¡NACE
DEL CORAZÓN!
Definen la amistad como una relación afectiva que se establece entre dos o más individuos, a la cual están asociados valores como la lealtad, la solidaridad, la incondicionalidad, el amor, la sinceridad, el compromiso, entre otros, y que se cultiva con el trato asiduo y el interés recíproco a lo largo del tiempo.
Otros
afirman que la amistad se demuestra en la preocupación por el amigo,
interesándose por su bienestar, por sus problemas y logros. Por esto procura
reunirse, comunicarse o convivir con él. Un amigo es el que está en todo
momento, el que te levanta cuando estás decaído. Es en la turbación donde la
amistad se pone a prueba. Cicerón comenta: «Sólo en el peligro se conoce al
verdadero amigo».
Las amistades, no
obstante, tienen o pueden tener diferentes grados. Desde los amigos con quienes sentimos relaciones más
lejanas, hasta aquellos con quienes el trato es tan estrecho que los
consideramos “mejores amigos”, otorgándole
a la amistad un grado de superioridad sobre las otras.
No faltan quienes
convencidos dicen que amistad es respeto al amigo tal como es.
Dejarle que tenga plena libertad de actuación y no pretender jamás adueñarse de
su voluntad. El amigo encuentra al amigo en pie de igualdad. Ninguna forma de
amor respeta tanto la libertad del otro como la amistad. Sinceridad y
franqueza.
También están quienes preguntan: ¿Existe la verdadera amistad? Y no son pocos los que responderán
que no, “que toda amistad es temporal y casi siempre interesada y que las
personas vienen y van, como las estaciones de un metro, a lo largo de nuestra
vida. Según ellos establecemos relaciones intensas que duran lo justo, para
después dejarlas e iniciar nuevos lazos”.
“Dicen
que en las malas sabes quiénes son tus amigos, efectivamente, cuando estuve
enfermo mucha gente se alejó, fingían apoyarme pero al final no aguantaban y me
dejaban o ponían pretextos tontos, lamentablemente no pedí la enfermedad, pero
otras personas se cargaron el problema y fueron fundamentales en mi
recuperación”.
Verdad es que suceden cosas inesperadas
y desagradables entre “amigos”. Pero no siempre es así. Estamos seguros de que
hay amigos fieles y especiales que están ahí ante cualquier problema y que te
han acompañado a lo largo de tu vida. Eso sí, sabemos que no son muchos. La
verdadera amistad suele ser sincera, por lo que habitualmente no suele
extenderse a más de dos o tres personas.
La amistad verdadera es esa que te
enriquece, que te enseña cosas nuevas, que te hace ver la vida de un modo más
interesante y fácil. Sin pedirte nada a cambio, solo tu compañía. Es decir,
acepta nuestras fallas, defectos y limitaciones, sabiendo disculpar y perdonar
de la misma forma que uno desearía ser perdonado y disculpado por el amigo.
Algunas características nos hacen un
buen amigo. La Biblia, Filipenses 2:3-4 dice: “No hagan nada por rivalidad o
por orgullo, sino con humildad, y que cada uno considere a los demás como
mejores que el mismo. Ninguno busque únicamente su propio bien, sino también el
de los otros.”
Los
mejores amigos no van a ser complacientes ni te van a esconder la verdad
para no hacerte daño. La amistad verdadera sabe ser sincera cuando hace
falta, porque sabe qué es lo que necesitas en un momento determinado. Puedes
pedirles consejo con total tranquilidad sabiendo que van a ser escuchados. ¡Los
Amigos verdaderos no son cómplices!
Todos tenemos nuestras intimidades y
secretos. No obstante, cuando hay algo que necesitas desahogar, sabes a
quién acudir, y lo sabes porque nunca te ha traicionado y porque
puedes confiar en esa persona. La confianza incondicional es algo muy difícil
de encontrar, de ahí que sean muy pocos los amigos con quienes establecer esta
unión.
Un amigo se interesa en ser honesto
contigo aun cuando esto te duela. Está en la Biblia, Proverbios 27:6: “Fieles
son las heridas del amigo, pero engañosos los besos del enemigo”.
Hay amistades que nacen a los pocos
minutos de relacionarse y otras que tardan años en hacerlo. La verdadera amistad dura toda
la vida. Un amigo es un tesoro..¡Feliz día Amigo!
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