viernes, 11 de septiembre de 2020

“SÍNDROME” DE MICAL

                                          Victorias de david sobre los filisteos

Síndrome, define el DRAE: Conjunto de síntomas característicos de una enfermedad: síndrome catarral. (Mical hija menor del rey Saúl, fue esposa del rey David).

Cuando el arca del Señor llegó a la Ciudad, Mical se acercó a la ventana. Al ver a David saltando y bailando delante del Señor, sintió en su corazón un profundo desprecio por él. (cf. 2ª Sam 6: 16)

David ofreció sacrificios de reconciliación delante Yahvé, bendijo al pueblo en el nombre del Señor todopoderoso y a todos los israelitas allí presentes, les dio un pan, una torta de dátiles y otra de pasas. Después todos se volvieron a sus casas. 

David fue a su casa para bendecir a su familia; Mical, con desprecio le dijo: ¡Qué bien quedó hoy el rey de Israel, mostrándose delante de las esclavas y criados como un desvergonzado cualquiera! 

David le respondió: Es verdad; bailé delante del Señor, que me escogió para ser el jefe de su pueblo Israel. Por eso bailo delante de él. Y me humillaré más; me rebajaré, según tu opinión, por tanto danzaré delante de Yahvé”.

Dos puntos a reflexionar: a) la disposición de David para bailar delante de Dios en señal de alabanza y gratitud, sin importarle sus vestiduras. b) la actitud malintencionada de Mical, ante el acto de amor, gratitud y gozo de David.

David danzaba con todas sus fuerzas delante de la presencia de Dios. El desprecio de Mical no tiene validez porque David, no bailó para exhibirse ante el pueblo, sino para agradar a Dios.

Hoy también, en el trabajo, en la iglesia, en todas partes, hay gente igual a Mical, con resentimiento y amargura, que piensa que otros no tienen mérito para hacer esto o aquello y, mucho menos para trabajar en el campo de Dios. 

Para tener un corazón como el de David, es necesario convicción para hacer lo que se debePara saber “por qué y para quién” hacer. Siempre habrá una Mical que desprecie y acuse y haga tu vida difícil.

El Evangelio de hoy dice: En aquel tiempo, Jesús propuso a sus discípulos este ejemplo: “¿Puede acaso un ciego guiar a otro ciego? ¿No caerán los dos en un hoyo? (…).

¿Por qué ves la paja en el ojo de tu hermano y no la viga que está en el tuyo? ¿Cómo te atreves a decir: Déjame quitarte la paja que llevas en el ojo, si tienes una viga en el tuyo? “¡Hipócrita! Saca primero la viga que llevas en tus ojos…” (Lc 6, 39-42) 

Jesús nos da tres lecciones de sentido común y cristiano. 1. No puede un ciego guiar a otro ciego. Tenemos que acercarnos a Jesús, Luz verdadera. Quien va detrás de Él, llegará a buen puerto.

2. Mejor acudir al maestro que al discípulo que todavía está en época de aprendizaje. 3. Hay que tener los ojos claros para distinguir una viga de una paja. Solo después podemos sacar la paja al otro. 

Alguien dijo: “Fácil es hablar sin penar, difícil es pensar ante de hablar. Fácil es criticar a otros, difícil es mejorar uno mismo. Fácil es juzgar errores ajenos, difícil es, reconocer los nuestros. Fácil es llorar por lo perdido, difícil es cuidar, para no perderlo”.

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