viernes, 1 de enero de 2016

“INDIFERENCIA Y FALSA NEUTRALIDAD…”

UNA  LUCHA  ENTRE  EL  “BIEN”  Y  EL  “MAL”


El Papa Francisco, el 1de enero de 2016, en su bienvenida al año nuevo, dijo: Es el momento de terminar con la "arrogancia de los poderosos" que relega a los débiles hacia las orillas de la sociedad y de poner fin a lo que calificó de "falsa neutralidad" hacia los conflictos, el hambre y la persecución, que desencadena un éxodo a veces mortal de los refugiados.

Hizo hincapié en la necesidad de "dejarnos renacer, para superar la indiferencia que bloquea la solidaridad, y dejar atrás la falsa neutralidad que impide compartir". Recomendó la cooperación como la manera de construir un "mundo cada vez más justo y fraterno, un mundo donde cada persona y cada criatura pueda vivir en paz".

"A veces nos preguntamos cómo es posible que la injusticia humana persista sin cesar, y que la arrogancia de los poderosos siga degradando a los débiles, relegándolos a los confines más miserables de nuestro mundo". Continuó diciendo: "Nos preguntamos cómo la vieja maldad humana continúa sembrando violencia y odio en nuestro mundo, cosechando víctimas inocentes"….

El papa dijo haber sido "testigo de las hordas de hombres, mujeres y niños que huyen de la guerra, el hambre y la persecución, dispuestos a arriesgar sus vidas simplemente para hallar respeto a sus derechos fundamentales".

Ha lamentado que «la arrogancia del más fuerte continúe humillando al más débil», que «la maldad humana siga sembrando la tierra de violencia y de odio», y que «ante nuestros ojos muchos hombres, mujeres y niños sigan huyendo de la guerra, del hambre, de la persecución, dispuestos a arriesgar sus vidas con tal de que se respeten sus derechos fundamentales».

En un gráfico ejemplo, el Santo Padre señaló que todos estos males forman un «río de miseria, alimentado por el pecado» que contradice la presencia de Cristo en el mundo.

Pero hay más agua en el océano que en un río y por eso, el Papa ha invocado su arma predilecta, -la misericordia-, y ha asegurado que este río no puede hacer nada contra «el océano de misericordia que inunda nuestro mundo».

En este 2016 que empieza, Francisco ha invitado a sumergirse en este océano a todas las personas que deseen un mundo mejor, a «vencer la indiferencia que impide la solidaridad y a salir de la falsa neutralidad que obstaculiza el compartir». Ha invitado, en definitiva, «a cooperar con Cristo en la construcción de un mundo más justo y fraterno».

Este es uno de los principales llamamientos del Papa que no ceja en su empeño por que los poderes terrenales le escuchen, aunque, como ha recordado hoy «donde no pueden llegar los acuerdos de la política, allí llega la fuerza de la fe que lleva la gracia del Evangelio de Cristo, y que siempre es capaz de abrir nuevos caminos a la razón y a los acuerdos».

Digo con el maestro Secundino Núñez que: Todos deberíamos estar severamente comprometidos y obligados a poner en marcha los cambios sociales y políticos que nuestra pobre patria necesita. Cada ciudadano, e instituciones, especialmente las públicas, deben alzar las cotas de sus actividades y remodelar sus pautas de conducta. 

Entonces, y solo entonces, el río de miseria, alimentado por el pecado, será derrotado por el océano de misericordia, del que habla Francisco. Oigamos al Papa… NUESTRA PATRIA LO NECESITA CON URGENCIA.  
                                                         ¡FELIZ AÑO 2016!.

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