jueves, 25 de febrero de 2021

¡9º MANDAMIENTO! (Éxodo 20:16; Dt 5:20)

 “No digas mentiras contra tu prójimo”

Perdonar es un gesto de gran confianza en Dios y de amor al prójimo”, dice María Paola Daud (Periodista de arte, cultura y estilo de vida: es.aleteia.org) 

Pon a un malvado sobre él, y Satanás esté a su diestra”. (Sal 109:6)​ “Luego el Señor me mostró en una visión a Josué… “Al lado derecho de Josué estaba el ángel acusador, que se disponía a acusarlo” (Zac. 3:1)​ 

«De la envidia nacen el odio, la maledicencia, la calumnia, la alegría causada por el mal del prójimo y la tristeza causada por su prosperidad». Y tiene razón, pues en la raíz de toda calumnia está básicamente la envidia. (Gregorio Magno-540-604). 

¿Cómo reaccionamos ante graves e infundadas acusaciones? Con ira, enojo, rabia, furia. 

La calumnia se combate con la verdad. El calumniador está obligado a reparar el mal causado en todo lo que pueda, a reparar en público el daño que haya podido ocasionar con sus mentiras y sus insinuaciones maliciosas. 

Hartos son los casos de difamación, calumnias, injurias…que se ventilan en tribunales aquí y allá, por izquierda y por derecha…al decir de aquel profesor. Se puede obtener algún dinero para “salvar el honor”, pero casi nunca, la paz entre ofensor y ofendido. 

Un relato Indio reza: “Un hombre envidioso, calumnió gravemente a su exitoso amigo. Arrepentido después, del mal que provocó, visitó a un hombre muy sabio a quien le dijo: “Quiero arreglar todo el mal que hice a mi amigo. ¿Qué hago?”. 

-El sabio: “Toma un saco lleno de plumas y suelta una a una donde vayas”. 

El hombre muy contento por aquello tan fácil, tomó el saco lleno de plumas y durante un día, las había soltado por toda la ciudad. Volvió donde el sabio y dijo: “Ya terminé”. 

El sabio contestó: “Esa es la parte más fácil. Ahora debes volver a llenar el saco con las mismas plumas que soltaste. Sal a la calle y búscalas”. 

El hombre se entristeció, pues sabía que no pudo juntar casi ninguna. -El sabio dijo: Así como no pudiste juntar de nuevo las plumas que volaron con el viento, así mismo el mal que hiciste y todas las calumnias que inventaste, volaron de boca en boca y ya no lo puedes reparar. 

Anda y pide perdón a tu amigo, y recuerda que, es mejor no desparramar las plumas, porque ya nunca podrás volver a juntar…”   ¿Qué hacer?. 

*Tómalo de quien viene. Quien calumnia no sabe qué es amar, luego, “tómalo de quien viene”. Continúa tu vida y muestra qué tan confiable eres en realidad. Se daña a sí mismo quien acusa en falso, porque, nadie le creerá nunca más. 

*Sé misericordioso. La víctima de difamación también debe ser misericordioso. Cuesta amar al miserable que con sus bajezas, ensucia el honor ajeno, pero hay que pagar mal con bien y recordar sobre todas las cosas que así somos agradables a los ojos de Dios: 

Bienaventurados cuando los injurien, persigan y digan con mentira toda clase de mal contra ustedes por mi causa. Alégrense, vuestra recompensa será grande en los cielos; de la misma manera persiguieron a los profetas anteriores a ustedes” (Mt 5,11-12). 

*Recuerda que no eres el único calumniado alguna vez. Una señora muy triste buscó consuelo en la confesión y un sacerdote anciano le respondió: “Veo que mucho te hirieron, por años. Estás cansada... No sientas odio ni rencor, pues Dios será quien la juzgue. 

Tú no eres juez de nadie; eres solo una hija de Dios muy amada, como todos nosotros, a pesar de nuestros terribles pecados. No olvides; Jesús fue crucificado. Y recuerda hemos venidos a “ser un signo de contradicción” (Lc 2, 34). 

¡Al pie de tu cruz....vaya mi lengua Señor!

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