¡ANTE DIOS TODOS SOMOS IGUALES!
Muchas veces se
usa como “garrote” el caso del joven rico que quiso seguir a Jesús, quien le
pone como requisito dejar sus riquezas y honores, pero él, ante tal propuesta muy
triste se aleja del Señor, y queda encadenado a su dinero (pirá piré) (Mc 10, 17-25)
Otro ejemplo: el
rico Epulón no convida ni los restos de su comida al pobre Lázaro que hambriento
pide en la puerta de su casa. Un peligro espiritual que supone el dinero.
Así mirado, parece
lógico pensar que el hueco es muy chiquito para el paso del famoso camello de
la Biblia (Mt.19-23,24)…Pero, ¡cuidado!...tengamos presente el siguiente caso:
¿Qué decir de los
amigos de Jesús, Lázaro, María Magdalena y Marta, hijos de Teófilo, una familia
rica de Betania, entre otras?. Los estudiosos dicen que la casa de Betania era
el lugar de descanso preferido de Jesús cuando subía a Jerusalén.
A estos amigos Jesús
pedía favores materiales cuando llegaban a Él gente que necesitaba ayuda. Y los
hermanos nunca negaron nada al Señor, al “Hombre de Galilea”.
Entonces,
la riqueza que se hereda o se obtiene con trabajo honesto, es por voluntad divina.
La pregunta: ¿Qué hacer con el dinero?. Porque sin dudas, es mucho el bien que
como Lázaro y familia, se puede hacer desde un alto nivel económico y social, alcanzado
honestamente.
Así que, la cita: “Es más fácil que un camello pase
por el ojo de una aguja que un rico entre en el Reino de los Cielos”,
hay que manejarla con prudencia. La prudencia es madre de virtudes. Prudente no
es lo mismo que ser calladito cómplice o encubridor de ladrones y corruptos.
Por ello, otra vez, ¡cuidado! para no contagiarnos
con el virus de la “animadversión” que despiertan los ricos.
Para Dios todos somos iguales, no
existen gordos ni flacos, ricos ni pobres (…) porque somos parte de su creación.
Uno de los atributos de Dios: es JUSTO, si tuviera “hijos preferidos”
dejaría de serlo. “El rico y el pobre se encuentran; a ambos nos hizo Dios”.
(Prov. 22:2).
Es común creer o no entender cómo actúa
Dios, porque él hace cosas que no siempre son acordes a nuestro gusto. Él conoce
el futuro y nunca hará algo que nos perjudique, aunque así nos parezca o creamos.
Dios tiene para nosotros preparado
planes de bienestar. No es suerte, sino gracia, es decir, un
favor inmerecido. De pronto alguien encontró trabajo, le cayó bien al patrón, y
decimos suerte, pero en realidad, es gracia que Dios regaló a
alguien para ser agradable y simpático.
Jesús tuvo un cariño muy grande a los pobres,
enfermos e indefensos, como amistad profunda con algunos ricos, pero solidarios.
También es cierto que quienes los enviaron a la Cruz fueron los ricos que rechazaron
al Señor, porque sus enseñanzas molestaban su poder y comodidad, sus riquezas
materiales, su dominio sobre los pobres.
Una curiosidad: Si bien, no puede negarse
que, en la mayoría de los casos, es notablemente la prepotencia de los ricos -si
son ignorantes, peor-, es también real e impactante la soberbia de muchísimos
pobres. ¡Oh paradoja!
Pero, ¿Quiénes son los pobres amados por
Jesús? Responde Carlos Díaz: “Pobres son quienes eligieron la libertad de no
vivir encadenados a cosas de este mundo, ni de ambiciones y orgullos…La miseria
obligada es esclavitud, pero la pobreza de la que habla Jesús es liberación…
La pobreza forzosa es necesidad, vacío;
la pobreza de Jesús es darse al otro. No pide renuncia a la riqueza por la
riqueza, pide llenarse de Dios y renuncia a todo lo que, en la riqueza, aparta
de Dios, es decir, casi todo lo que la riqueza tiene de riqueza”. (cf. El hombre
animal…p.194)
Conclusión: No tiene sentido apenarse por
no ser rico, mejor es disfrutar lo que tenemos y no lamentarnos de lo decimos que
nos falta (una cosa es necesidad, otra muy distinta, es deseos)
y valorar mucho lo que poseemos.
Reconforta saber que hay ricos que
ayudan silenciosamente a instituciones públicas como hospitales entre otras,
cosa que los no ricos, no podríamos hacer. Por lo dicho y no dicho, no dicho...
no despreciemos al rico...que también es un hermano...
No hay comentarios:
Publicar un comentario