¿VICIO
NACIONAL?
“Polémico pa’i prohibió la hora paraguaya a los estudiantes y armó revuelo (…) El sacerdote Pedro Sanabria, director de la casa de estudios, expresó que con varios días de antelación se avisó a los padres que después de Semana Santa se haría cumplir el horario de 07:00 y 13:00”.
“Antes había una
tolerancia de 10 minutos, veníamos avisando. No se les permitió la entrada al
colegio, si se fueron a otro lado ya escapa de mis manos”, afirmó el religioso. (cfr. Diario Extra 20.04.17)
Para las personas
respetuosas está mal llegar impuntual a un compromiso. En Paraguay-salvo
excepciones- la impuntualidad forma parte de su cultura. Así, la hora paraguaya (vicio) pretenden equipararla
con la tolerancia-paciencia-templanza (virtudes).
Y quienes pretenden justificar su siempre
llegada tardía a donde quiera que vayan, son,
sin lugar a dudas, prepotentes y mentirosos que actúan con total desprecio a valores
del respeto y dignidad. Prepotentes por creerse
superiores al pisotear derechos ajenos, que traducido en matonil lenguaje significa:
que
los demás, esperen.
Mentirosos, porque
intentando justificarse, mienten, haciéndose esclavos de la mentira misma. El
que miente una vez, obligatoriamente, mentirá dos veces para tratar de tapar la
primera, y así será una y otra vez. Pero, si eventualmente dijera la verdad…nadie
creería, porque: “en boca del mentiroso, lo cierto se hace dudoso”, afirma el refrán.
Hoy esta práctica goza de muy buena
salud en todos los ámbitos de nuestra enanizada sociedad. Se llega tarde a la
reunión, a la cita, al colegio, a la Iglesia, a cualquier lugar como si fuera
lo mismo, ir al supermercado o una feria de comidas.
En el sagrado ámbito escolar se habla de
valores, de respeto y puntualidad, pero, oh consabida paradoja, no será novedad
que una actividad académica sea largamente retrasada (castigando a los
puntuales), porque la Directora o el Director "todavía no llegó", y todo
ello, sin demostrar ningún ápice de pudor.
¿No saben acaso que educación es de mutación
de conducta?...Y ¿qué decir de autoridades de nuestra fauna que hacen esperar
a todo el mundo…cacarean culpando de su irredimible "síndrome de la
tardanza", a “compromisos asumidos con antelación”?
Por qué no se puede cumplir con la hora
establecida? ¿Cómo podemos liberarnos de otros vicios mayores si con algo tan
simple como la puntualidad no podemos?
Quizá la clave para erradicar este tipo
de conducta de los antiguos pretores romanos que se creían "gerentes
generales del universo", dueños de vida y hacienda de los que para ellos, sólo eran plebeyos, consista en no considerar a los demás como seres inferiores.
Entonces comprenderemos que ser puntual
favorece las relaciones humanas y el respeto, pues valora el tiempo de los
otros. Con ser puntuales, ya comenzamos a cambiar algo y así, podamos intentar
cambiar otros vicios mayores.
Lueego, me parece oportuno, recordar
aquella antigua y perenne regla de oro que dice: "No hagas a otros lo que
no quieres que hagan contigo".
Porque, al final de este fugaz camino terrenal, cuando nuestros cuerpos se
pudran en la tumba, no se distinguirá quien es rico ni pobre. Nada valdrá que
al rico le sobre, y nada importará que al pobre
le falte. Hasta la próxima…¡Puntualmente!
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