¡¡Lamentablemente… nada!!
¿Por qué cuesta tanto entender que el valor de cada vida humana radica en que cada ser, es imagen y semejanza de Dios y, por tanto, nadie tiene el derecho de quitarnos la vida, sino sólo Dios, único Dueño de nuestra vida?
La vida de cada humano es tan valiosa a los ojos de Dios, tanto que Cristo con su cruel sacrificio, nos rescató de la muerte. Con razón San Jerónimo dijo: “esta vida es un estadio para los mortales: aquí competimos para ser coronados en otro lugar”
Con sobrada razón el P. Antonio Rivero L.C. dice: Se mide el valor del hombre desde una visión industrial o comercial. Así la persona humana es cotizada por su eficacia, y se considera al hombre más por el tener que por el ser.
Luego, salta la idea materialista de la vida: valemos por lo que producimos o tenemos, y no por lo que somos; humanos con dignidad. O sea, si soy minusválido no sirvo, me pueden matar; sufrí un accidente que me dejó casi inválido: no sirvo, ¡pueden matarme!
Si soy anciano ya no sirvo para nada… solo acarreo pena y muchos gastos… entonces, me pueden aplicar la eutanasia. Alguien dijo que esta actitud es como el síndrome de Hitler: ¡muerte al inútil! Total, el eufemismo “muerte digna o eutanasia”, está listo para narcotizar la conciencia.
Otro dilema surge a la hora de considerar la vida de otros ante los propios intereses. Ej: se recurre al aborto antes que promover un recto uso de la sexualidad. Si en una placa ven una deficiencia mental o corporal, no sirves… matan ya en el seno de la mamá.
Se
prefiere recurrir a grandes campañas contra la natalidad antes que a planes
eficaces de desarrollo. ¿No estamos ante el “síndrome de Herodes”? Esto
es: Eliminar
niños.
Y nada digamos de brutales asesinatos cometidos a diario que golpean a la sociedad que, sin haberse recuperado de malas noticias, surgen otras: asaltantes, quienes roban y matan diariamente, enlutando nuestro pobre y rastrero país.
¿Qué clase de mundo es éste que manda humanos y máquinas a Marte y nada hace para detener el asesinato de humanos?... se pregunta José Saramago.
Quien
levanta la mano contra la vida humana ataca la propiedad de Dios. El
que mata al otro, queda más muerto, mucho más podrido que el que es asesinado. ¿Quién
eres tú para quitar la vida a alguien que está llamado a la vida eterna con
Dios?
Louis Begley (escritor) llamó al siglo XX “réquiem satánico”. Infierno
de asesinatos y homicidios, de masacres y crímenes violentos, un manual de
atrocidades…se mató a más hombres que nunca.
Al siglo XX corresponden el holocausto y la bomba atómica ¿Qué pasó de la vida y la salvación traída por Cristo hace más de veinte siglos? Paraguay debe rechazar la filosofía de reducir la vida a lo que decía el ateo J. Sartre en su obra “La Náusea”:
“Comer, dormir; dormir, comer. Existir lentamente, dulcemente, como aquellos árboles, como una botella de agua, como el andén rojo del tranvía”.