¡¡NO SE GANA EN UN BINGO!!
¿Qué hombre nacido
de mujer no anhela ser feliz? Y, ¿Qué es la felicidad? La respuesta es
variada porque cada uno tiene su propia creencia u opinión sobre tan importante
pregunta. No son pocos los pensadores que han reflexionado sobre la
felicidad y cómo conseguirla. Algunas opiniones:
Sócrates: “El secreto de
la felicidad no se encuentra en la búsqueda de más, sino en el desarrollo de la
capacidad para disfrutar de menos”. José
Ortega y Gasset:
“Si nos preguntamos en qué consiste ese estado ideal de espíritu denominado felicidad, hallamos
fácilmente una primera respuesta: la felicidad consiste en encontrar algo que
nos satisfaga completamente
Nietzsche: “Cuando
superamos aquello que nos oprimía, es cuando somos felices…”. Buda: “No hay un camino a la felicidad: la
felicidad es el camino.” Real Academia Española (Rae): Es un
“estado de grata satisfacción espiritual y física” Y la lista puede seguir…
Y nosotros…¿qué creemos o decimos creer?
Quizá sí, podamos señalar algunas causas
que no ayudan a ser felices. Para ilustrar mejor la idea, tomo de
Dennis Prager los siguientes ejemplos:
1. Casi todos
tenemos un concepto ideal de la vida que perturba la felicidad. Tal como
me sucedió cuando me divorcié. Nadie en mi familia se había divorciado. Y
el día que lo hice, mi mundo se vino abajo. Había fracasado. Más
tarde volví a casarme y le confesé a Fran, mi esposa, que no podía quitarme de
encima el sentimiento de fracaso.
Ella me preguntó
qué había de malo en nuestra familia. Debía reconocer que, aparte del dolor de
no ver a mi hijo tanto como quisiera, nuestra vida era maravillosa. Entonces
me di cuenta que debía sacar de mi cabeza ese concepto de la "familia
perfecta".
2. Compararse
con los otros, sobre todo con personas a las que considera más felices. En
cierta ocasión traté a un joven que me dejó boquiabierto. Me contó cuánto
amaba a su bella esposa y a sus hijas y cuánto le fascinaba su labor y la
ciudad en que vivía. Es uno de los pocos afortunados a quienes todo le
sale bien sin mover un dedo, pensé. Entonces empezamos a hablar de Internet.
Me dijo que, gracias a eso, podía obtener información sobre la terrible
esclerosis múltiple que padecía su esposa. ¡Y yo, creyendo que nunca había
probado la tristeza!
3. Hacer todo para
sabotear tu felicidad al obsesionarse hasta por las mínimas fallas. Por
ejemplo, cuando veas un tejado, fíjate en el hueco de una teja faltante. Y una
vez identificada tu teja faltante, pregúntate si tenerla en realidad te hará
feliz. Entonces elige uno de estos tres caminos: consigue una, sustitúyela u
olvídate de ella y concéntrate en las tejas que no le faltan. ¿Vale la pena quebrantarse
por una teja?
Todos conocemos
gente infeliz que lleva una vida relativamente fácil, y gente dichosa que ha
sufrido horrores. Cualquiera puede ser infeliz; no se necesita valor ni
esfuerzo. Lo realmente meritorio es luchar por ser feliz. Es una guerra que
debe ganarse; no un sentimiento que se espera con los brazos cruzados.
A propósito, dice el Rev. German
Novelli: El filósofo francés Voltaire escribió: “Buscamos la
felicidad, pero sin saber dónde, como los borrachos buscan su casa, sabiendo
que tienen una”. Una antigua canción dice: “Tres cosas hay en la vida: salud,
dinero y amor”.
Reduccionismo que da la razón a
Voltaire en referencia a la búsqueda del borracho. El evangelio de Mateo
recoge la enseñanza dada por Jesús, conocido como “El Sermón del Monte”. En
este pasaje, nuestro Señor menciona nueve veces la palabra bienaventurados. Una vez, alégrense.
Y una, estén llenos de gozo extremo.
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