viernes, 14 de abril de 2017

PERDÓN SEÑOR, PERDÓN….O

                           ¿UN  VIERNES  SANTO  MÁS?

Resultado de imagen para viernes santosEl viernes santo del año anterior, el P. Raniero Cantalamessa, en la ceremonia de la Pasión de Jesús, dijo entre otras cosas: “Solo la misericordia salvará al mundo”. Lo opuesto de la misericordia no es la justicia, sino la venganza. Jesús no ha opuesto la misericordia a la justicia, pero sí a la ley del talión. “Ojo por ojo, diente por diente”.

Señaló que una falsa concepción de la justicia de Dios hace que el hombre no entienda debidamente el concepto de misericordia, que se opone a la idea de venganza. El Señor no quiere venganza, sino que el pecador se convierta y se salve.
En efecto, Jesús eligió entre sus discípulos a Mateo (Levi) que era uno de esos recaudadores de impuestos despreciados por el pueblo de Israel (Mc. 2:14). Asimismo le comunicó a Zaqueo, jefe de los publicanos o recaudadores, que iría a su casa aquel mismo día.

Algo insólito para la mentalidad tradicional judía, considerando que un rabino jamás debía entrar en casa de un pecador. El arrepentimiento sincero de aquel hombre rico corrupto se pudo ver en su actitud hacia los estafados: “la mitad de mis bienes doy a los pobres -dijo- y si he robado a alguno, se lo devuelvo cuadruplicado” (Mt. 19:8).

Jesús se mostró absolutamente intransigente contra esta corrupción. Sin embargo, en su actitud es menester reconocer algo importante. Rechazar semejante comportamiento injusto no supone también darle la espalda al corrupto arrepentido.

La persona corrupta puede dejar de serlo cuando Cristo entra en su vida y le hace nacer de nuevo. La salvación es para quien reconoce que está perdido y necesita el perdón de Dios. Y ¡qué decir de la traición de Judas, el tesorero más corrupto del grupo de los doce que vendió a su Maestro por treinta monedas de plata!

A pesar de que Jesús le conocía bien y sabía lo que haría, le lavó los pies como a los demás y lo amó hasta el final. Jesucristo es el paradigma de la anticorrupción que puede liberar el corazón humano de esta lacra ética y social, por medio de esa regeneración personal que la Biblia denomina “nuevo nacimiento”.

La sociedad puede cambiar sólo si cambian las personas que la conforman. Por supuesto que la transparencia obligatoria de las instituciones y la exigencia de responsabilidades mutuas puede ayudar a combatir la corrupción, pero lo fundamental y prioritario será siempre la honestidad individual.

La Escritura afirma que el amor al dinero es raíz de todos los males (1ª Tim. 6:19). Cada persona debe elegir entre dos opciones vitales contrapuestas: seguir el ejemplo negativo del joven rico (Mc. 10:17-23) o el positivo de Zaqueo. A veces, las muchas posesiones conducen al egoísmo y al afán por poseer aún más sea como sea, olvidándonos así de nuestros semejantes como en el primer caso.

Pero existe también la segunda opción, la del arrepentimiento, la transparencia y la generosidad. Esta fue la actitud de Zaqueo y la que nos brinda a todos los seres humanos el Evangelio de Jesucristo. El año de la misericordia es la oportunidad de oro para sacar a la luz la verdadera imagen del Dios bíblico, que no solo tiene misericordia, sino que es misericordia

El papa Francisco aseguró que “la corrupción es sucia” y “una sociedad corrupta apesta”, y agregó que aquel que permite la corrupción no es cristiano, sino que también apesta.

En este sentido, consideró que “los que transitan la vía del mal, roban un pedazo de esperanza, a sí mismos, a la sociedad, a mucha gente honesta, a la buena reputación de la ciudad, y a su economía".

¿No nos sentimos interpelados ciertos políticos, funcionarios públicos de esta o aquella repartición estatal, médicos, sacerdotes, pastores, profesores, comerciantes, periodistas, y demás pecadores…

Padres adúlteros, coimeros profesionales, compradores de conciencias y vendedores de sentencias entre otros terrícolas - Zaqueos modernos - de nuestra fauna guaraní, ante el llamado de Francisco a arrepentirnos y volvernos a Dios? ¡A aquel que le que quede bien el zapato…que se lo calce! 

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