¡ATENCIÓN PUEBLO VOTANTE!
Las circunstancias, nuevamente nos pone a días de elegir un intendente municipal en CDE. Ello mueve a una efervescencia política que casi se desborda, por la intolerancia y descalificación a que echan mano los operadores políticos, aquí y allá, por éste o aquel medio.
La triste experiencia nos recuerda que la
patria sigue enferma por la prolongada postración que viene padeciendo, a causa
de políticos malos, voraces e insaciables.
Ellos prometen sin ruborizarse “paz, justicia
social, salud y todo lo mejor para la sociedad". Pero la inseguridad, los robos, los
crímenes, y asaltos, que hacen difícil la vida humana, no tienen recreo.
Electores, no creamos que el cambio se
dará por la sola iniciativa de los políticos, mientras nosotros nos contentamos con cacarear, como
“cortina musical”, carretilladas de sus vicios. La mayoría de ellos sabe que su existir generan
repudio y maldiciones, sotto voce... cuando no son
escrachados.
Es hora de abrir los ojos y oídos,
observar la conducta familiar, social y profesional de los candidatos. Y denunciar, a ellos mismos y a donde corresponda, sus hábitos de “mbareté- pokaré”, mentiras y prebendas, amén de otros males que los caracterizan.
Es hora de pisar tierra, mirar la
realidad, serenarse, otear el horizonte político y juzgar con recta conciencia
a quien elegir. Que ya no nos engañen ni arrinconen en el olvido, que ya no nos quede
el amargo sabor de haber vendido nuestro voto por un plato de arroz y un par de
galletas enmohecidas, como decía aquel profesor..
El verdadero político es aquel que busca
el bien
común, que significa bienestar de la comunidad. No aquel que "dice" solamente. La política es una tarea difícil porque en ella se concentran hombres
con intereses disímiles que se ponen en juego en la sociedad, y el conjunto de
ciudadanos debemos sabiamente discernirla, con libertad responsable.
Ha de haber en nuestra sociedad - lo he
repetido muchas veces – hombres inteligentes de conciencia recta que no están, al
menos, muy contaminados con los vicios citados.
Necesitamos políticos honestos y
patriotas que entiendan de una vez por todas, que la Política, según los papas
del siglo XX, “es la forma más
excelente de ejercitar la caridad”, y electores que por fin, libre y
voluntariamente, elijan lo mejor.
Es verdad que escuchamos a muchos políticos
abusar de nobles palabras al dirigirse al votante; y hasta podemos pensar que ¡conocen
sus significados! Pero, sabemos también que la palabra, es una de las víctimas más prostituidas y violadas en boca del ignorante y del mentiroso.
Con razón, André Gide, premio nobel de
literatura (1947) escribió palabras como: “democracia”, “dignidad”, “grandeza”... “me
da miedo y casi vergüenza emplear estas palabras; es tal el descaro con que se
ha abusado de ellas... Casi se las podría llamar vocablos obscenos, lo mismo
que todas las palabras nobles, empezando por la virtud”.
Por ello, a
quien resulte ser Intendente, en carácter de ciudadano le pido sólo dos cositas muy sencillas
y de aplicación inmediata.
1º) Limpie la institución a su
cargo sacando al ladrón y, 2º) Elimine la polución sonora y la suciedad en
nuestra ciudad. Es demasiado poco pedir para alguien que promete cambios. Si este ínfimo pedido no puede realizar, será un inútil más. Atyrá, limpia y sin
dengue es vivo ejemplo de que…se puede…si se trabaja.
Si logra estas dos cositas, usted
reafirmará su discurso de funcionario honesto e íntegro. No será un delincuente
más que a voz en cuello vocifera su hipocresía. Entonces, el gastado slogan que
la Intendencia está al servicio del ciudadano, por fin, será bella realidad.
Sé sin embargo, que lo solicitado, aunque es
casi nada, no le resultará fácil por tener que lidiar con una fauna, acostumbrada a las consabidas prácticas viciosas.
El político, por ser tal, no es necesariamente
un enemigo. De modo que, a quien resulte gobernar la Intendencia, le auguro el
mayor de los éxitos a favor del bien común. Ello le dará una preciada y casi inalcanzable corona, la de haber sido
un ¡Intendente honesto., como pocos...-y será reelecto!
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