Esta frase: “la voz del pueblo, es la voz de Dios” significa que “la opinión del pueblo”, gente común, acertada o
no, es la
voluntad de Dios. Y, hay que obedecerse, porque para muchos, ésta se impone y
trae mala suerte “jeta”, ignorar la vox populi.
Democracia es votar, pero no es solo votar nomás. Democracia es que los intendentes, gobernadores, legisladores…electos respeten la ley, los derechos de las minorías y no joderles la vida a los “comunes”; gobernar para todos, no solo para los que te votaron.
Muchos “votados” aquí y allá se volvieron nefastos funcionarios de 1ª. Y por eso, la credibilidad de la democracia es sospechosa, y los nuevos “gerentes generales del universo”, muy pronto son aplazados. El mundo de hoy… ¿es un mundo sin Dios?
San Agustín, escribió “La ciudad de Dios”, para concientizar al terrícola de la lucha humana que se estaba llevando a cabo, frente al conflicto espiritual a raíz del Pecado Original que apartó a los hombres de la gracia de Dios.
Ante el actual caos establecido, el Papa Francisco nos regala palabras de esperanza:
“Puedes tener defectos, estar ansioso y vivir enojado a
veces, pero no olvides que tu vida es la empresa más grande del mundo. Sólo tú
puedes evitar que se vaya cuesta abajo. Muchos te aprecian, admiran y aman.
Si repensabas que ser feliz es no tener un cielo sin
tormenta, un camino sin accidentes, trabajar sin cansancio, relaciones sin
desengaños, estabas equivocado.
No sólo es celebrar los éxitos, sino aprender
lecciones de los fracasos. No es sólo sentirse feliz con los aplausos, sino ser
feliz en el anonimato.
La vida vale la pena vivirla, a pesar de todos los
desafíos, malentendidos, periodos de crisis. Ser feliz no es un destino del
destino, sino un logro para quien logra viajar dentro de sí mismo.
Ser feliz es dejar de sentirse víctima de los
problemas y convertirse en el autor de la propia historia, atraviesas desiertos
fuera de ti, pero logras encontrar un oasis en el fondo de vuestra alma.
Ser feliz es dar gracias por cada mañana, por el
milagro de la vida. Ser feliz es no
tener miedo de tus propios sentimientos. Es saber hablar de ti. Es tener el
coraje de escuchar un "no". Es sentirse seguro al recibir una
crítica, aunque sea injusta.
Es besar a los niños, mimar a los padres, vivir
momentos poéticos con los amigos, incluso cuando nos lastiman. Ser feliz es
dejar vivir a la criatura que vive en cada uno de nosotros, libre, feliz y
sencilla.
Es tener la madurez para poder decir: "Me equivoqué". Es tener el valor de decir: "perdón". Significa tener la sensibilidad para decir: "Te necesito". Significa tener la capacidad de decir "te amo".
Que tu vida se convierta en un jardín de oportunidades para ser feliz... Que tu primavera sea amante de la alegría. Que seas un amante de la sabiduría en tus inviernos.
Y cuando te equivoques, empieza de nuevo desde el
principio. Sólo entonces te apasionará
la vida. Descubrirás que ser feliz no es tener una vida perfecta.
Pero el uso de las lágrimas es para regar la
tolerancia. Utiliza las pérdidas para entrenar la paciencia. Usa errores para esculpir la serenidad. Usa el dolor para pulir el placer. Usa obstáculos para abrir ventanas de
inteligencia.
Nunca te rindas... Nunca te rindas con las personas que te aman. Nunca renuncies a la felicidad, porque la vida es un espectáculo increíble”. ¡¡Felices Pascuas!!