¡Hacerse del desentendido!
Popular es el cuento de 4 tipos llamados: Todo el Mundo, Alguien, Nadie y Cualquiera. Tenía que hacerse el trabajo. Todo el mundo creyó que Alguien haría, ya que, Cualquiera podría hacer, pero Nadie lo hizo.
Así, Alguien se enojó (ipochy) porque Cualquiera podía hacerlo. Todo el Mundo tenía la obligación de hacerlo. Al final, Todo el Mundo culpó a Alguien cuando (Avave) Nadie hizo lo que Cualquiera podría haber hecho”.
“Nuestras costumbres no tienen nada que se parezca a otra nación, son tan sencillas que siempre agradan, porque no tienen complicación”. (Noches Del Paraguay-Luís Alberto del Paraná).
¿Colaborar o hacerse el desentendido? En “En busca del hueso perdido”, Helio Vera, dice que la ley del terrícola guaraní es el “ñembotavy, mbarete y vai vai”. Finge, no de dar por aludido, cuando le reclaman haber arrojado una latita de cerveza a la calle, oñembotavy-oñemolentehu.
La Psicología Social estudió este fenómeno y definió varias aristas del mismo; con el fin de comprender y predecir cómo se comporta el ser humano ante este tipo de situaciones. (Camila Rodríguez, ex guía de Psicología y Tendencia).
“En el Paraguay existe una actitud, una muy particular, muy arraigada, consuetudinaria; transmitida de boca a oído, conocida, respetada y muy practicada: la Ley del Ñembotavy; también conocida como la Ley del Ñembohoguemano.
Ñembotavy quiere decir “hacerse el tonto o la tonta, sin serlo”. El diccionario de la Real Academia de la Lengua Española dice de hacerse el tonto: “aparentar una persona que no nota o advierte una cosa que le conviene no advertir”.
En nuestro medio, a diario, se dice de alguien que “se hace el ñembotavy”. Otros, en un modismo más reciente, prefieren decir “se hace el ñembota”; y los más jóvenes, dicen “se hace el ñembo”.
Es común “recomendar” a alguien, en guaraní: “Eregua’u chupe ejapohata ha upei eñembotavy chugui” (dile -que harás lo que te pide, luego desentiéndete de él o ella); y no hace falta decir, que efectivamente la cuestión ocurre exactamente de esa manera.
Probablemente, más de un lector podrá -con justa razón- criticar o cuestionar duramente esta actitud-ley y podrá no estar de acuerdo con la misma por considerarla inmoral, perjudicial y retardataria.
Al margen de estar o no de acuerdo con esa actitud-ley, sabemos que la misma campea a lo largo y a lo ancho del Paraguay; tanto en los sectores más pobres e ignorantes como en los espacios más cultos o en los del gobierno o de cualquier forma de poder.
En fin, bajo cualquiera de sus formas, el ser “ñembotavy” en Paraguay es toda una institución. Quien dice no conocer o intente negar la vigencia de la Ley del ñembotavy, miente”.(David Galeano Oliveira (dgo@paraway.net.py).
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