La persona necesita de otras para vivir
conforme a lo que es y lograr su plenitud: no hay un “yo” sin “tú”. Las relaciones humanas no son un capricho del que se renuncia. Entender esto es entender que: “ser, es ser-con-otros”, a los cuales está abierto.
Como está demostrado, el hombre no
existe porque sí, no más, sino que, es con, coexiste con los demás y con la
naturaleza y ese coexistir es su mismo existir. El punto es: por qué y cómo lo hace.
Entonces, ña entendé vaerá mba-épa, lo social. He-í ndajé Aristóteles:<es evidente
que la sociedad es una de las cosas naturales y el hombre es por naturaleza un
animal político>.
Si ser hombre es ponerse a caminar libremente como
un ser inteligente, adoptar hábitos para
auto-perfeccionarse, esto no ocurre sin educación, respeto y decencia: sin
convivir -vivir con otros- sin coexistir.
No hay hombre sin
ciudad:<el que no puede vivir en comunidad, o no necesita nada por su propia
autosuficiencia, no es miembro de la polis; por consiguiente, es una bestia o un dios> (Aristóteles)
El fin de la sociedad es la vida buena y no sólo la conveniencia, o el simple vivir. La “vida buena” que no es igual a la "buena vida”, supone la convivencia con otros, y ésta es obra de la honestidad.
Pero, si la corrupción sigue afectando
al desarrollo de nuestro país, ¿cómo vivir
en armonía social? Dice Transparencia Internacional (30.01.20): “Sin muchos avances en los últimos años, continúa estando entre los
países con peor reputación en esa materia”
Luego, los hombres se asocian no
sólo para satisfacer sus necesidades materiales, sino sobre todo, para alcanzar
bienes que forman parte de la vida buena, y esos (bienes) sólo se alcanzan
gracias a la honestidad, es decir, a las sanas relaciones entre los ciudadanos.
Ser solidarios es necesidad humana.
Cuidándonos unos a otros podemos sobrevivir, no solo en tiempos de Covid-19 (ollas polulares, etc, como
felizmente constatamos) Pero, también somos castigados por el virus del antiguo pokaré-mbareté, tan ñane
mba-é, como quienes lucran robando.
Hasta un 100% de suba sufrieron los
productos de higiene y sanitación en las farmacias y comercios también
incluyendo los guantes, jabones y otros. “Nunca faltan los buitres que aguardan
el momento para comerte los ojos”, se quejó el vecino al pagar el triple…
“Es desesperante, es angustiante
que haya gente que no tiene el más mínimo escrúpulo para lucrar de esta manera
con la salud de las personas, que por cierto para un sistema que se encuentra
en una situación absolutamente precario”, dijo el diputado Sebastián García.
Seamos honestos con nosotros mismos
y pongamos nuestras acciones en las manos del Señor Jesús; en el amigo al que
le confiamos nuestras dudas y pensamientos, abramos el corazón al Amigo que nunca
falla. Si ahora no lo hacemos… ¿ara ka-é pio
jajapota?
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