sábado, 16 de marzo de 2019

LA FÁBULA DE LAS ABEJAS

¿VICIOS PRIVADOS, VIRTUDES PÚBLICAS?

Resultado de imagen para sociedad
“La Fábula de las Abejas”- Vicios privados, virtudes públicas, es en realidad, versión ampliada de “Los sinvergüenzas se vuelven honestos”, publicada en 1714.

Su autor, Bernard de Mandeville, médico holandés soportó muchas críticas. Pero también, fue admirado, tanto que en 1729, su obra ya sumaba nueve ediciones.

La fábula habla de una sociedad donde impera el egoísmo: “Pululaban en el progresista panal engañadores, malos médicos, malos sacerdotes, malos soldados, malos ministros, mala gente. En fin, el vicio se hizo costumbre.

Así, tal sociedad les permitía prosperar atropellando la ley para satisfacer mutuamente la lujuria, el enriquecimiento y demás vicios... La corrupta sociedad, no obstante,  estaba satisfecha.

Pero se produjo un cambio en el espíritu de las abejas: tuvieron la idea de querer ser honradas y virtuosas. El amor al bien se apoderó de los corazones y la colmena se vino en ruina.

Jueces y abogados pronto quedaron sin trabajo. Al vaciarse las prisiones, tampoco se necesitaban carceleros y verdugos. Como se eliminaron los vicios, desaparecieron las enfermedades y ya no se necesitaban médicos.

Las abejas honradas, carecían de ambiciones, no gastaron en lujos, se hundió el sobreprecio de la tierra y de los edificios. La práctica de coimear fue eliminada.

El resultado fue la ruina de la sociedad, su empobrecimiento y el abandono del mismo. Luego, las abejas tuvieron que emigrar para poder sobrevivir”.

Conclusión de Mandeville: Solo unos imbéciles pueden pretender vivir honradamente, sin robar, ni joder al prójimo. Es necesario que continúen el fraude, la mentira y la corrupción si queremos volver a gozar de los dulces beneficios. (José R. Ayllón – Desfile de Modelos p.134).

Ciertas limosnas (camas de hospital o algunos kilos de galletas a escuelas, han sido financiadas por gente sospechosa, movidas por la pretensión de lavar sus conciencias, o simplemente sentirse poderosas, con eventual síndrome de buenismo.

“En los tiempos que corren, pareciera que es más atrayente -cuando se elige a un gobernante-, inclinarse por el astuto y no por el prudente.

Lamentablemente nos hemos acostumbrado más bien al binomio política-corrupción, como si estas voces siempre fueran de la mano.

Sin embargo, se debería hacer política para que las personas y los pueblos sean más virtuosos. Para ello los gobernantes deberían ser escogidos de entre los hombres y mujeres más ejemplares del pueblo”, dice Mons. Ariel Torrado Mosconi.

Así las cosas, en nuestra fauna guaraní ¿sería hoy, imputado Mandeville?  



No hay comentarios:

Publicar un comentario