Estimado amigo: Sé que andas “plagueándote” por algunas cosas con las que no estás de acuerdo; entre ellas, el Cientificismo… que estás a favor de la ciencia y que no eres partidario de que el homo sapiens (inteligente) vuelva al primitivismo.
Durante este largo feriado, tendrás tiempo para pensar sobre la dramática advertencia que escribió el Premio Nobel de Física, Max Born en el Boletín de los expertos en energía atómica, en “Yo tengo fe” de Mario Veloso, p17, y que dice textualmente:
“Aunque amo la ciencia tengo, sin embargo, el
sentimiento de que ella es contraria a la historia y a la tradición en un grado
que no puede ser absorbido por nuestra civilización.
Los errores políticos y militares y la
completa decadencia de los principios éticos de que fui testigo durante mi
vida, deben ser no sólo el síntoma de una efímera debilidad social, sino una
necesaria consecuencia del adelanto de la ciencia, aunque en sí misma, sea el
más alto logro intelectual del hombre.
Si esto es así, el hombre, como ser responsable y libre, llegará a su fin. Si la raza humana no fuera destruida por una guerra nuclear, se convertirá en una manada de estúpidos, de criaturas imbéciles bajo la tiranía de dictadores que la regirán por medio de máquinas y computadoras electrónicas”.
Cientificismo es pretensión desbordada: “La ciencia tiene la última palabra en todo”. Para el cientificismo, lo que la ciencia no puede probar, ver, pesar ni medir, no existe.
Es postura reduccionista que afirma: “la ciencia empírica constituye la cosmovisión más acreditada o la parte más valiosa del conocimiento humano”, excluyendo otros conocimientos.
Amigo, no necesito decir que vivimos bajo la dictadura de la “tecno-ciencia” y del peligro de muerte que ella trae cuando el terrícola se convierte en “gigante tecnita, pero enano moral”. Hoy la tecnología es el amo y señor del terrícola posmoderno.
Por eso, las profesiones corren riesgo de prostituirse. De hecho, muchas ya lo están. Entonces, nuestra vida está en juego. Es que, para el cientificismo, Dios no existe, pues, ningún experimento científico jamás probará su existencia. ¿Entendés angirú?
Afirma el filósofo Carlos Javier Alonso: “El cientificismo reduccionista tiene como primera víctima, la propia ciencia y agrega, si la ciencia fuese un destornillador, el mundo entero sería un tornillo”.
La idea básica del cientificismo dice que es una de las condiciones principales de la vida actual, en teoría y en la praxis, pues, considera a la ciencia práctica, real modelo de objetividad, racionalidad y eficacia.
Querido amigo, comprendo que el tema no es atractivo, pero eso no impide que puedas intentar pensarlo. El cientificismo no puede probar la existencia de Dios, nos enseñaba aquel profesor… ¿recuerdas?
Quizá tenías otras tareas... pero sería de gran provecho meditarlo, y luego compartir con tus alumnos. Hasta siempre manté angirú.
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