viernes, 10 de febrero de 2017

“AMOR”...

                                                 ¡PALABRA  PROSTITUIDA!

Se le atribuye a John Lennon esta frase. “Vivimos en un mundo donde nos escondemos para hacer el amor, mientras la violencia se practica a plena luz del día.” Pero, ¿entendemos en su cabal significado el término amor?

La palabra amor – dice C. Díaz - se emplea generalmente para todo y para cualquier cosa, con muy diferentes sentidos. Por ello, podemos analizarla desde dos puntos importantes: el amor de deseo y el amor de caridad. ¿Cuál es la diferencia entre estos amores?

1. El amor de deseo: Si el amor es la satisfacción o el placer del que ama, se habla, de deseo “eros”. Se trata de un amor interesado, no pocas veces egoísta, que puede reducirse a la sola autocomplacencia. En décadas pasadas, el varón solicitaba a la novia la famosa “prueba de amor”, que no era otra cosa sino la obtención del favor sexual.
     
Este amor no busca el bien de la persona amada, sino más bien, del que no ama aunque dice amar, porque no pocas veces la persona “amada” se siente poseída, instrumentada. En realidad, quien así ama, sólo se ama a sí mismo a través de su propio placer. En este sentido, el “amor” es prostituido porque se lo confunde con el placer físico.

Puede ser este uno de los motivos, una explicación del fracaso de numerosos matrimonios, que se sintieron físicamente atraídos, pero  nunca se amaron de verdad.

2. El amor verdadero: Este busca el bien de la persona amada; es éste el amor llamado de “caridad”. Alguien que se dona al otro, aunque ya no pueda proporcionarle placer físico (por alguna enfermedad o deficiencia). El amor verdadero resulta ser un “interés” desinteresado, donde el interés radica en que el “otro” se sienta bien, mediante mi ayuda. Este amor de caridad (ágape) es el que Jesucristo nos entregó, aceptando sufrir lo indecible y morir por todos y cada uno de los hombres.

Ocurre que el problema del amor consiste en ser amado y no en amar – dice E. Fromm. Y para alcanzar ese objetivo, no pocos hombres, transitan diferentes caminos, como la búsqueda del éxito, el poder y la fama, el traje, la corbata, el auto… Muchas  mujeres se esmeran en ser atractivas por medio del cuidado del cuerpo, la ropa y cierta dosis de popularidad, (modelitos, conejitas y madrinitas que aparecen aquí y allá).

Así las cosas, el amor no es el resultado de la satisfacción sexual, ni es hijo del placer sexual, ni del uso de “técnicas sexuales” adecuadas.

El amor prostituido. En estos tiempos posmodernos, donde todo se ha relativizado y convertido en light, el “morirse” por un amor es casi rutinario. Ahora los jóvenes y niños, incluso, frecuentan el amor físico con tanta facilidad y precocidad, considerando la función amatoria como un juego placentero (puro acto  perruno, como lo definiría un colega). Hoy, amar es sinónimo de fornicar. Y quien hoy no “fornica, es alguien “ridículo, perimido y medievalesco”.

Hacer el amor no necesariamente implica tener relaciones sexuales, y, tener sexo, por más bueno que sea, no es forzosamente compartir un acto de amor, asegura Elliot D. Cohen, sicólogo y director ejecutivo de National Philosophical Counseling Association (NPCA).

El sexo es una cosa y el amor es otra. Si bien es cierto que pueden venir juntos, a veces no es así. No necesariamente la sexualidad viene con el amor. No necesariamente el amor conlleva sexualidad. Así como alguna vez dije que el amor tenía que ver con el sentimiento puro y no hacía falta incluir el deseo sexual, digo en esta oportunidad que el sexo no necesita incluir al amor para ser verdadero. (cfr. Extracto del libro: El Camino del Encuentro- Jorge Bucay) 

Pregunto: El hecho de que la violencia, el crimen y todo tipo de desorden que se practica a plena luz del día, ¿justifica que vivamos una sociedad sodomítica-gorromina? Quien pueda entender…que lo entienda… 

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