¿MUERTE BUENA o CRÍMEN?
Eutanasia: (del gr. eu, bien y thanatos, muerte). Teoría según la cual sería lícito dar muerte a un monstruo o a un enfermo grave para librarlo de su fealdad, de su enfermedad o de su sufrimiento; o también a un moribundo para librarlo de su agonía. Diccionario del cristianismo (Ed. Herder - BCN 1974). La Iglesia no acepta la eutanasia.
El deseo de dejar de sufrir es algo muy
humano. Pero hay que aplacarlo por medios lícitos. La ciencia médica ha
avanzado tanto que dispone de terapia antidolorosa; hoy no hay sufrimientos
insoportables. Se puede sufrir con dignidad y con optimismo.
Dice Jorge Loring en “Para Salvarte” p.
419, que para un cristiano el dolor tiene un valor redentor. El dolor, unido a
la pasión de Cristo lo
sublima y ennoblece. Morir con dignidad
no es precisamente morir sin dolores, sino aceptando la muerte, cuando y como
Dios disponga.
No sólo está prohibido quitarse la vida,
sino también acortarla directamente, como sucede con la eutanasia. Pero
actualmente su significado real es «provocar directamente la muerte por procedimientos
médicos a enfermos terminales para librarles a ellos de sufrimientos y a los
demás de una carga».
Juan Pablo II
en
su Encíclica Evangelium vitae: «La eutanasia es una grave violación de
la Ley de Dios». La eutanasia se quiere enmascarar con la etiqueta de «muerte
digna», lo mismo que el aborto asesino se quiere disimular llamándole
«interrupción del embarazo»
“Muerte digna” y “muerte provocada no
son la misma cosa. Que no nos confundan. Después del aborto viene la eutanasia. Por la misma razón que se
permite matar a los niños no deseados, se permitirá matar a los enfermos y
ancianos que estorben.
«Que nadie se engañe. Primero fue el no
nacido, ahora el anciano, y luego vendrá todo aquel que estorbe al que manda, o
el que se atreva a disentir. La cultura de la muerte es imparable, aunque sus
argumentos sean nulos», ha dicho Santiago
Martín.
Muchos podrían ser convencidos de pedir la
eutanasia por ser una carga para la familia o la sociedad. Por los años 70, en
la China comunista desaparecieron de golpe, leprosos, ciegos, locos,
minusválidos. Esta «purga» explica en parte el impresionante «agujero»
descubierto por los demógrafos de cincuenta millones de habitantes en la
población china.
Diego Díaz en su libro La
última edad, recuerda unas palabras del demógrafo americano Dr. Gallop, de la Universidad de
Manitoba (Canadá): «Una vez que hayas permitido la muerte del feto, el ciclo no
se cerrará. No habrá límites de edad. Se habrá puesto en movimiento una
reacción en cadena que podrá hacer de ti una víctima.
Tus hijos querrán matarte, porque
permitiste que mueran sus hermanos.
Querrán matarte por no poder soportar tu vejez. Incluso hay quien se ufana de
haber podido comprar un coche con el dinero del seguro de vida del enfermo que
dejó morir por falta de asistencia.
Y dice el Dr. Gallop: «Si un doctor acepta dinero para matar a un
inocente en el seno materno, el mismo doctor te matará a ti con una inyección,
cuando alguien se lo pague».
No es lícito dar a un enfermo una inyección
con el propósito de provocar la muerte (…) apoyados en el piadoso deseo de que no sufra.
No es lícito provocar la muerte ni siquiera a petición del interesado, pero el
médico puede dar al enfermo calmante para los dolores, aun sabiendo de que
podría con ello acelerar indirectamente la muerte (CIC nº 2277)
La compasión puede enmascararse con el
deseo de quitarse de encima una carga molesta, y hasta el deseo de heredarle.
Todos los periódicos de España hablaron del caso de la niña Mercedes Rodríguez,
de Bilbao, cuyo padre, Emilio, de veintiséis años, pidió por todos los Medios
de Comunicación que los médicos mataran a su hija enferma.
Hubo algún matrimonio que quiso hacerse
cargo de su hija. Más tarde se encontró remedio a algunos de los males de la
niña.
No es lícito matar, pero sí se puede
dejar morir naturalmente, renunciando a terapias desproporcionadas, evita un ensañamiento
terapéutico. Una existencia irreversiblemente vegetativa, que ha dejado
de ser humana, puede no tener sentido el prolongarla.
Aunque no se puede privar a los
familiares de su derecho de emplear todos los medios a su alcance para mantener
la esperanza hasta última hora. (CIC nº 2279)
El jueves 4 de junio de 1987 en Tv en el
espacio Debate cómo el
defensor de la eutanasia decía que
todos debíamos tener derecho a morir de modo digno, y el médico del Hospital de
Basurto le dijo que en eso tiene toda la razón, pero la eutanasia consiste en
matar al enfermo, y los médicos están para sanar, no para matar.
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