domingo, 22 de marzo de 2015

CRITERIO DE MORALIDAD

 ¡NECESARIO  Y  URGENTE  RECUPERAR!

Nos enseña Johannes Messner, en "Ética Social, Política y Económica", p 46, y ojalá pudiera ser de provecho para quien así lo desee, que el criterio (razón de conocer, base de determinación) de la moralidad se designa también con el nombre de “principio moral”, que ha de cumplir una triple función:

1º. Debe hacer posible determinar los modos de conductas que son malos en sí mismos, y que por esa razón han de serlo siempre….y dar una respuesta a la pregunta: ¿Por qué la mentira, el adulterio, el suicidio, el robo….son en sí mismos, y por ello siempre, moralmente reprobables?

2º. El principio de moralidad ha de hacer posible en la esfera de la conducta que no es mala en sí misma y por ello no está siempre prohibida, el juicio sobre la moralidad de la conducta en cuestión, sobre los medios en conexión con los fines, es decir, sobre lo que es exigido, permitido o prohibido en cada situación concreta.

3º. El principio de moralidad debe hacer posible en caso de exigencias morales aparentemente contradictorias (conflicto de conciencia, colisión de deberes) el hallazgo de una decisión sobre la conducta moralmente correcta.

Por consiguiente, el criterio de moralidad ha de ser objetivo y concreto. Objetivo, es decir, independiente del sentimiento y la valoración subjetiva del individuo, porque en su juicio ha de servir para apreciar lo verdadero y lo falso.

Concreto, es decir, que debe contener algo más que una simple generalidad abstracta y formal, incapaz de pronunciarse sobre un caso concreto. Nuestro criterio es objetivo, en íntima conexión con la realidad, es decir, referido a la naturaleza humana con los instintos e impulsos esenciales a la misma.

Todos los fines desembocan en el fin último de la posesión del Bien supremo. Para ello hace falta trabajar el libre albedrío. La libertad se presenta como gran desafío para la correcta conducta. El intelecto compara y valora las cosas que aspiran los instintos e impulsos del hombre (deseo, me gusta).

El perro también puede elegir entre dos pedazos de carne, pero nunca será capaz de reflexionar  hacer un juicio de valor sobre su elección y preguntarse ¿Por qué?.Por ello, Santo Tomás tiene razón cuando al explicar el libre albedrío, atribuye importancia decisiva a la capacidad del intelecto, de someter a crítica sus propios juicios.


Considerando lo antes dicho, surge la pregunta: ¿Por qué seguimos soportando con alevosa complicidad vivir en este desorden establecido? Es que, ¿no somos capaces de levantarnos de nuestra subterránea existencia?. Hemos sido dotados de inteligencia, voluntad y libertad. Hagamos, entonces, uso de estos privilegios para gozar de una vida más hermanada y sabrosa. Que esta Cuaresma ayude a reconstruir nuestra sociedad, comenzando por nuestra reconstrucción personal.

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