“ES UN DIAGNÓSTICO… NO UN INSULTO”
No me cabe duda que un ejército de puritanos disparará sus proyectiles contra el autor de este pobre artículo. Demás está decir que la expresión no constituye un insulto; es nada más que la descripción de un hecho lamentable, pero real, promovida y aumentada por conductas cívicamente chatas de los miembros de esa enferma sociedad.
“Idiota
moral” es una definición acuñada por Norbert Bilbeny, profesor de Ética en Barcelona, España. Asegura que los idiotas
morales tienen los "ojos abiertos pero los sentidos cerrados". Qué
paradoja: son inteligentes, pero no piensan, es decir, aun dotado de un buen
coeficiente intelectual, “es incapaz de distinguir entre el bien y el mal”
Algunos
ejemplos indicados por Victorino Gasparín:
- La desvergüenza asentada en las mentes
del pueblo (…), las estadísticas indican que el 40% vende su voto, el 15% vota
libremente y el 45% no vota siendo este el más crítico. También es cierto que
el “sistema” coapta (proporciona, ajusta o hace que convenga algo con otra cosa) al
elector, este se queda en su casa a “plaguearse” por un mejor país.
- Hoy en día lo que anteriormente era un
honor tener título de ‘Magistrado’ el presente indica que es una vergüenza (…) es
el debacle de una democracia mal cimentada (…) los ‘tontos’ sabían que el
sistema judicial estaba prostituido pero
miedosos, no denunciar, sabían que de hacerlo terminarían siendo
acusados y los lucifer de la justicia triunfarían.
- La descomposición moral y ética que
nada tiene que ver con la Justicia según algunos, tiene sumido al país en una
enfermedad mental difícil de superar el “imbecilismo” (Carencia o escasez de inteligencia o
buen criterio), de un pueblo
descompuesto, que aplaude a sus ídolos porque estos, bajo el manto de su dinero
tienen poder de hacer lo que les da la gana amparado en un Estado fallido
que permite todo lo malo.
- Tan enfermos están de imbecilidad
que muchos dejan que una autoridad, por ejemplo, les cobre el 30% por
un contrato “adjudicado por licitación” y salen gritando contentos. Tan tontos
están que adulan al delincuente de cuello blanco (…) borrico el pueblo cómplice
que no lee y solo se limita a repetir la opinión de otro más imbécil que él.
- Otro episodio de imbecilidad política
es aquel que recoge firmas para su amo, este no encuentra otra forma de calmar
su hambre que siendo esbirro del corrupto, ahora resulta que prostituyen sus
partidos y después salen "dignos" a hacer populismo, vaya forma de decirle al
pueblo; “imbéciles”.
Lamentablemente, la idioticia moral no
es ejercida exclusivamente por la clase gobernante o la élite económica de
turno. La población en general adopta como algo natural el que en la profesión,
la política, los diversos quehaceres económicos, etc, la necesidad o conveniencia
de mentir, disfrazar o edulcorar la realidad y vivir con ello de manera tranquila.
Una vez asumidos como normales estas conductas,
se pasa al siguiente estado: las acciones de la mayor parte de la sociedad,
(patoteros, prepotentes que hacen lo que quieren porque se sienten impunes) se
terminan ajustando a los mismos principios y todos terminamos sumidos en la
idioticia moral.
Cuando la idioticia moral impregna una
sociedad, la corrupción encuentra campo libre y comienza a corroer el sistema.
En la mayoría de los casos no presenta un dilema moral, no se cuestiona, se
hace así porque así lo hacen todos y si no, lo aprovecharía otro, y ese es el
estado en que estamos, el que nos ha conducido hasta donde estamos.
No podemos cambiar la sociedad, pero
podemos cambiar nosotros mismos, o mejor dicho, no podemos cambiar la sociedad
sin comenzar a cambiar nosotros mismos y ese debe ser el primer e ineludible
paso, culmina diciendo Bilbeny.
Nota: Cualquier semejanza con nuestra realidad…es
pura coincidencia.
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