¿Son ideas respetables?
Mucho se oye decir: se debe “respetar a todas las ideas (o creencias)”. Pero, ¿es eso lo correcto o deseable?
Un diario delito que desnuda nuestra gran chatura
cívica: La matonil prepotencia contra niños, embarazadas, ancianos…que caminan sobre
el empedrado/asfaltado, porque las veredas son usadas como estacionamiento o
puestos de ventas.
Porque: “La vereda es de dominio público: Deben estar libre para la circulación de todos los peatones”. Lo estable la ordenanza Nº 217-2012, que en su artículo 1º, habla sobre la inclusión de las personas, con cualquier tipo de discapacidad o no.
Dice el periodista Héctor G. Barnés algo así como: “Los humanos somos aficionados a los extremos, nuestra evolución cultural obedece a un cierto patrón pendular. Eso puede verse en las modas, consignas políticas y actitudes sociales…en el mundo de las ideas”.
Tal ceguera intelectual-espiritual, fue mermando con el avance de la Ciencia, educación y el desarrollo de los medios de información que nos permiten cada día menos “vivir en nuestra burbuja” y a prestar atención al mundo que nos rodea y a la realidad de la Vida.
No todas las ideas son iguales, no todas son respetables ni todas son válidas. Los seres humanos, respeto, consideración y aceptación. El único límite para ello es que no nos agredan o pretendan coartar nuestra propia libertad de pensar o de ser.
La Realidad es la única Verdad, y aunque nadie puede conocerla por completo, es que nadie, es “dueño” de la misma.
Todo humano
merece respeto y derecho
a pensar lo que quiera, nuestro deber ético es no negar la libertad y
derechos ajenos, pero eso no impide oponernos si amerita, y combatir ideas y
creencias, que dañen a la sociedad, la Naturaleza o ciertos colectivos humanos.
Las ideas no merecen respeto per se. Deben ser “torturadas” a través del razonamiento, sometidas a despiadada lógica y contrastar con las evidencias disponibles y luego... si demuestran su validez, ser aceptadas como parte de la realidad.
Ni hay que valorar demasiado a las propias ideas, nociones, convicciones y principios, porque de seguro en 5 o 10 años, tendremos cambios en ellas, a menos que seamos personas muy mediocres. Porque sólo los mediocres nunca cambian de idea…
Sólo los fanáticos nunca corrigen lo que creen a través del aprendizaje constante.
El respeto es a la persona, no hacia la idea. La cosa es simple: Dos personas pueden tener diferentes credos, ideologías o filosofías de vida, y aun así seguir siendo amigos, buenos vecinos, colegas, etc.
Pero eso sólo se dará, cuando ambas partes pongan a la persona por encima de las ideas.
Si así se hace, si lo primero es la persona y recién después viene la idea, el respeto y la tolerancia es fácil, pero no se sacrifica la lógica, el verdadero conocimiento, la Ciencia o la Razón. Así culmina la reflexión de Héctor G. Barnés. Upéicharamo ¡anike ñande cerrado-akãne...anguiru!
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