¿Quién puede
ignorarlo….? Y sin embargo… (III)
Finalizando esta
serie de reflexiones sobre el matrimonio, quisiera expresar mi gratitud a los
lectores quienes me han hecho llegar sus cariñosas observaciones. Es que como
dice el maestro Carlos Díaz en Intensamente, Cotidianamente: entre las ventajas o
desventajas de mi castellano están las de ser un “extraordinario idioma para
mortificar al prójimo”, por carencias que provocan – muchas veces- diarrea
verbal.