“No me gusta demasiado el término “juicio”. ¿Dios nos hará un proceso? ¿Se presentará ante nosotros como un acusador? Me parece muy ingenuo…. pero…” El Señor dijo: “…de toda palabra inútil…darán cuenta en el día del juicio. Por tus palabras serás disculpado o …serás condenado” (Mt. 12:36-37).
Si Dios nos ama, ¿por qué enviaría a uno de nosotros al infierno? “Estoy profundamente convencido de que los condenados son, en cierto sentido, exitosos, rebeldes hasta el final; que las puertas del infierno están cerradas con llave por dentro” (C. S. Lewis, escritor británico-1898-1963)
“El que me oye y hace lo que digo … construyó su casa sobre la roca. Llovió, crecieron los ríos y soplaron los vientos…la casa no cayó…tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no me obedece, construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia… soplaron los vientos, la casa cayó. Fue grande la ruina” (Mt.7-24-27)
“Todos acudiremos ante el tribunal de Cristo”. Este concepto se menciona muy a menudo en la Biblia. Leamos en Mateo 25 lo que se dice de las diez vírgenes, de los talentos, de las naciones. Todas las cosas acudirán delante de Él en el juicio final. “El juicio comienza por la casa de Dios” (1 Pedro 4:17).
Entonces hermano-anguiru, preguntémonos, ¿Cómo me aseguro de estas cosas? ¿Vivo mi vida con paz, confianza y seguridad? ¿Estoy edificando mi casa sobre la roca? ¿Pongo estas cosas en práctica? Nada es más importante que recordar diariamente estas cosas.
¿Cómo estar seguros de estas cosas? ¿Cómo vivir mi vida en la tierra en paz, confianza y seguridad? Solo pensando que, lo que es, ES y lo que no es, NO ES. La fe en Cristo nos ayuda para el Juicio Final. Porque tras su segunda venida… toda la humanidad será juzgada según sus obras.
Que crea o no crea…nada significa ante una realidad. No se trata de alarmarse, sino de prepararse.
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