“Confianza en Dios ante a los peligros"
La paz es reflejo de haber tomado una decisión correcta. Es evidente signo, gracias al cual se garantiza mantener el equilibrio físico y mental. Si vivimos sometidos o sometiendo a otros, es porque preferimos, caprichos de los demás o de los nuestros.
Luego, decidamos ya, generar paz, responsabilidad y bienestar emocional. No esperar que “el otro”, soporte los infortunios que causamos en su “perra vida”.
Mejor es tener paz que tener razón. La paz interior no es negociable y solo depende de uno. Rompamos el delito de “domesticar” al colega, hermano, empleado, al cónyuge…
Según Alejandra Llamas, la mente es como una grabadora que repite sin parar ideas, y “el 80% de estos, son negativos y apoyan nuestros profundos miedos”. Y agrega: “aunque tengamos razón, no debemos aferrarnos a ella como la única verdad”.
Con razón, el politólogo Niebuhr Reinold decía: “Señor, dame la serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las cosas que puedo y sabiduría para poder diferenciarlas”.
“La oración es fuente de serenidad en un mundo hostil” (Juan Pablo II) el salmo 26, “es la confianza en Dios, tanto en el día de la alegría como en el tiempo del miedo”. La primera parte “está marcada por una gran serenidad, fundada en la confianza en Dios…”
“La vida está sometida a menudo a tensiones y objeciones, a veces incluso a un rechazo y hasta a la persecución. La conducta de quien lucha por ser justo resulta incómodo, porque es como un reproche para los prepotentes y los perversos”.
La “Fortaleza de ánimo y paz se obtienen recurriendo a la oración personal. El Señor crea en torno al fiel, un muro de paz, que le protege del mal. La comunión con Dios es fuente de serenidad y alegría; es como entrar en un oasis de luz y de amor”.
Desentenderse de quien causan daño, siempre será positivo. Pero, surge un tema: tomar distancia física y emocional. A veces, la primera, que a priori parecería suficiente, no es posible. Para ello hay que trabajar mucho el ánimo, dice Llamas, y agrega:
“Recordemos que el amor propio tiene un límite llamado dignidad y, en eso, no se admite rebajas de ningún tipo. Nadie es tan importante como para amargar nuestra vida”.
Así, es crucial tener presente que la paz interior es un gran lujo. Pero, no significa tener que soportar todo tipo de atropellos, hasta el punto de reventar.
Alguien dijo: “Quien cultiva paz interior, transmite sosiego. Porque la mente es como el agua. Cuando está calmada puede reflejar la belleza de lo que le rodea. Pero, cuando está agitada, da igual lo que tenga de frente, pues será incapaz de reflejarlo”.
No será posible llevar una vida saludable si en nuestra mente hay un gran terremoto. Así las cosas, podemos molestar menos y vivir mejor. ¡No somos “dueños” de nadie!
¡Podemos cambiar…si queremos!...
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