jueves, 14 de enero de 2021

HERODES: ¡Curiosidad de ver a Jesús!

 

En aquel tiempo, el rey Herodes se enteró de todos los prodigios que Jesús hacía y no sabía a qué atenerse, porque unos decían que Juan había resucitado; otros, que había regresado Elías, y otros, que había vuelto a la vida uno de los antiguos profetas. 

Herodes decía: “A Juan lo mandé decapitar. ¿Quién será, pues, éste del que oigo cosas semejantes? Y tenía curiosidad de ver a Jesús(Lc. 9,7-9) El evangelio narra cómo Herodes estaba interesado en conocer a Jesús. 

Herodes “oyó” el anuncio de los hechos de  Jesús anunciado por los discípulos; entonces, buscaba “ver” a Jesús y se preguntaba: ¿Quién será, éste del que oigo semejantes cosas? 

Sin embargo, se nota que el interés de Herodes por Jesús, responde a una curiosidad.

Así, su pregunta, ¿Quién es éste?, es el principio del interrogatorio que Jesús mismo está a punto de hacerles a sus discípulos y que llevará a Pedro a hacer su confesión de fe.  

Herodes el Grande", fue rey de Judea que gobernó el territorio con la aprobación romana. La Biblia describe a Herodes como un monstruo que intentó matar al niño Jesús y, cuando no pudo encontrarlo, mató a todos los bebés en Belén. 

Los historiadores le consideran uno de los personajes más despreciables de la historia. Fue un rey brutal, caprichoso, paranoico, supersticioso y cruel. 

Aupado al trono de Judea con apoyo de los romanos, Herodes se entregó a una vida de placeres e intrigas. Ofendió a los judíos más piadosos, reunidos en el templo de Jerusalén. 

Se destacó por su eficaz gestión administrativa, por el lustre que dio a Judea, por grandes obras como la reconstrucción del templo de Jerusalén, e incluso por gestos humanitarios como el reparto de grano, comprado de su propio peculio, en una terrible hambruna. 

Pero  no supo, o no pudo, conquistar el corazón de sus súbditos judíos: para ellos fue siempre una piedra de escándalo y un motivo de rencor. 

Polígamo y criminal. La vida privada del rey era, además, un ejemplo de lujuria, crueldad y perversión. Sus muchas mujeres y concubinas fueron, sin duda, motivo de repulsa. Herodes tuvo nueve o diez esposas. 

El que un monarca fuera polígamo podría parecer que no era motivo de escándalo para los judíos en general, ya que en las Sagradas Escrituras veían ejemplos de reyes de Israel que poseían harenes. 

Entre los esenios y la mayoría de los fariseos, tener una única esposa era doctrina común. Por tanto, la poligamia de Herodes era escandalosa. La familia del rey era también motivo de escándalo por las intrigas palaciegas. 

El excesivo número de concubinas era muy mal visto entre los judíos, pues se recordaba que incluso un buen monarca, pero dado al sexo, como Salomón al final de su vida, era una persona alejada de Dios y de su Ley. 

La familia del rey era también motivo de escándalo, intrigas palaciegas, en complots contra su persona o su gobierno, maquinaciones fundadas o simplemente imaginadas por la temerosa fantasía del rey, pero que hicieron correr sangre en abundancia. 

Herodes se alegra ante la posibilidad de ver a Jesús. No para ayudarlo o esté interesado en averiguar si lo que se dice contra él es cierto, sino por simple curiosidad y porque espera “verlo hacer algún milagro” (Lc 23:8). Jesús se niega a satisfacer su curiosidad. 

Como tantos que se creen reyes hoy, ¡Herodes, finalmente, solo fue un pobre infeliz!

miércoles, 13 de enero de 2021

“SIGNOS DE LOS TIEMPOS” (II)

 (Eventos significativos en la historia)


Unos criterios para precisar los signos de los tiempos pueden ser: su modo de marcar la época, indicios de tiempos mejores, el consenso colectivo que causan y su profundidad. 

Estos signos, como hechos notables exigen descifrar. Ello supone que haya un intérprete -en nuestro caso es la iglesia-, sujeto teológico con sentido académico, pastoral y espiritual, que asume la tarea de discernir sus signos. 

Se plantea el desafío de interpretar los sucesos históricos, un descifrar más universal del mensaje salvífico; desentrañar en los signos del tiempo su sentido latente y oculto…y anunciar.

Discernir los signos de Dios en los signos de los tiempos, es acto propio de fe  inteligente, una escucha atenta a la llamada de Dios en los acontecimientos. 

Criterio vital para este discernimiento, es la presencia de Cristo y de sus signos mesiánicos (Mt 16,3), es decir, los indicios del Reino y la manifestación de la voluntad de Dios para los creyentes. 

Discernir es un modo de conocer y accionar, que impulsa la transformación de quien lo practica: interpretar los signos de los tiempos ayuda a una mejor comprensión del ser cristiano e impulsa una renovación del hombre ante los retos actuales. 

Así, surgen preguntas básicas como: ¿cuáles son los signos de estos tiempos y cómo los desciframos? ¿Cómo son identificados e interpretados en nuestros países?.

Leer hoy los signos de los tiempos, es ahondar la relación entre el anuncio del Evangelio y la condición histórica del hombre. Leer los signos de estos tiempos exige oír la Palabra y ver el futuro por la fe. (Fuente: Centro teológico “Manuel Larraín”). 

Signo de los tiempos, no son extrañas y atemorizantes figuras apocalípticas. No son profecías que nacen de la imaginación de “profetas” de la muerte. No es un cóctel de terror, sangre, espada, peste y dolor. 

El del objetivo del Apocalipsis es consolar a los cristianos en las persecuciones, despertar en ellos "la bienaventurada esperanza" (Tito 2, 13) y a la vez, preservarlos de las doctrinas falsas de herejes que se introdujeron en el rebaño de Cristo. 

Verdad es que, presenta cuadro de espantosas catástrofes y luchas que conmoverán al mundo antes del triunfo de Cristo en su Parusía y la derrota definitiva de sus enemigos... que el Padre le pondrá por taburete de sus pies (Heb 10, 13). 

Ello no impide que, como en las profecías del A.T. y en los de Jesús (Mt. 24), el profeta piense también en hechos actuales suyos y los tome como figuras de lo que ha de venir. 

Hay que saber que la sagrada profecía es también una invitación a estar firmes en la fe y gozosos en la esperanza, aspirando la felicidad prometida para las Bodas del Cordero. 

Dice San Jerónimo: "el Apocalipsis contiene tantos misterios como palabras; y digo poco con esto, pues ningún elogio alcanza el valor de este Libro, donde cada palabra de por sí abarca muchos sentidos". Además, nos avisa: 

"No sea que volviendo de improviso os halle dormidos. Lo que os digo, lo digo a todos: ¡Velad! (Mc.13, 36 s.). A "esta vela que espera y a esta esperanza que vela" se atribuye la riqueza de la vida sobrenatural de la primera cristiandad. (Sant. 5, 7). 

martes, 12 de enero de 2021

“SIGNOS DE LOS TIEMPOS” (I)

 3 actitudes para discernirlos

 

El cristiano debe interpretar los “signos de los tiempos”, a través del silencio, la reflexión y la oración gracias a la libertad que se ha donado al hombre, afirma el papa Francisco. 

Un ejemplo: ¿Por qué ha ocurrido algo? Luego, en silencio, reflexionarorar. Solo así podremos entender los signos de los tiempos, “qué quiere decir Jesús”. 

Opina que todos pueden entender los signos de los tiempos, no solo los intelectuales. Jesús no dice “miren cómo hacen los universitarios, miren cómo hacen los doctores, los intelectuales…”. 

Jesús habla a los campesinos que “en su simplicidad”, saben “distinguir el grano de la cizaña”. “Los tiempos cambian y nosotros los cristianos, debemos cambiar continuamente. 

Debemos cambiar firmes en la fe en Jesucristo, firmes en la verdad del Evangelio, pero nuestra actitud debe moverse continuamente, según los signos de los tiempos”. Jesús habla de “los signos de los tiempos” y advierte: los hipócritas disciernen cosas del mundo pero no las de Dios. 

Dios hizo libre al hombre y para hacer uso de esa libertad, “debemos abrirnos a la fuerza del Espíritu y entender bien qué sucede dentro y fuera de nosotros” a través del “discernimiento”. 

“Tenemos libertad de juzgar lo que sucede fuera de nosotros. Pero para juzgar, debemos conocer bien lo que acontece fuera. ¿Cómo se hace esto?”. 

“¿Cómo que la Iglesia llama conocer los signos de los tiempos?. Los tiempos cambian. Es propio de la sabiduría cristiana, conocer estos cambios, conocer los diversos tiempos y los signos de los tiempos”. 

“Qué significa una cosa y otra cosa. Y hacer esto sin miedo, con libertad”. Reconoció que no es una tarea “fácil” porque, muchos condicionamientos externos, no ayudan. 

“Este es un trabajo que normalmente no hacemos: nos conformamos con "me dijeron, escuché, leí, la gente dice". Y nos tranquilizamos…Pero, ¿cuál es la verdad?, ¿Cuál es el mensaje que el Señor quiere darme con ese signo de los tiempos?”. 

Somos libres para usar el don de la libertad que nos dio Jesucristo. 

Nuestro trabajo es ver "qué sucede dentro de nosotros, discernir nuestros sentimientos, pensamientos y qué ocurre fuera de nosotros, y discernir los signos de los tiempos. En silencio, reflexión y oración”. 

En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: "Cuando ven una nube que se levanta en el occidente, al momento dicen: "Va a llover", y así sucede. Y cuando sopla el sur, dicen: "Viene bochorno", y así sucede

¡Hipócritas! Saben explorar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no exploran, pues, este tiempo? 

¿Por qué no juzgan ustedes mismos lo que es justo? Cuando vayas con tu adversario al magistrado, procura en el camino arreglarte con él, no sea que te arrastre ante el juez, y el juez te entregue al alguacil y el alguacil te meta en la cárcel. 

Te digo que no saldrás de allí hasta que hayas pagado el último céntimo". (Lc 12, 54-59)....

lunes, 11 de enero de 2021

SÓCRATES Y JESUCRISTO...

¡Semejanzas y diferencias!

Dice Ramón Alcoberro: Es muy habitual comparar a Sócrates con Jesucristo en la medida en que ambos ejercen como “padres fundadores” de la cultura occidental.

Desde hace dos mil años, cada generación ha construido su propia imagen de Sócrates y de Jesús; y el cristianismo ha tendido a ver en Sócrates una especie de antecesor cultural, que encarna la figura del hombre bueno injustamente perseguido. 

Tradicionalmente se les ha considerado dos mártires del pensamiento y miles de personas en todos los tiempos se han inspirado en su ejemplo moral. 

Compararles es, sin embargo, un ejercicio complejo porque el mundo judío del siglo I antes de nuestra era, nada tenía que ver con el mundo del siglo V en que vivió Sócrates: el contexto cultural griego era politeísta y el hebreo era monoteísta. 

En Atenas, y en la cultura griega clásica, no existía tampoco el concepto de “pecado”, que sí existía en el mundo judío. El mal y la culpa no estaban vinculados en Grecia de la manera en que lo estaban en la tradición judía. 

Israel se encontraba, además, militarmente ocupado por los romanos, y aunque Atenas no vivía en su momento de mayor expansión, en la época de Sócrates era una ciudad básicamente libre y rica – o al menos podía recordar su época de explendor. 

Tampoco las instancias religiosas tenían en Atenas el poder que tuvo el Templo de Jerusalén en la época de Jesús. En esquema, y aunque habría que matizarlas, pueden presentarse una serie de semejanzas y diferencias entre Sócrates y Jesús. Semejanzas: 

*Ambos fueron condenados a muerte por su propio pueblo y ejecutados por oponerse a las tradiciones, y las instituciones políticas y religiosas de su época. 

*Ninguno de los dos escribió nada pero sus discípulos nos han dejado el testimonio de su obra excepcional. 

*Ambos pertenecen a las clases populares: el padre de Sócrates era escultor funerario y José era carpintero.

*Ambos son considerados en su propia época como personajes singulares, que usan un lenguaje rompedor y muy plástico. 

*Ambos son acusados de ejercer una influencia perniciosa y desafían al poder constituido. 

*Su condena a muerte es considerada por sus seguidores como una profunda injusticia y son considerados mártires. 

*La muerte de ambos funda un nuevo tipo de conocimiento, una nueva sensibilidad moral. 

Diferencias: 

*Sócrates muere ya anciano, rodeado de sus amigos y pacíficamente, por envenenamiento más o menos rápido. En cambio, Jesús muere joven en un suplicio atroz, espectacular y público en el curso del cual invoca a su Padre celestial. 

*Sócrates muere para servir a la Ciudad; Jesús muere para salvar a la humanidad del pecado. 

*Sócrates es un sabio; Jesús es hijo de Dios.

*Sócrates no hace milagros; Jesús, sí. 

*Sócrates funda una filosofía racionalista (basada en el autoanálisis moral); Jesús funda una religión transcendente (el cristianismo). 

*Sócrates es un ciudadano bastante original, considerado de modo algo irónico por sus conciudadanos. Incluso pretende que Apolo le confió la misión de provocar a sus conciudadanos para obligarles a reflexionar. 

Jesús, en cambio, se inscribe en la tradición de profetas judíos y se considera Mesías. 

Culmino, parafraseando al estimado P. Manfredo… ¿y a vos, qué te parece?

domingo, 10 de enero de 2021

PECADOS CAPITALES

 
Escuchamos en la etapa del Catecismo que, desde S. Gregorio Magno se suelen enumerar siete vicios capitales: Soberbia, avaricia, lujuria, ira, gula, envidia y pereza. (Saligep).

Se llama con el nombre de vicios o pecados capitales, aquellos apegos desordenados que son fuentes de donde proceden, es decir, que tiene “paternidad”, sobre los demás pecados. 

No siempre los vicios capitales son más graves que sus pecados derivados. Algunos no pasan de simples pecados leves o veniales, como ocurre muchas veces con la vanidad, la envidia, la ira y la gula. 

Pero siempre conservan la capitalidad, por ser cabeza o fuente de donde proceden otros pecados. 

Tomás de Aquino justifica este número explicando que la voluntad puede desordenarse de 7 modos  principales: primero, deseando el bien desordenadamente, lo cual ocurre buscando poder y gloria. 

El placer en el comer y beber (gula), el placer venéreo (lujuria) o los bienes materiales (avaricia); o huyendo de un bien a causa de los males que le están unidos, en cuyo caso puede tratarse de las cosas espirituales por el esfuerzo que suponen (pereza). 

O malestar del bien ajeno porque rebaja nuestra propia excelencia (envidia) o, finalmente, buscando la venganza (ira). Se cita brevemente cada uno de ellos:          

Soberbia-vanagloria. El soberbio se siente superior y menosprecia logros, cualidades o inteligencia de los demás. Ejemplo: un patrón que humilla a sus empleados, por considerarlos inferiores.

“Hijos” de este pecado son la petulancia (che hina), hipocresía, pertinacia, prepotencia. Los principales remedios para combatir la soberbia son: el respeto al otro y la humildad.          

Avaricia, apetito desordenado de tener cosas. Quebranta gravemente la justicia (robos, fraudes, etc.) Sus hijos: dureza de corazón; violencia, engaño, fraude, traición. Es útil estimar la vanidad de las cosas. Cristo es buen ejemplo: pobre y desprendido.           

Lujuria, apetito desordenado de placeres sexuales. Derivan de este vicio: ceguera espiritual, amor excesivo de sí mismo, odio a Dios, apego a esta vida. Antídoto: oración y humildad, sacramentos, huir del peligro…ayuno voluntario…

Ira, apetito de venganza. Derivan de ella, indignación, rencor, griterío, riña...Antídoto:  mansedumbre. Luchar por alcanzar el dominio propio, prevenir las causas de la ira. Oración y ayuno.

Gula, apetito exagerado de comer y beber. Cuando se daña a la salud, por ej, al perder el uso de la razón por borrachera, etc. Produce torpeza, estupidez de entendimiento, locuacidad, chabacanería, lujuria... 

Envidia es la tristeza que produce el bien ajeno. Se opone a la caridad para con el prójimo. Son buenos remedios: considerar los daños que acarrea, práctica de la caridad y la humildad, a ejemplo de Cristo. 

Pereza o acidia, es fastidio por las cosas espirituales, por el trabajo y molestias que causa. Inclina a omitir actos de oración, piedad y otras tareas por desgano o disgusto. (Kaigué)          

En cuanto al orgullo, que no se menciona, Gregorio Magno lo consideraba super-vicio capital, pues de él se derivan todos los demás. 

¿De cuántos redimirme...de uno o de todos?

jueves, 7 de enero de 2021

¡RELACIONES HUMANAS! ¿Cómo son las mías?

 

Desde pequeñitos nos dicen que el humano, es un ser social. La gente se agrupa en barrios, pueblos, ciudades. Tanto es así que, incluso, durante la pandemia nos aglomeramos... 

Toda relación se inicia en casa. Pero cambian los tiempos, costumbres, modos de vida, incluso las formas de comunicación. Hoy, el conocimiento no es igual a ayer. Uno de los motivos del cambio y modo de conectarse con los demás, es la tecnología. Así dicen los que saben.

Curiosamente, con los medios de formación que tiene el hombre hoy para ser mejor, éste no supera la fase de salvajismo y barbarie. ¿No nos creó Dios a su “imagen y semejanza” para gozar civilizadamente las relaciones sociales, según enseña el Gen. 1, 27? 

Pero, la señora realidad, a veces nos vapulea con problemas que nos ganan y empujan a actuar, con ese salvajismo que se oculta en el fondo del alma. ¡Decadencia humana! 

 ¿Acaso no se descarga cruel malquerencia contra el hermano, vecino, compañero de trabajo, de estudio, cónyuge, jefe o subalterno? 

La tecnología secuestra tiempo, mente y corazón. Muchos reclaman la acelerada pérdida de valores, pero cauterizan su conciencia, culpando a la tecnología. ¿Qué sabe una computadora de principios y valores? 

Entonces, ¿qué son las sanas relaciones humanas? Y son las relaciones interesadas por el bienestar de los demás. Ello redundará en un mayor bienestar y calidad de vida de todos. 

En una relación humana es posible sufrir heridas por el proceder del otro, quizá por detalle (vyresa), como “me parece”, “creo que” u otra razón puesta en el “sistema operativo”. 

Para relacionarnos bien, hace falta empatía. Capacidad de ponerse en el lugar del otro, es decir, ver la situación desde sus ojos en vez de hacerlo desde los nuestros. 

Entonces, se intenta entender, que quizá el otro hace lo que puede, que su intención no es dañar. Su modo de ver las cosas, puede ser diferente al mío, por sus malas experiencias, y por eso cada uno responde desde sus creencias. 

Para ello, hace falta querer perdonar, porque el perdón apaga penas, emoción, malos recuerdos. Si perdonamos, aunque al recordar lo que nos causó dolor-, no sentimos molestia en nuestro interior.  

Pero no es fácil: Debo saber que perdono al otro porque él vale lo suyo, tanto como yo. 

Y sobre todo, porque Aquel que no miente, Ñandejara, dice: ¿Por qué miras la paja en el ojo de tu hermano, y no ves la viga en el tuyo? 

“¡Hipócrita! Saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás con claridad para sacar la mota del ojo de tu hermano” (Mt 7,3) 

“Perdono al hermano porque él vale por sí mismo. Si no perdono, no valoro su dignidad. En cambio, si lo perdono, digo que es digno, porque puede redimirse. ¿No quisiera que hagan lo mismo conmigo?  

Afirma el papa Francisco: “Jesús inserta el poder del perdón en las relaciones humanas.

En la vida, no todo se resuelve con la justicia. 

La ley del talión dice, lo que me hiciste, te devuelvo, Jesús la cambia con la ley de amor. Pensemos que puedo perdonar. Si no soy capaz de hacerlo, que pida la gracia de perdonar, porque perdonar es una gracia”. 

Relaciones humanas no es técnica de impostación de voz, hablar bonito o soltar versos políticamente correctos. Relación sana es comprensión, empatía, amor y perdón!

martes, 5 de enero de 2021

EGO SUM…¡¡¡YO SOY!!!

 

Son dos palabras latinas que significan “Yo soy”. Cuando Moisés preguntó por la identidad de quien le hablaba desde la zarza ardiendo, Yahvé respondió: Así dirás a los hijos de Israel: “YO SOY” me envió a ustedes. “Yo soy el que soy” (Ex 3 14). 

Asegura Cristina Galindo. Los comportamientos narcisistas nos rodean. El exhibicionismo en las redes sociales, la obsesión por los “selfies” y la propia imagen. Se habla de epidemia, pero ¿es tan preocupante? 

Fue el bello y vanidoso Narciso, personaje de la mitología griega, incapaz de amar a otras personas, murió por enamorarse de su propia imagen, quien inspiró el término narcisista. 

El concepto fue luego reinterpretado por Freud, el primero en describir el narcisismo como patología. Y en los setenta, el sociólogo Christopher Lasch convirtió la enfermedad en norma cultural… 

Determinó que la neurosis y la histeria que caracterizaban a las sociedades de principios del siglo XX, habían cedido el paso al culto al individuo y la búsqueda fanática del éxito personal y el dinero. 

“El desorden narcisista de la personalidad -patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía- es diagnóstico bastante raro, pero las cualidades narcisistas están ciertamente en alza”….  

“Basta con observar el consumismo rampante, la autopromoción en las redes sociales, la búsqueda de fama a cualquier precio y el uso de la cirugía para frenar el envejecimiento”, dice la psicóloga Pat Mac Donald autora del trabajo Narcisismo en el mundo moderno. 

Un estudio a miles de estudiantes estadounidenses, dice que estas conductas llegan a nivel de epidemia. Libros "Generación yo" y "Epidemia narcisista", cuentan que los adolescentes del siglo XXI, se “creen con derecho a casi todo, pero también son más desgraciados”. 

Los rasgos narcisistas no siempre son fáciles de reconocer y, con moderación, no tienen por qué ser un problema. 

Son conductas egoístas, poco empáticos, a veces un tanto exhibicionistas, de personas que quieren ser el centro de atención. 

Quieren ser reconocidas socialmente, suelen resistirse a admitir sus fallos o mentiras y se creen extraordinarias (aunque su autoestima, sea baja). 

Un estridente ejemplo, es el de una adolescente que, en un reality de la MTV, justificó el corte de una calle para celebrar su fiesta de cumpleaños, a pesar de que había un hospital en medio, al grito de: “¡Mi cumpleaños es más importante!”. 

En nuestra fauna también abundan “vyros con trastorno de personalidad narcisista, de visión exagerada de su propio “yo”, e insaciable hambre de admiración, pero conflictivos y carentes de empatía con los demás. 

Despectivos, se creen dueños absolutos de la verdad y del cosmos, con timbre de gloria y talento superior. Ignoran que todo terrestre nace hambriento, inacabado, indigente y con tendencias al mal. 

La prudencia enseña: “ningún mortal es perfecto; por el camino se hace bueyesEl "freno" hace pisar tierra al faraón posmoderno

Palmaditas en la espalda y forzosos aplausos, solo elevan el ego, infectando de “síndrome de diocesillo” a quien lo padece, es decir, del ¡Yo Soy, exclusivo del único Dios Todopoderoso!.

lunes, 4 de enero de 2021

LA VIDA ¿ES ABSURDA?... ¡SÍ Y NO!

Para Albert Camus, novelista, escritor, filósofo y periodista francés, la vida es un absurdo. Cree que la vida es insignificante por sí misma: si vale, es porque el hombre le da valor.

Por eso, el terrícola se afana por dar sentido a su vida¿Por qué la vida no tendría sentido? Así responden: “la vida no tiene sentido por derrota, desengaño, muerte de un ser querido, etc”. Si esto fuera verdad, la vida no tendría sentido para nadie, porque: 

Ningún mortal es libre de dificultades. ¡Nadie! Porque “todo humano nace hambriento, necesitado y con tendencias al mal”, así nazca en cuna de oro. Oigamos este sermón, dice Carlos Díaz, en “Diez palabras clave para leer el Credo” p. 76: 

Nadie es rico por naturaleza. Desnudo recibe la tierra a los que salieron de ella y nadie puede encerrar junto con él en su sepulcro todas sus riquezas. Un pedazo estrecho de tierra es bastante a la hora de la muerte, lo mismo para el pobre que para el rico. 

Y la tierra -que no fue suficiente para calmar la ambición del rico- entonces lo cubre totalmente. La naturaleza no distingue a los hombres en su nacimiento ni en su muerte. Les engendra igualmente a todos y del mismo modo les recibe en el seno del sepulcro. 

¿Por qué establecer clases entre los muertos? Excava de nuevo los sepulcros y, si puedes, distingue al rico. Desentierra la tumba del poderoso rico a ver si lo reconoces. Quizá lo reconozcas por una cosa: porque con el rico se pudren muchas más cosas”.

 Mi vida no tiene sentido”, frase que se suele escuchar con frecuencia en terapia. Son sólo cinco palabras, pero de significado tan relevante que requiere una reflexión y actuar en consecuencia. 

Para mí, la definición del sentido de la vida queda resumida en esta frase de Nietzsche: "Quien tiene un porqué para vivir puede soportar casi cualquier cómo". Efectivamente, el sentido de la vida se traduce en un propósito, en un porqué, dice aquel profesional.

El Obispo Demetrio Fernández asegura: “las bienaventuranzas, son la “Carta Magna” de Jesús, propuesta que sorprende a muchos, ayer y hoy. Pese a que nos topamos con el dolor y el pecado, “Dios nos creó para ser felices”.

Un “misterio profundo y contradictorio en el que el hombre se ve hundido”, que se explica por “el tambaleo” del pecado, que sólo se entiende, si “entramos en el Corazón de Cristo.

“Solo la humildad y el desprendimiento nos sitúan en la verdad de nuestra vida. No somos nada, más aún, somos pecadores”. Por eso, la primera bienaventuranza: “Dichosos los pobres en el espíritu, porque de ellos es el Reino de los cielos”, engloba todas las demás.

Agrega: “los limpios de corazón” verán a Dios. ¿No será que falta esa pureza de corazón en la que Dios pueda reflejar su rostro y podamos encontrarnos con él por la fe”. Afirma Cristo, a pesar de la persecución, “vuestra recompensa será grande en el cielo”. 

Vivir el Carpe diem es “vivir el momento, gozar al máximo”, dicen: “la vida es breve y hay que aprovechar al máximo, no importa cómo, a como dé lugar”, sexo libre (perreo) aquí y ahora y con quien sea, borrachera, droga, ruido… 

El sentido de la vida da significado y asidero a la existencia. Vivir sin norte, como bola sin manija o como un torpedo dirigido hacia ningún lado, es cosa de imbécil. ¿Qué sentido tiene que el homo sapiens (más homo que sapiens), viva como un apestoso paria social? 

Con razón Einstein dijo: “Somos arquitectos de nuestro propio destino”. De no ser así, cualquier simio con pantalones, nos deslumbrará con collar de oropeles. “Oropel, lata que imita al oro. Cosa de poco valor y mucha apariencia: Depende de cada uno que su vida sea un oropel.

sábado, 2 de enero de 2021

¡NADIE ES "PROPIEDAD" DE NADIE!

  
Persona, dice S. Boecio y T. de Aquino, es: “sustancia individual de naturaleza racional, es alguien completo, un todo unitario cuyos aspectos fundamentales son la individualidad y la subsistencia. 

Supone que nadie tiene derecho a creerse dueño de otros. Pero hay gente que se cree propietaria. Son gente posesiva, insegura, egoísta, arrogante, ignorante. Causas: miedo a perder a la otra persona o simple deseo de dominar una cosa. 

Luego, ningún pretexto hay para que alguien se proclame dueño de otra persona. No hay derecho a dirigir la vida de otros. Las personas tienen hijos, amigos, parejas, pero, no son dueños de sus vidas.  

Sí, es derecho y obligación de los padres educar, aconsejar, dialogar y guiarlos para ser personas de bien, resolver sus problemas, sus adversidades. 

Las personas, somos padres, amigos, compañeros de trabajo, hijos, abuelos, con sueños y planes para vivir distintas experiencias y modos de comportarse y crecer como personas. 

Lo único que no se elige es la familia y el sexo. Pero cada quien elige pareja, amigos, la carrera a seguir, la vestimenta. Por eso nada nada debe reclamarse -salvo que cometa algún delito. Nadie es dueño de nadie. 

Cada persona debe ser respetada. Las personas tienen sus propios deseos, no es bueno  hacer que otros vivan esclavizados por estúpido capricho. Es imperativo aceptar que, nadie es dueño de nadie

No soy propietario de mi cónyuge. 

Conocida es una canción que se refiere a la posesión de personas como si fueran objetos: Para que sepan todos, a quién tu perteneces, con sangre de mis venas, te marcaré la frente, para que te respeten aún, con la mirada, y sepan que tú eres mi propiedad privada. 

Hay gente, en extremo posesiva. Como si fuera cosa, tiene a su familia como “propiedad”. Antes los enamorados decían “soy tuyo, sos mío”, pero son palabras fruto de la pasión. 

El problema salta cuando uno de los cónyuges se considera dueño de “su” esposo/a. La pareja nunca, bajo ningún pretexto, nos pertenece. Somos dos seres indivisos que unieron sus vidas, pero conservando la “individualidad”. 

Si tu pareja está a tu lado es porque así quiere, no porque lo obligues, no la compraste ni tenes un contrato que indica que es una especie de esclavo moderno, o algo parecido. 

Nadie es dueño de la persona. Ni por su saber, ni por su posición social o económica. Hay personas que se ven obligadas por pobreza material o espiritual a ponerse a disposición de los modernos negreros.

¿Con qué derecho alguien se declara superior a otro? Dios es Padre de todos y se inclina hacia los más desfavorecidos, hacia aquellos que no tienen quien los defienda. 

Solo Dios es dueño y Señor. El salmo 8, realza la grandeza del hombre y a Dios como dueño y Señor de todo: “Señor dueño nuestro que admirable es tu nombre en toda la tierra". 

¿Qué es el hombre para que te acuerdes de él, para darle poder? Lo hiciste un poco inferior a los ángeles, lo coronaste de gloria y dignidad”. Si Dios, nuestro dueño respeta nuestra individualidad, quiénes somos nosotros para creernos superiores al Creador? 

Rompamos la idea que las personas nos pertenecen. ¡No somos dueños de nadie!

viernes, 1 de enero de 2021

¡¡BIENVENIDO AÑO 2021!!

 Con esperanza y sin delirios de grandeza

 
Sobra decir que el 2020 fue un año repleto de dolores y llantos para todo el “mundo”. A la serie de catástrofes naturales y otras crisis provocadas por el terrícola, se suma el Covid-19, que mata. 

Los pueblos y ciudades del mundo fueron puestos en cuarentena, hospitales colapsaron, cerraron lugares de culto, empresas, los trabajos se perdieron, familias y seres queridos se separaron…Pero llega un nuevo año y se renuevan esperanzas. 

Por ello, amén del habitual, “que tengas un buen año, que se cumplan tus deseos, “Dios te bendiga”, etc, es saludable, que este año sea yo mejor…no que otros, sino y sobre todo, que intente una versión mejorada de mi propio “yo”. Enumero algunos propósitos: 

* No hablar mal de otros: los lazos sociales, a veces se guían por enojos -py á ro”, críticas y condenas, más que por afecto y apertura del corazón” (Yves Boulvin). Mejor es bendecir, que maldecir. 

* Ser Sinceros. Decir Dios te bendiga y acompañe no significa ausencia de problemas. Desear honestamente todo lo mejor al semejante. 

* Dar testimonio de vida coherente. El bautizado da testimonio de Jesucristo, de respeto, justicia y consideración al otro, es decir, adhesión a una causa, donación al prójimo. 

No juzgar. “Cómo dices: ¡Déjame sacar la paja que está en tu ojo, sin ver la viga que está en el tuyo. Hipócrita, saca primero la viga de tu ojo, y entonces verás bien para sacar la paja que está en el ojo de tu hermano! (Lc 6:42). 

Luego, cuando deseo sinceramente todo lo mejor al semejante, interiormente, me deseo también ser mejor cónyuge, mejor papá, mejor hijo, hermano, vecino, empleado o patrón. 

Es decir, que siempre -no de boca o por ser políticamente correcto-, desee lo mejor al otro, sin juzgar sus méritos (o ausencia de ellos). Si reconozco que el “otro es igual” a mí como persona, no me considero superior, lo respeto. 

En cuanto a dignidad humana, no hay diferencia entre Teresa de Calcuta y A. Hitler. La abismal distancia radica en la conducta. La dignidad personal de ambos es la misma, no así, la dignidad moral.

La dignidad nos da Dios, no leyes mundanas. Como persona, ambas son respetables. Pero, moralmente, la segunda es condenable.

La persona tiene valor absoluto, por tanto, persona es fuente de todo valor. No significa que: “la persona es el Absoluto”, sino que tiene valor en sí, absoluto, respecto de cualquier otra realidad material y, jamás puede ser considerada como parte de un todo.  

Conclusión: Me quedo con la bella canción-oración de Facundo Cabral. 

Este es un nuevo día, para empezar de nuevo, para buscar al ángel…para cantar, para reír, para volver a ser feliz. En este nuevo día, yo dejaré el espejo y trataré de ser, por fin, un hombre bueno. De cara al sol caminaré y con la luna volaré. 

Siempre es bueno el nuevo día. Se puede empezar de nuevo. Ahora mismo le puedes decir basta a las cosas que te encadenan, a la tarjeta de crédito, a los noticieros que envenenan, a los que quieren dirigir tu vida. Ahora mismo le puedes decir basta al miedo…” 

Sinceros anhelos de salud, paz y prosperidad para los lectores de este espacio (de lenguaje troglodita y agriado malhumor), quienes con admirable paciencia, me comportan, soportan y no me deportan. ¡Hasta siempre