martes, 8 de septiembre de 2015

ARTÍCULO 7º - DECÁLOGO MOSAICO

¡¡NO ROBARÁS!!


El robo, la usurpación del bien ajeno contra la voluntad de su dueño. La codicia y el egoísmo llevan a cometer muchos pecados contra el séptimo mandamiento. Si lo pensáramos detenidamente es probable que tengamos mucho que rectificar para cumplir este mandamiento.

¡Qué grave pecado es robar! Sin embargo…¡cómo se roba aquí y allá! Basta ver la tele, hojear el periódico y escuchar la radio….para sentir la sensación de que hemos sido diseñado para robar.  Hoy, el vocablo “robo” -como tantos otros- presenta eufemísmos, que llevan a “dudar” de: qué es un robo y, qué no es."...¿De qué sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde su alma?" (Mt 16, 26).

El ingenio para saquear ha llegado a su máxima escala. Roban motochorros, carteristas, estudiantes copiando, profesores indecentes dejando copiar, funcionarios públicos o privados, padres e hijos al no hacer bien las taras. El secuestrador roba sosiego y paz a la familia de la persona secuestrada.

El patrón que no paga el salario justo roba al empleado y éste, roba a aquel, por horas y servicios no realizados o mal realizados. El Estado y sus instituciones también roban al contribuyente, cuando no revierten en beneficio sociales.(Servicios públicos)

Roban médicos, abogados, contadores, comerciantes, profesores etc., cuando cobran por demás, casos y cosas o servicios que no prestan…Se roban ideas, patentes, obras artísticas, propiedad intelectual…etc., y ¿qué pasa? ... ¡nada!.

Roba también quien se muere de tanto comer –porque hay fauna que al parecer solo vive para saturarse el estómago-, mientras el prójimo, muere de hambre. Dice Gandhi: “Todo lo que se come sin necesidad, se roba al estómago de los pobres”

“Una de las cuestiones que más asombra es la insaciabilidad de ciertos epulones que cuentan con cantidades de dinero para vivir más de diez vidas y siguen robando”, afirma Fernando Savater en  “Los 10 Mandamientos del s. XXI”, p. 130

Roba también quien se aprovecha del prójimo, al acaparar o enriquecerse con mañas e injustas subidas de precios. Roba quien no cumple con los deberes propios del cargo, permitiendo que se perjudique al que al prójimo o al bien común. Prestar dinero u otra cosa exigiendo un interés excesivo.  

Engañar al prójimo en el comercio con pesos, medidas o monedas falsas, o con mercancías malogradas o averiadas. Retener bienes ajenos contra la voluntad de sus dueños. Sobornar o exigir coimas. Colaborar en cualquier robo o injusticia contra los bienes ajenos.

Es posible robar las esperanzas y expectativas de los seres muy cercanos: padres, hijos ude de otras personas que confían en nosotros. También robamos la buena fama del prójimo con calumnias.

Los que han robado o han dañado mal prójimo están obligados, además de confesar su pecado, a restituir lo mal adquirido y a reparar cuanto antes los daños culpablemente causados. Por si yo esté robando ideas, me apresuro clamar...¡Límpiame Señor .... límpiame Señor! 



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