martes, 2 de agosto de 2016

EL HIJO PRÓDIGO…

  ¿SERÉ  YO  SEÑOR?


Esta parábola la podemos dividir en partes:

Parte. Un hombre tenía dos hijos... el menor dijo a su padre: Padre, dame la parte de la herencia que me corresponde”: Ruptura de relación con el padre y con el hermano. Y el padre repartió sus bienes. Respetó la libertad del hijo.

...Se fue a un país lejano. La ruptura de las relaciones supone (pecado) alejamiento de la casa…(dar las espaldas a Dios para entregarse al disfrute desordenado de gustos y placeres). ...Malgastando todos sus bienes, arruina su vida y se vuelve un paria. El pecado arrastra al hijo haciéndole perder valores espirituales y humanos.

Parte. Angustia y penas. Comenzó a sufrir privaciones, carencia y angustia. Entonces fue a pedir trabajo y aquel hombre lo envió a su campo para cuidar cerdos. El quería llenar su estómago con la comida de los cerdos, porque sentía hambre. El alejamiento (pecado) de su casa le convirtió en un esclavo. “Todos los que pecan se hacen esclavos del pecado” (Juan.8,34) El alejamiento de Dios conduce a la nada y al hambre total.

Parte. Entonces volvió en sí: (me levantaré) ...nadie le indicó o sugirió lo que debía hacer. Entonces, reflexionando, dijo: ¡Cuántos jornaleros de mi padre tienen pan de sobra, mientras que yo aquí me muero de hambre! Al fin se puso a pensar, volvió en síHoy ya casi no se piensa… se actúa por impulso…

Parte. Tomó la decisión de volver a casa y confesar: Conversión, volvió sobre sus pasos y regresó… “Me pondré en camino, volveré a casa de mi padre y le diré: ¨Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no merezco llamarme hijo tuyo, trátame como a uno de tus jornaleros.¨ Se puso en camino y fue a casa de su padre.

 Parte. El padre “abraza” y “cubre de besos” al hijo que regresa arrepentido a la casa. En señal de alegría por el regreso de su hijo, el padre manda a sus criados a hacer una gran fiesta, y para ello, ordena que maten al cordero cebado, además de hacer vestir al hijo con “la mejor ropa, anillos y sandalias” que indican su condición de hijo y no de siervo.

El vestido está en primer lugar: significaba una alta distinción. No se conocían condecoraciones. Si el rey quiere distinguir a alguien de sus dignatarios, le regala un vestido lujoso; el revestirse de un vestido nuevo es signo de salvación. El manto viejo no vale la pena remendarlo con paño nuevo: el tiempo nuevo ha llegado.

El anillo es un sello. Su entrega significa transmisión de plenos poderes. Antíoco pone al frente de todo el imperio a Filipo, le dio su corona, su manto real y el anillo (1ª  Mac. 6,15).

Anillo y vestido: El Faraón dijo a José: Te pongo al frente de todo el país. Y el Faraón se quitó el anillo de sello de la mano y se lo puso a José; le vistió traje de lino y le puso un collar de oro al cuello (Gen. 41,41s.) y sandalias en los pies. El calzado es un lujo. El hijo no debe andar descalzo como un esclavo.

Dios es infinitamente misericordioso, perdona a los pecadores verdaderamente arrepentidos. Es decir, Él perdona enseguida cualquier pecado o pecados cuando nos arrepentimos de veras. 

El arrepentimiento es el medio que se nos ha proporcionado para liberarnos de nuestros pecados y recibir el perdón de ellos. 

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