domingo, 17 de noviembre de 2019

NIÑOS DE LA CALLE..

¿QUIÉNES SON RESPONSABLES?...
Resultado de imagen de niños de la calle en paraguay 
No es novedad ver, saber y sentir que hay pobreza aquí y allá. Tampoco sorprende que acomodados, incluso ex-pobres, sientan aporofobia (rechazo a los pobres–palabra acuñada por Adela Cortina catedrática de Ética y Filosofía –Univ. de Valencia-España).

¿Dónde vive la mayor parte de esos pobres de quienes el sistema (o sea ñandé) considera como pesada carga que se amontona y afea la ciudad? Carlos Díaz responde:

Viven en pequeñas chozas de madera terciada o cartón que forman un paisaje de miseria y suciedad. Tales “casas” carecen de agua potable, dispensario y otros básicos servicios.

Abunda sí, alcoholismo, violencia, prostitución y drogas. Todas las mañanas salen adultos de sus toldos en búsqueda de un trabajo que no encuentran. (El corazón anestesiado dice...!qué pio tanto...esto ko existe en todo el mundo...seguro que sus padres loo son irresponsables!

Así las cosas, es necesidad pedir también a los niños que acompañen a papá y mamá en la tarea de lograr un “ayudo mí” es decir, algunas monedas para sobrevivir (las más de las veces, otorgadas con rosarios de plagueos de todos los colores y calibres).

Pero como no tienen otra opción, se lanzan a las calles con la esperanza de encontrar algo, ya sea pidiendo, haciendo algún trabajito (changa) o robando. Son los niños de la calle, genéricamente llamados.

Niños que pasan sus días en la calle son millones en el mundo: La mayoría de ellos tiene una familia y vuelve a casa por la tarde. Miles carecen de familias están completamente solos: la calle es su casa.

Así está el mundo. Sólo una minoría vive bien, precisamente la que ya no quiere saber absolutamente nada de los pobre. Rectificamos: sí quiere saber de los pobres: para explotarlos.

Vergüenza para aquellos empresarios que matan a los niños con su egoísmo. Vergüenza para aquellos políticos que mantienen a los niños en esclavitud a causa de su desinterés.

Vergüenza para aquellos consumidores que se hacen cómplices de la explotación de los niños porque compran  productos obtenidos con su sudor. Vergüenza también para nosotros si no hacemos nada contra estos crímenes.

Todas las mañanas nuestros hijos, tras levantarse, lavarse y nutrirse bien, se ponen la cartera a la espalda, dan un beso a su mamá y se van a la escuela.

Una vez más se nos pide que actuemos. Pero antes de actuar debemos saber: qué productos incorporan trabajo infantil y en qué y cómo trabajan…¡no deberían trabajar!

Debemos conocer los mil rostros que tiene el trabajo infantil. Debemos saber de qué modo explotan las multinacionales el trabajo infantil.

Causa horror y produce escalofrío pensar que muchos de los niños explotados hoy lo son por adultos cuyos padres fueron niños explotados. Causa horror y escalofrío. Es una historia para no dormir. (cf. C. Díaz El Hombre, animal no fijado p. 104)

Ciertamente, todos somos en alguna medida, responsables del caos establecido, por acción u omisión.

“Cada vez que un político empotrado en alguna institución del Estado roba el dinero que todos aportamos, nos roban además de los sueños, la esperanza, salud, la educación, alimento y la dignidad”, al decir de Mabel Rehnfeldt. 
¡Cabe a cada quien obrar según su ciencia y conciencia!


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