¡PRINCIPIO
BÁSICO DE ADMINISTRACIÓN!
Dicen los entendidos: Con frecuencia suelen darse conflictos,
sobre todo, en ambiente laboral. Pero también existen grupos de personas
empáticas que confían unas en otras. No porque en el lugar de trabajo haya
ausencia de inconvenientes, sino porque, a pesar de ellos, las personas
compensan sus debilidades en orden a un objetivo común.
Naturalmente, los logros obtenidos
obedecen al hecho de trabajar en equipo, lo que no se lograría si las metas se
hubieran llevado de modo individual. Dice Alejando Marchesán, Consultor Organizacional
en RRHH y Comunicación:
Los buenos equipos exhiben características
especiales: cada uno de sus miembros se compromete a mejorar de continuo, cada
uno evita el juicio sobre lo que es posible, y de esa manera anula las
limitaciones mentales… El cociente de inteligencia colectivo es mucho más
elevado que el de cualquier miembro del equipo.
Estas características describen la
esencia de una organización inteligente, abierta al aprendizaje. Como cualquier
trabajo, la organización no es genial desde un principio, sino que “aprende a
ser útil y efectiva”. Una de las causa de satisfacción, es obtener logros por
equipo, donde cada uno aporta lo suyo y encuentra su razón de ser y desarrolla
su actividad con efectividad, es decir con eficiencia y eficacia.
El mundo actual es demasiado complejo
para que solo una persona se dé cuenta de todo, todo el tiempo e imponga sus
opiniones a los demás. Sistema es, dice la definición, “conjunto de partes que
actúan interdependientemente, formando un “todo” unitario”. Luego, cuando
decimos que el “sistema no funciona”, es probable que haya comunicación
deficiente, por una lado, celos, individualismo, etc.
Ello supone desarrollar principios y
valores, unidos a las competencias técnicas de los miembros de equipo. ¿De qué
sirve a la empresa las altas capacidades técnicas de un miembro, si es incapaz
de trabajar en equipo?.
Es importante recordar a John C. Maxwell
(17 leyes incuestionables de trabajo en equipo) lo siguiente: “Ante
cualquier equipo que guste de medirse por sus mejores hombres, la verdad es
que: todo equipo es tan fuerte como lo es el eslabón más débil”. No
importa cuánto traten de racionalizarlo, compensarlo u ocultarlo, finalmente,
un eslabón débil queda en evidencia. Es la ley de la cadena.
De manera que si nos damos cuenta que en
el equipo hay eslabones débiles, hay dos cosas por hacer: entrenarlos o
deshacerse de ellos. Por supuesto, la primera prioridad debe ser el
entrenamiento.
Trabajando en equipo se descarta el
individualismo ego-centrista. De un miembro del equipo proactivo, solidario y
honesto, el exitoso industrial Henry Ford nos dirá:
“Compadezco al hombre que solamente desee volverse rico, porque será miserable hasta por un centavo. Ya que primero ha de ocuparse del servicio que debe prestar, para hacerse merecedor de las riquezas que busca”
“Compadezco al hombre que solamente desee volverse rico, porque será miserable hasta por un centavo. Ya que primero ha de ocuparse del servicio que debe prestar, para hacerse merecedor de las riquezas que busca”
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