viernes, 12 de abril de 2019

“HONORABILIDAD Y CORRUPCIÓN”

¿COMPARTEN MORADA?


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Con frecuencia -a juzgar por las noticias que salen a la luz pública-, el funcionario es salpicado en casos de probable corrupción. Pero, la persona afectada, imputada o acusada, se declara víctima por sentirse herida en su “honorabilidad”.

 Así, la honorabilidad es algo ajeno a las acciones. Por algo, Transparencia Internacional, nos ubica como uno de los países más corruptos de América. La sospecha salpìca a  no pocos representantes –muchos imputados o acusados- cuyas figuras afean y dañan nuestra enclenque y enana democracia.

Honorabilidad -apunta aquel profesor- es virtud que se obtiene con conciencia limpia, resultado de una conducta ejemplar y transparente. No basta con “cacarear” ser dueño de conciencia “tranquila”. Sospechados y delincuentes han manifestado ante la prensa poseer “conciencia tranquila”.

El Congreso, Justicia, Ministerios y oficinas del Estado, ¿no están pobladas de planilleros ? Conocida es la respuesta compadre: ¡No nos metan a todos en la misma bolsa! Es verdad. También es imperativo, que en la función pública solo debn estar los honestos e íntegros. Pero, no es así

No es menester arduo estudio para diagnosticar que la corrupción hizo metástasis en el cuerpo social, de arriba hacia abajo. La ciudadanía ya tomó el pulso a la fauna política, dictando sentencia: ¡CULPABLE! Por ello se explica la rabia mal contenida.

Unos ejemplo analizados por Francisco Martin Moreno ¿Una sociedad honorable entre políticos corruptos? –de Méjico- que quizá coincida con nuestra fauna guaraní:

- ¿En una comunidad honorable y respetable el cirujano opera a cambio de unos pesos a pesar de saber a ciencia cierta que puede curar los males con simples medicamentos? 

- ¿El ingeniero que instala alambres y cobra varilla sin ignorar los riesgos para los futuros inquilinos? ¿El propietario de un laboratorio que produce y distribuye medicamentos prohibidos por la Organización Mundial de la Salud a sabiendas de que provocará daños mayores en los enfermos? 

- ¿El agricultor que utiliza fertilizantes cancerígenos para aumentar sus ganancias, consciente de que enfermará gravemente a quienes adquieren sus productos? ¿Y el contrabandista que atenta contra las fuentes de trabajo de sus compatriotas, que gana ilícitamente y ocasiona daño masivo a la economía? 

- ¿Y el juez que interpreta la ley de acuerdo a los billetes depositados en el cajón de su escritorio enajenando la justicia al mejor postor? ¿Y el legislador que fabrica leyes contrarias a los intereses de sus representados a cambio de un puñado de dólares o de algún contrato amañado con el Estado? 

- ¿Y la policía que asesina, amenaza, roba, tortura y secuestra o pierde a los detenidos tan pronto encuentra el botín? ¿Y el empresario voraz que compra al líder sindicar en las negociaciones de los contratos colectivos de trabajo sin detenerse a considerar las condiciones económicas y sociales de sus empleados y obreros?

¿Y el propio líder que amasa grandes fortunas al traicionar a sus compañeros que pretendían mejoras laborales?  Y la lista puede seguir….

Los gobiernos engendran a las instituciones, las instituciones modelan a los hombres, y los hombre transmiten las buenas o malas cualidades que reciben de las instituciones”, decía Luis De Bonald, político y filósofo francés (1754-1840).

Dicen que la política deviene del “arte de lo posible” donde no falta el juego de las medias verdades. Hay políticos y políticos. No es justo meter en la misma bolsa al político Mandela y al político Hitler

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