viernes, 5 de julio de 2024

SEMBRANDO VALORES… ¿Cómo?

 
Sabemos lo importante que es tener valores, que debe ser inculcado en casa. Pero, ¿qué es lo que vemos, sentimos y vivimos en nuestra errabunda y fracturada y sociedad? ¿Qué significan hoy la ética, respeto al prójimo, al bien común, tolerancia, bondad, paz, solidaridad, amor, justicia, responsabilidad, libertad o la honestidad, entre otros? 

¿Cómo es la conducta de la juventud hoy? Con las consabidas excepciones: Elude responsabilidades. Tiene actitud negativa hacia las personas, y muchas veces hacia sí mismo. Le interesa más los amigos que la familia. Toman decisiones siguiendo sus criterios, aunque disgusten a los mayores…dice la maestra Nuria Otero Martínez.

Nacemos humanos, pero no basta: tenemos que llegar también a serlo […]”, hay necesidad de moldear al ser humano. Son necesarios valores como tolerancia, igualdad, respeto… el ser humano necesita que se le “dome” por decirlo de algún modo y ese moldeamiento debe ser el adecuado. 

Y por ello, desde la escuela se deben inculcar los principios básicos de la humanidad, de ahí que se señale: “[…] Quien pretende educar se convierte en cierto modo en responsable del mundo ante el inexperto. Hacerse responsable del mundo no es aprobarlo tal como es, sino asumirlo porque es y porque sólo a partir de lo que es… puede ser enmendado”. 

Lo que aprendan nuestros alumnos depende del profesor, porque tiene las armas suficientes para lograr una futura sociedad de valores… Referente al ensayo de Victoria Camps “Creer en la Educación” se señala: “La educación perdió el norte, cayó en la indefinición y olvidó su objetivo fundamental: la formación de la personalidad. 

Una formación que corresponde a la familia, a la escuela, a los medios de comunicación, al espacio público en todas sus expresiones. Urge volver a valores de respeto, convivencia, esfuerzo, equidad y uso razonable de la libertad […]”  La unidad es necesidad humana de pertenencia, de ser parte de un todo unificado. La gente no quiere vivir aislada, sin pensar en el mundo que lo rodea y que sea capaz de afrontar las dificultades contando con la ayuda del resto. Urge entonces: 

-Tolerancia: El mundo es gran árbol con ramas. Cada nación representa una rama, un hermano con su propia familia. Las familias son diferentes comunidades compuestas por religiones y grupos étnicos y que por tanto deben ser respetados. 

-Responsabilidad: Cumplimiento de las obligaciones al hacer o decidir algo, no debe verse como una carga ya que tenemos unos derechos. Luego, necesario ser responsables con nuestros deberes. 

-Respeto: Uno de los valores más importantes a través del cual se puede trabajar el resto de los valores. Es la base de una buena comunidad. Es reconocer que algo o alguien tiene valor. Es la base del sustento de la moral y de la ética¨. 

-Libertad: Permite decidir llevar a cabo o no una acción según su inteligencia o voluntad. La libertad es facultad de actuar y que está regida por la justicia. La plena libertad sólo funciona cuando hay equilibrio entre derechos y obligaciones. 

-Paz: Estado de tranquilidad y en sentido negativo como ausencia de inquietud, violencia o guerra. 

-Honestidad: Moderación, respeto a la conducta moral y social apropiada. La persona honesta reconoce lo que está bien, sin hipocresía ni dobleces, una característica de la persona honesta es la transparencia que da ejemplo a los demás. 

-Felicidad: Estado de ánimo del que se disfruta. La felicidad no se compra ni se vende. Para unos es el dinero. Para otros es el amor, pero tanto para unos como para otros, la felicidad obtiene aquellos cuyas acciones son puras y altruistas. 

-Amor: Sentimientos de una persona a otra, a cosas, ideas, etc. El amor no es sólo un sentimiento intenso hacia una persona u objeto, sino una conciencia que es a la vez desinteresada y satisface el propio ser. Afirma el Dr. Boutros Boutros-Ghali: 

-Humildad: Las personas no presumen de sus logros, reconoce sus fracasos y debilidades y actúa sin orgullo. La humildad permite a la persona ser digna de confianza, flexible y adaptable. 

Que la imagen de la familia sea ejemplo que nos haga entender que todos, dentro de la comunidad internacional, somos miembros de la familia de las naciones, la gran familia humana. Esto significa superar dificultades, divisiones porque está dirigida por una fuerza más poderosa que cualquier otra: la fuerza del amor, que es la razón de ser de la familia […]” ¡Ta upeicha

jueves, 4 de julio de 2024

SOSIEGO INTERIOR ... ¿Como lograr?

  

Dicen los expertos: “Vivimos en una sociedad alterada, con los nervios en punta. y con un estilo de vida agitado por los líos económicos, sociales, robos, crímenes, violencia sexual (…) que vuelve muy difícil la sana convivencia en paz y con tranquilidad. La paz se volvió un lujo excesivamente caro” (Hepy etereí. 

Normalmente, este trastorno abarca una sensación persistente de ansiedad o pavor que golpea la manera de vivir. No es lo mismo que preocuparse de vez en cuando por las cosas o sentirse ansioso por ciertas circunstancias estresantes en la vida. 

La paz interior es una sensación de calma que no permite luchar contra los pensamientos, emociones negativas y miedos. Es un estado en el que nos apartamos mental y emocionalmente de los problemas y de diarios conflictos. 

Hoy tenemos poco tiempo para descansar por la gran cantidad de obligaciones. Por eso, encontrar la paz interior es vital para nuestro bienestar. El portal “Rincón de la Psicología” nos explica que la paz interior es una sensación de bienestar, muy real ya que nos llena de profunda tranquilidad. 

Es un estado en el que nos liberamos de nuestras principales preocupaciones, miedos, estrés y sufrimiento. Significa ser conscientes de las maravillas de la vida y sentirse plenamente conectados con el universo y con nosotros mismos. 

Los especialistas indican cómo alcanzar la paz interior: Tiempo a solas y hacer las paces con uno mismo (petei py á mongueta); y después, aceptar los pensamientos y emociones negativas. 

Porque, cuando estamos en paz, los pensamientos y emociones tóxicas ya no tienen poder sobre nosotros. Nos libramos de su carga. Además, recomiendan evitar la crítica destructiva, ya que no solo hace daño a quien se critica sino también a quien critica. Entonces, se trata de aprender a no juzgar y ser más tolerantes y flexibles. 

Simplifiquemos nuestra vida, preguntándonos si estamos haciendo lo que nos gusta o si perdemos el tiempo criticando inútilmente. Practiquemos la gratitud…siempre hay algo por lo cual dar gracias, solo hay valorar las cosas y nada más. 

Seamos generosos, demos sin esperar recompensa y conoceremos el placer de dar. Nadie se volvió pobre por ayudar a su prójimo. Vivamos plenamente el presente, dejemos malos deseo y practiquemos el desapego a las cosas. 

Pocas cosas son vitales para hacer feliz al hombre sabio, pero nada satisface al tonto; esta es la razón de que gran parte de la humanidad es miserable. El primero de los bienes después de la salud es la paz interior. Comprender, aceptary perdonar,  es la clave. La decisión es nuestra. (F. de La Rochefoucauld), 

En un mundo “hervidero” de nervios y tensiones es una gran alegría encontrarse con personas que propagan paz a su alrededor. Como cristianos debemos ser hombres que irradiamos la paz del Señor, asegura el Padre Nicolás Schwizer.

Una cualidad de los cristianos debería ser la paz interior. Y nosotros, ¿hasta qué punto conquistamos eso? A muchos nos cuesta adquirir esa actitud. Tal vez nos dejamos presionar demasiado por las exigencias de la vida, de la casa, de los chicos, de la economía. Al volver del trabajo ya no quedan fuerzas para mantener la calma, dominar los nervios e irradiar paz.

El hombre de hoy no conoce la paz del corazón. Está desorientado ante las grandes dudas de la existencia. Por eso no es capaz de llevar una vida conyugal estable, asumir con dignidad un compromiso serio. Vive con estrés, fuga y evasión y sin Dios. En una vida así es imposible encontrar serenidad y paz. ¡Ta upéicha!

miércoles, 3 de julio de 2024

¡SOMOS LIBRES! ... ¿Qué tanto?

 
“No es tan fácil confesarse, a sí mismo, que uno “no quiere” hacer las cosas; es mucho más fácil buscar una excusa que nos libere de los compromisos y deberes. La fácil excusa es decir “No puedo”, pero en nuestro interior sabemos que no es cierto que no podemos; y nos tranquilizamos. (Alfonso Milagro): 

Y no pocas veces, nos autoengañamos repitiendo una y otra vez, “no se cómo hacer”. Hace falta tener presente los tres últimos tramos antes de llegar a hacer lo que estamos llamados a hacer lo que debemos hacer, que son: “puedo, quiero, hago”. “Ha ajapóma hina”. 

Afirma Alfonso Milagro: con toda certeza te digo que si hicieras todo cuanto puedes, tú mismo quedarías asombrado de lo que puedes; ahora te dejo mi pregunta: ¿y, si puedes mucho más de lo que estás haciendo, no estarás obligado a hacerlo? 

Es preciso una gran tarea educativa que nos muestre la verdad, el bien, la belleza, la unidad y la libertad; que nos impulse a realizar las tareas habituales con sinceridad, lealtad, constancia, fortaleza, solidaridad, justicia, generosidad, prudencia, humildad, decencia, honradez, etc.- y si es cristiano, de las virtudes teologales: fe, esperanza y caridad. 

Así será más fácil vivir “como hombres libres y no como quienes conviertan la libertad en pretexto para la maldad”, como escribe San Pedro. 

Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud. (Gal 5, 1-2) 

Vayamos hoy mismo al Sagrario a pregúntale a Cristo. Él “katueterei  ñánde renduta-con certeza nos escuchará. Dice la frase: “Yo no sé lo que vale mi vida, Pero a Cristo la quiero entregar; Y bien sé que su amor me recibe, Y en sus manos la vengo a dejar”.

No es tan fácil la respuesta al título de este comentario. Pero, la libertad es el don más grande de la persona. Como cristiano, sabemos que existe la libertad. Pero no es tan claro para todos, ni en su realización en cada hombre, ni en su fin, ni en sus límites, porque no todos entendemos del mismo modo qué es el hombre, su origen y destino. ¡Que así sea!