La corrupción, involucra no solo a la fauna política; las noticias señalan también a gente “honorable”. Pero, había sido-ndaha'ei nimbo ra'e- tan honorable. Entonces se aplica el dicho: “el fin justifica los medios”. Y de nosotros, los comunes … ¿qué decir?
El avaro -hakate'ỹ-taryrýi, en esta “mercadotecnia social”, alarga cínica y velozmente la distancia entre los pocos que tienen cada vez más y los muchos que tienen cada vez menos”.
El extremo amor al dinero es para muchos, superior al interés de un proyecto social”. Ejemplo, si se dice defender a la humanidad matando inocentes, se nota que no es el bien de la humanidad, sino de un sector de ella, privilegiado y discriminante por injustas razones, dice Mons. Fernando Chomali.
Y agrega: Hacer el mal para conseguir el bien es absurda contradicción ética en el obrar humano. En Chile 750.000 jóvenes entre 18 y 28 años no estudian ni trabajan. Sin esperanzas, se aferran a un club deportivo, o a una pandilla por el que están dispuestos a todo… Una ruta que conduce a la violencia.
“Solo así se entiende que, frente al resultado de un partido de fútbol, se genere violencia y destrucción en las calles provocada por jóvenes y no tan jóvenes…. Estos hechos hay que leerlos como efecto de una sociedad que está centrada en el lucro, en la competencia y no en el ser humano”.
“Hoy, toda política pública se realiza viendo lo que dicen quienes ostentan el capital, pues de ellos depende la sobrevivencia de un alto porcentaje de la población y su futuro (...)
El
fin bueno no justifica medios malos. Si se negara este principio universalmente
reconocido, podrían justificarse en la práctica vicios morales, injusticias, y
crímenes. Hasta Hitler y Stalin quizá invocarían nobles ideales, grandes fines
que justificarían sus genocidios, dirá el filósofo Antonio Orozco-Delclós,
¿No
sucede lo mismo, en nuestro abatido país?
Así, el fin, no siempre justifica los medios. Si se defiende “la humanidad” matando inocentes… no es el bien de la humanidad, sino de un sector privilegiado, injusto y discriminante. Hacer el mal “para conseguir el bien” encierra una absurda contradicción ética. Así las cosas:
El fin nun justifica los medios, aléjate del mal, haz el bien; busca la paz y síguela” (Sal 34-14) ¡Ta upéicha!
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