Revolución: Acción y efecto de revolver o revolverse.
Cambio profundo, generalmente violento, en estructuras políticas y socioeconómicas de una comunidad nacional
(RAE)
E. Mounier llama revolución personal al “proceso que nace en mi (…) en la rebelión dirigida en primer lugar por cada uno contra sí mismo, sobre mis actos o complacencia en el caos establecido (corrupción, robo, crimen, adulterio y demás tipos de pecado)
Porque, detrás de cada rostro humano hay una historia y no siempre es la más preferible. Luego de tantas penas y dolores vividos, el tiempo navideño nos sugiere lo siguiente:
“Así, el gran desafío podría ser; mejor esposo, vecino, colega de trabajo, mejor amigo, mejor jefe o patrón, en fin, mejor cristiano…mediante una Revolución Personal”.
Mounier, sugiere una revolución no de manera violenta con tanques de guerra; sino un cambio radical del “yo interior”, ya que hoy, ¿qué valor tiene ser respetuoso, coherente, honesto…? Pero, somos idólatras, futbólatras, tecnólatras, dice Xosé M. Domínguez P.
Luego, los nuevos becerros de oro a los cuales el hombre posmoderno rinde culto son: el fútbol, el culto al cuerpo y la tecnología; ellos tienen primacía sobre Dios, la persona y, sobre la propia familia. ¿Cuáles son las causas? Responde Domínguez Prieto:
En los últimos años aparece un nuevo tipo humano en la sociedad: el hombre light. Un ser hedonista y materialista cuyo único fin en la vida es alcanzar el éxito; alguien al que solo le importa el dinero y el consumo. (cf. Enrique Rojas-El hombre light)
Ciertos
aires del terrícola light con chatura mental “ñapytu'ũ perer”:
*“Actitudes neurotizantes: Hay que ser competitivos, con excelente currículo por encima de todo, ser agresivo, formado en idiomas, en informática, etc… (y no está mal) pero ….
*Lo afectivo y lo ético…totalmente relegados. Resultado: Inmadurez personal, experto en lo intelectivo y profesional; indigente en lo moral. Buen profesional a costa de su cuerpo, de su espíritu y de su familia. Queda reducido al personaje para el mundo exigente.
*Individualista: Los otros, son ayuda para realizarme o son obstáculos. *Quieto político: Este habitante no intenta comprender, actuar, pensar. Ya piensan y actúan por él otros; los partidos políticos, las agencias del marketing y los expertos.
*Nuevo modo de vida: Consumo idiotizante. Pragmatismo: bueno es lo que reporta éxito medido en guaraníes y en dólares a como dé lugar. Importan más las pequeñas recreaciones que las grandes tragedias humanas.
Sentimentalista: Se siente muy mal ante crímenes, caos, violencia, hambre …pero pronto se recupera con noticias baladí, como el resultado de un “partido de fútbol o la final de bailando por todos los caños”.
Apuesta por lo estético, lo cosmético y lo dietético en detrimento de lo ético. En fin, se trata de lo que Mounier denomina individuo: “Dispersión de la persona en la superficie de su vida y a la complacencia de perderse en ella”
“Hombre anónimo, sin vocación, sin sentido, sin horizonte, sin familia y sin proyectos personales. Se repliega sobre sí narcisista. Su actitud es la poseer, reivindicar, acaparar. En las cosas pone su seguridad. Se pierde en sus roles, en los personajes que representa”.
Ante esta realidad no es absurdo decir que la Revolución Personal es necesario y urgente. Que el Niño-Dios ayude a mejorar mi anémica conducta ciudadana y cristiana. ¡Ta upéicha!
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