Afirman: “Es coherente quien actúa acorde con lo que piensa. Es decir, cuando hay relación entre su modo de pensar, sentir y obrar. El humano se distingue por ser dinámico, ya que en su vida se presentan muchas dudas.
Ejemplo: Es auspicioso ver a personas servir a su parroquia, en todo tipo de tareas, “al pie de cañón”, como se dice coloquialmente.
Ante Dios y públicamente, muchos prometen entregarse de todo corazón a
Su servicio, a la iglesia, al prójimo, a la comunidad.
Si hoy, la palabra vale poco o casi nada, preguntémonos-Ja jepy'a porandu mina, ¿cuánto vale la nuestra, qué tipo de servidores somos, cumplimos en tiempo y forma lo prometido? ¿Poseemos valores como honor e integridad?
La persona íntegra cumple su palabra… no es como esos que “teniendo apariencia de piedad”, simulan ser buenos, pero con sus actos lo niegan... Apártate de esa clase de gente dirá el apóstol Pablo (2 Tim 3:5)
Coherencia se logra con el paso de la conversión: coherente, significa luchar contra la deshonestidad y la mentira- “pokarẽ ha japu”, tan nuestro. Pero, hay que levantarse inmediatamente y tener la valentía de reconocer el error.
Es por eso que un servidor siembra virtudes mientras se desprenda de vicios que, en el caso de un cristiano, debe aferrarse a la fe que dice tener. Así, estimado servidor… ¡que nuestra palabra valga, que no sea…bla…bla!
Si vale la palabra, ganamos respeto y crece la autoestima. Cuesta, pero vale mucho ser gente de palabra, porque: ¡Faraónica arma es la palabra! Por eso, ser coherente, además de beneficioso, permite vivir en paz.
Aunque no es fácil, con la ayuda de Dios procuremos ser coherentes. Porque, es posible vivir sin mala fe. Así, brille el don de la sencillez, como prueba de que peleamos por vivir con decencia, pese a que nos critiquen. ¿Qué importa?
Solo importa ser íntegros. Si tememos a la verdad somos esclavos de nosotros mismos y del qué dirán. No tengamos miedo-ani ja kyhyje para ser correctos: “Baste con decir “sí” o “no”. “Lo que se aparta de esto, es malo” (Mt 5:37) Pidamos el don de coherencia de vida: que nuestro SÍ sea sí y nuestro no, sea no.
“Pedro bajó de la barca y caminó hacia Jesús. Y al notar la fuerza del viento, tuvo miedo; y cuando se hundía, gritó: ¡Sálvame, Señor!... Jesús lo tomó de la mano y le dijo: ¡Qué poca fe tienes! ¿Por qué dudaste?” (Mt 14, 29-31)
Una intención dice: “Es ilusión planear mucho y no hacer nada; es malo no planear nada y no hacer nada; tampoco se puede aceptar el hacer algo sin antes haberlo planeado”. Luego… ¿Por qué no planear ser coherentes?
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