“SI” Y “NO”
“El que calla otorga” es un antiguo adagio
que significa: guardar silencio ante una opinión o acusación del interlocutor,
o reconocer
como veraz lo dicho por otros. Y es verdad, cuando el aludido haya sido
sorprendido en faltas…en tal caso, el que calla, sí, otorga.
Pero, permanecer callado también obedece
a una razón contraria a lo antementado, cuando:
- La opinión o acusación no tienen
fundamento ni sustento.
- Los temas de conversación degradan o
afectan la buena fama del prójimo.
- La discusión no se realiza de modo
saludable, es decir, sin ningún fin positivo.
Motivos para callar:
- ¿Vale la pena responder a aquellos que
creen que tener razón es cuestión de decibelios?”,
(por graznar mucho y más fuerte como gansas hambrientas) Repetimos, no
se tiene razón por gritar más, sino por la robustez de los argumentos. Grita quien
es emocionalmente débil.
- ¿Vale la pena discutir
los motivos de la pelea de fulanito y menganita - rehenes de la moda y bufones
del triste y soez espectáculo de nuestra teleporno-basura, peleando,
preguntando, negando sobre si el auto nuevo ganó gracias a su exuberante y
siliconada masa corporal?
- Qué decir de la
acalorada discusión durante horas de Tv de “cinco o más expertos del fútbol
idiotizante y mercantil”…que tal jugada era penal, que si el VAR, que las
pistolas del mono y los hijos de la gallina”….
Si la discusión se convierte en un fanatismo
que sustituye lo importante, por actividad que exalta pasiones y lleva a destruir
a los otros, a mentir para vencer, aplastando la verdad... entonces la
discusión es mala, deshonesta e injusta.
Por eso, decir educadamente “no” a quien
busca discutir acaloradamente sin ningún provecho, pero que no acepta más que “su”
razón, entonces no queda ya otra opción más que callar. Llegando a estos
límites de lacerante mediocridad, no cabe, sino, activar el siguiente refrán:
Nunca discutas
con un idiota, porque te hará descender a su nivel y ahí te vencerá por
experiencia” (Anónimo). Y a Kant se atribuye el dicho: "nunca
discutas con un idiota… la gente podría no notar la diferencia". Felizmente, estos refranes siguen vigentes.
Porque, si somos muy selectivos (le
culé empolvé) y tratamos solamente con genios, corremos el riesgo de hablar solos… (ña ñe´é pa reí), porque
si los imbéciles pudieran volar, seguro eclipsarían el sol todos los días, dice
el poeta venezolano (1959) Hermes Varillas
Labrador.
Pero, para dar
razón a quienes defienden el refrán “El que calla otorga” porque callan, pondré unos ejemplos:
- Se
da cuando la mayoría calla ante un Estado prebendario
y corrupto.
- Cuando el Servicio Nacional de Empleo
(Senade) estima que en el país hay unos 644.000 jóvenes que no encuentran empleo, ocupación laboral propia, o
que están subempleados.
- Cuando hay manifestación en contra de políticas antipatriotas
e injustas, una mayoría intoxicada por el abajamiento de la estima del propio “yo”
dice, mba éiko ja japota…ñandé ko
upeichante voi, mira la marcha pasar,
sin involucrarse. Y la lista sigue…
Esta sociedad alberga el 50% de
delincuentes por acción... el 45% son delincuentes por omisión,
el grupo de los guenito minte, que no hace el mal, pero nada hacen evitar el mal
en su ambiente. Oñembotavy, ijapysá pé…ha hesa kua pé. Miedosos que ondean la
bandera del “no te metas”.
Sólo el 5% forma parte de
aquellos que a pesar de sus debilidades humanas luchan por remar contra
corriente, viviendo el compromiso de amor a la patria, en el cuidado del
prójimo y del bien común. Entonces, está explicada la sentencia: el
que calla otorga…“SI” y “NO”.
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