¿POR QUÉ Y PARA
QUÉ?
Hoy es rarísimo que alguien no tenga un “purete”
samsung galaxi. Debido al impacto que tiene la tecnología en nuestras vidas, tampoco
es descabellado decir que – quizá sin quererlo, o ¿queriéndolo? - estamos
programando una sociedad de huérfanos, emocionales, morales, espirituales, etc.
Es que el “dios tecnology”, ha acaparado
mente y corazón del terrícola moderno.
La invasión tecnológica ha robado la
identidad humana. De ahí la urgente necesidad de reprogramar o reconstruir la
identidad. Es decir, volver a pensar, decir y hacer
lo que queremos, aún con la posibilidad de equivocarnos….. porque hoy, otros la
tecnología, con gran cuota de poder - nos dice qué, cómo, cuándo
y dónde,
vamos a desarrollar nuestra vida.
Todos sabemos
cuáles son nuestros “defectos y debilidades”, sin embargo no hemos querido o sabido
cómo cambiar esos “malos” hábitos. Como dice Fernando Savater: “Tenemos ídolos
en el fútbol, la pantalla, la canción, el dinero, el triunfo social o la
belleza. Convivimos con ídolillos portátiles….” (cfr. Los 10 mandamientos del s. XXI, p. 29).
¿Cómo hacer? En
primer lugar, reconocer que estamos desatinados y que debemos recuperar nuestra
autonomía: somos seres con inteligencia, voluntad y libertad. Luego la tarea ha
de tornarse un compromiso de fe en y
con nosotros mismos. Fe en que lo
que queremos ser y voluntad para lograr aquello que deseamos ser. Es una lucha
diaria y titánica.
Afirmar que soy
una persona confiable y que puedo cumplir una promesa hecha para mí mismo. Entonces,
el mensaje va directo a nuestro cerebro, seguro que soy de fiar. Naturalmente, no todo podemos lograr sólo con nuestra inteligencia y voluntad, por
consiguiente, pedir al que todo lo puede es la única alternativa. Recordemos que
el hombre puede resolver sus problemas sólo mediante la Naturaleza y la Gracia.
Es que, no se
puede cambiar de vida sin involucrar a Dios. ¡Imposible! Hay que clamar y
reclamar a Él, para volver a ser persona honesta, inteligente, responsable,
comprometida, con autodominio y leal. Pero debemos pedir, confiando que nos será
concedido lo que pedimos. Eso es tener Fe.
Esta tarea
requiere de hábitos. Un hábito se logra repitiendo una y otra vez lo que se
propone. Repetir - por ejemplo - todos los días: “Hoy Señor, me das un nuevo día para usarlo de
una manera maravillosamente productiva”. Ponerse en las
bondadosas manos de Dios y rogarle hacernos dóciles a sus inspiraciones y
además, pedir que nos fortalezca ante las tentaciones y nos proteja en cada
minuto de nuestra vida.
Entonces, programar mi vida consiste en amarme a mí mismo, como digo amar
a Dios y al prójimo y por lo tanto, dedicarme a una actividad que permita
aplicar todas mis cualidades, un trabajo que verdaderamente disfruto hacer, que
me da la oportunidad de dar y recibir amor y como si fuera poco, por añadidura, ganar algún dinero.
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