Quienes saben o creen saberlo dicen que
todo lo que acontece, así sea triste, tiene su lado positivo. Es cuestión de
buscarlo…quizá se deba a aquella sentencia que dice: “no existe el mal absoluto”.
El periodista científico de Seattle y doctor en Medicina, Bryn Nelson, aborda en clave irónica las valiosas lecciones que la pandemia proporcionó a la salud pública, al menos a la de los Estados Unidos.
Investigadores y médicos notaron algunos puntos positivos, curiosos, inesperados, en la conducta humana durante la Covid-19: el cielo es más azul, mermaron algunas enfermedades infecciosas; menos accidentes de tráfico, baja criminalidad…
¿Cuáles serían otros puntos positivos? Una pediatra de San Diego señaló el brusco y radical descenso de ingresos por males respiratorios como gripe, influenza, VRS…, debido a la adquisición de hábitos saludables de lavado de manos e higiene personal.
Aunque aumentó la violencia doméstica y la economía cayó, los crímenes, robos callejeros y el tráfico, bajaron. La NASA documentó reducción de la polución del aire hasta en un 20%-30% en las grandes ciudades del mundo.
Una dermatóloga (Hospital de Lisboa) dijo esperar reducción de varios males durante el periodo de confinamiento. Y Bryn Nelson, concluye: “la gente está más concienciada de que nada importa, cuando se pierde la salud. Esto lleva a tener hábitos más saludables”.
La pandemia es una crisis. De la crisis se sale mejores o peores. Nosotros elegimos. La solidaridad es una razón para ser mejores, no con cambio superficial, con una fina capa de pintura. No. ¡Mejores!”, dijo el papa Francisco.
La palabra solidaridad está algo desgastada. A veces se la interpreta mal, pero es más que generosos actos esporádicos. Supone una nueva mentalidad que piense en la comunidad, priorizar la vida de todos sobre la apropiación de los bienes por parte de algunos.
Luego, Dios no nos mandó la pandemia. Pero, ciertamente, lo permitió. ¿Para qué? Podríamos deducir dos porqués:
1º. Para cambiar nuestro modo de pensar, hablar y actuar y así, mutar nuestra modo de vida. “Pondré en ustedes un corazón nuevo y un espíritu nuevo. Quitaré de ustedes ese corazón duro como la piedra y les pondré un corazón dócil” (Ezequiel 36, 26)
Es decir, “cambiar el corazón, no pecar más…cambiar la pertenencia: no pertenecer a la mundanidad, al espíritu del mundo, a las estupideces del mundo, solo al Señor”.
2º. Para que las familias, no solo se reúnan, sino se unan. Porque se puede estar reunidos sin estar unidos, y hablar sin escucharnos.
Conocemos la frase ¡todos para uno y uno para todos!, juramento de auxilio mutuo. Su fama internacional se debe a la famosa novela de Alejandro Dumas padre, donde los Tres Mosqueteros, Athos, Portos y Aramis juran lealtad al joven D`Artagnan.
Solidaridad no es sólo atender penurias
materiales, es también, compartir situaciones de los demás, ser consciente de
cuanto ocurre a los hermanos, en realizar un auxilio eficaz.
“Dios bendice al que es generoso y al que comparte su pan con los pobres” (Prov.22:9)
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