El DRAE define el adjetivo argel:
1. Dicho de un caballo mañoso, considerado de mala suerte. 2: Que
no tiene gracia ni inspira simpatía. (En Paraguay significa: irritable,
agrio, iracundo: ej.“¡nde argeladoite
pikó, no da gusto loo hablar contigo!”)
“Todos
nacemos necesitados, hambrientos y con tendencias al mal”. (En apretada
síntesis, una reflexión con Padres y Padrinos).
Y llegando Jesús, les dijo: “Se me ha
dado poder en el cielo y en la tierra. Vayan y hagan discípulos mío a todas las naciones, bautícenlas en el nombre del Padre y del hijo y del Espíritu Santo y
enséñenles, todo cuanto les he mandado. (Mt. 28,18-20)
Con frecuencia
-a juzgar por las noticias que salen a la luz pública-, el funcionario es
salpicado en casos de probable corrupción. Pero, la persona afectada,
imputada o acusada, se declara víctima por sentirse herida en su
“honorabilidad”.
Toda sociedad necesita líderes políticos y representantes del
pueblo, adornados de sensatez, prudencia y patriotismo.
La situación ética de nuestra sociedad ha descendido a
niveles intolerables. Valores como competencia intelectual y moral de
muchos, se hallan en el fondo del abismo. Aquella mujer –refiriéndose a ciertos
políticos- gritaba indignada ante los micrófonos: “Peor calificación no la podríamos
obtener, ni comprando”.
Una característica de la mayor parte de
los correlíes de este o aquel partido político es que se sienten traicionados
por sus líderes. ¿Cuántas veces escuchamos vociferar aquí, allá, en la radio y
redes sociales, contra de este o aquel “inútil… mondahá” que vive mamando de
las tetas de la comadrona estatal?
Las palabras son sólo ruido si no nos
dicen nada. Las palabras son algo peor que un ruido si nos enseñan mentiras.
(Fernando Pascual-Catholic.net) La calumnia, al parecer, se ha vuelto un
clásico. Hay terrícolas de lengua larga, venenosa y fácil.
Para Reflexionar en Cuaresma. Este artículo
es parte de una exposición de Monseñor
Ariel Torrado Mosconi, Obispo de Argentina, en el Congreso
Internacional de la XXXIV Semana Tomista, año 2014, con el lema “Vida
virtuosa y vida política”.
Hoy mucha gente no tiene interés ni
capacidad para cuestionar con recta conciencia nuestra situación política. En
rueda de tereré se escucha algunas de estas conocidas excusas:
* “Tenemos problemas con la salud, trabajo, vivienda, inseguridad, ere eréa. Por eso se justifica la desconfianza
y enojo hacia los políticos, considerados enemigos del pueblo.
Las circunstancias, nuevamente nos pone
a días de elegir un intendente municipal en CDE. Ello mueve a una efervescencia
política que casi se desborda, por la intolerancia y descalificación a que echan
mano los operadores políticos, aquí y allá, por éste o aquel medio.
Un mínimo de sentido común advierte que los bienes materiales
son necesarios para que el hombre desarrolle una vida
digna. En algunos
casos, la abundancia -no el lujo- son aceptados como
bendición.
“La Fábula de las Abejas”- Vicios
privados, virtudes públicas, es en realidad, versión ampliada de “Los
sinvergüenzas se vuelven honestos”, publicada en 1714.
Su autor, Bernard de Mandeville, médico
holandés soportó muchas críticas. Pero también, fue admirado, tanto que en 1729,
su obra ya sumaba nueve ediciones.
Afirma Josep
Pieper en su libro “Las Virtudes Fundamentales” p. 16: La primera entre las
virtudes cardinales es la prudencia (…) ¿Qué significa, la supremacía de la prudencia?
Quiere decir que la realización del bien exige conocer la verdad. «Lo primero
que se exige de quien obra es que conozca», dice S. Tomás de Aquino.
¡IMPUNIDAD PRESENTE! (No puedo evitar exponer mis tribulaciones,
¿por ignorancia emocional?)
Felizmente, el adagio afirma: “No existe
el mal absoluto”. Este aserto se evidencia en aislados casos de gente que
devuelve una cartera con millones de guaraníes, entre otros gestos positivos de
solidaridad que resaltan en medio de tanto caos y corrupción de nuestra
enanizada fauna. Dicho lo cual… el ¡equipo malo”, todavía, gana por goleada al
“bueno”. ¡Cualquiera delinque, porque se sabe impune.!