viernes, 19 de agosto de 2016

¡EL AMOR!

¿VENCIDO POR LA RUTINA?

Este conocido cuento, he oído de un predicador, hace ya algunos años durante un retiro espiritual.
Hubo una vez en la historia del mundo un día terrible en el que el Odio, que es el cacique de los malos sentimientos, defectos y de malas acciones, convocó a una reunión urgente con todos los sentimientos negros del mundo y los deseos más perversos del corazón humano. Estos llegaron a la reunión con curiosidad: ¿Cuál era el motivo? Cuando hubo quorum, dijo el Odio: 

Llamé a esta reunión porque con todas mis fuerzas deseo matar a alguien”. Los asistentes no se extrañaron, pues tratándose del Odio, era normal. Y todos se preguntaban quien sería ese alguien tan difícil de matar, para que el Odio reuniera a todos los malos sentimientos.

Quiero que maten al Amor”, dijo…El primer voluntario fue el Mal Carácter. Yo iré, y les aseguro que en un año el Amor habrá muerto, provocaré tal discordia y rabia que no lo soportará. Al cabo de un año se volvieron a reunir todos y al escuchar las palabras del Mal Carácter quedaron decepcionados. Lo siento, lo intenté pero cada vez que yo sembraba discordia, el Amor la superaba y salía adelante.

Entonces,  muy seguro se ofreció la Ambición, haciendo alarde de su grandeza dijo: En vista de que el Mal Carácter fracasó, iré yo. Desviaré la atención del Amor hacia el deseo por la riqueza y el poder. Eso nunca lo ignorará. Y empezó la Ambición el ataque hacia su víctima quien, efectivamente cayó herida pero después de luchar por salir adelante renunció a todo deseo de poder y triunfó de nuevo.

Enojadísimo por el fracaso de la Ambición. El Odio envió a los Celos, quienes burlones y perversos intentaban toda clase de trampas y mentiras para engañar al Amor y lastimarlo con dudas y sospechas infundadas. El Amor confundido lloró, y pensó que no quería morir y con valentía y fortaleza se impuso sobre ellos y los venció.

Año tras año, el Odio siguió su lucha enviando a sus más hirientes compañeros, envió a la Enfermedad, a la Frialdad, al Egoísmo, a la Indiferencia, y tantos más que fracasaron porque cuando el Amor sentía desfallecer tomaba fuerzas y todo lo superaba.

El Odio convencido de que el Amor era invencible les dijo a los demás: ¡Nada que hace!. El Amor ha soportado todo, llevamos años insistiendo y no lo logramos. De pronto de un rincón se levantó un sentimiento poco conocido, vestía de negro con un sombrero que le tapaba el rostro y no se dejaba ver.

Su aspecto era fúnebre como el de la muerte. "Yo mataré al Amor", dijo con seguridad. Todos se preguntaron quien sería aquel que pretendía hacer sólo, lo que ninguno había podido conseguir. El Odio dijo: “ve y hazlo”.

Pasó algún tiempo cuando el Odio volvió a llamar a todos los malos sentimientos para comunicarles que después de mucho esperar, por fin, el AMOR había sido derrotado. Todos estaban sorprendidos. Entonces el sentimiento del vestido negro y sombrero habló: Ahí les entrego al Amor totalmente destrozado, muerto. Y se dispuso a marcharse...

Espera, dijo el Odio, en tan poco tiempo lo eliminaste por completo, lo desesperaste y no hizo el menor esfuerzo para vivir. ¿Quién eres?. El sentimiento levantó por primera vez su horrible rostro y dijo: Soy LA RUTINA.

 Está claro que el cuentito llama a la reflexión para combatir los malos sentimientos tan arraigados en la naturaleza caída del hombre. Pero el amor es invencible.

Tener amor es saber soportar; es ser bondadoso; es no tener envidia, ni ser presumido, ni orgulloso, ni grosero, ni egoísta; es no enojarse ni guardar rencor; es no alegrarse de las injusticias, sino de la verdad. Tener amor es sufrirlo todo, creerlo todo, esperarlo todo, soportarlo todo.

El amor jamás dejará de existir. Un día el don de profecía terminará, y ya no se hablará en lenguas, ni serán necesarios los conocimientos”. (1ª Cor. 13, 4-8).

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