sin brillo.
Ya es hora de que llegues a convencerte de que el principal enemigo que tienes eres tú mismo, lo llevas en tu interior. “Buscad a Yahvéh, vosotros todos, humildes de la tierra, que cumplís sus normas; buscad la justicia, buscad la humildad” (Sof, 2, 3).
Dice el Señor: “En lo excelso y sagrado Yo moro y estoy también con el humillado y abatido de espíritu, para avivar el espíritu de los abatidos, para avivar el ánimo de los humillados” (Is, 57-15).
“Si confesamos nuestros pecados, Dios,
fiel y justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad” (1 Juan 1:9) Así que, el perdón depende de cada uno. ¡Es solo
querer cambiar!
El criminal Dimas dijo: “Acuérdate de mí cuando vengas en tu Reino”. Y Jesús respondió: “De cierto te digo hoy estarás conmigo en el paraíso”.
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