jueves, 25 de julio de 2019

ME “PLAGUEO”…


LUEGO EXISTO
Resultado de imagen para PERDONO LUEGO EXISTOEl Diccionario © 2005 Espasa-Calpe dice que sinónimo de Plagueo es: Refunfuñar: gruñir, murmurar, rezongar, renegar, mascullar, protestar, piar, jadear, rabiar.

Muchas veces amanecemos malhumorados (kangueró) despotricando contra todos y contra todo. Se avizora, entonces, problemas en el trabajo, en la calle, en el colegio, en la casa.

Así, es bueno meter en nuestro “sistema operativo” un freno especial, para que esos días de plagueo contra todo el mundo, sepamos controlar la ira.

Otras veces, aunque amanecemos con buen ánimo, atacamos, condenamos, discutimos. ¿Por qué, quién es el culpable y qué hacer para arreglar el problema? Pelearse con todos porque son malos o nadie es bueno, ¿es culpa nuestra o de otros?

¿Somos capaces de analizar nuestra actitud y entender el porqué de los conflictos que nos rodean? Cuando todo va mal, es saludable mirar nuestro interior (py´á ñemonguetá) quizá advirtamos que a veces somos parte de los conflictos que nos afectan.

Entonces, es mejor cuestionarnos y entender cuánto hacemos para zambullirnos en problemas. Tal vez debemos iniciar nosotros el cambio: de no agredir ni acusar, sin razón valedera, o esperar siempre que los otros primero cambien.

Eso nos mostraría que a veces, de forma inconsciente, podríamos ser motivo de los problemas que generamos aquí y allá. Porque la incapacidad de autocrítica puede llevarnos a creer que el mundo es malo y está contra nosotros.

Si nos llevamos mal con todo el mundo, lo lógico es que vivamos  en actitud de retirada, excluyéndonos de la sociedad. Luego, ¿cómo es posible que haya paz en nuestra vida? Verdad es que no se pude ser amigo de todo el mundo; como también es real que no se puede ser enemigo de todo el mundo.

Si me peleo con el cónyuge, con los padres, con el jefe, con el vendedor de chipa, con el colega del trabajo, con el vecino, con el compadre, con el cura, con el amigo y con el taxista… es que, tengo grave conflicto. Claramente, el problema soy yo.

Entonces, si tengo dificultad de relacionamiento, con coraje y honestidad  debo aceptar que ¡yo soy el problema!

Que “nadIe me quiere o que todos se ponen en contra mía”, es pobre excusa muy conocida. ¿No será que soy yo quien se pone en contra de los demás? 

Lo bueno es que esta conducta que me molesta puedo superar, si pongo empeño y deseo mejorar. La regla de oro: “Haz con los otros lo que quieres que hagan contigo” nunca falla y además, da buen resultado. El alma se libera y la salud física mejora.

Para ello es vital hacernos cargo de nuestros errores. Es muy común decir que el problema es del otro, que la culpa es del mundo… que uno está libre de todo cargo.

Es posible que sin proponernos intencionadamente hemos causado algún daño a otras personas, pero lo cierto es que con nuestra actitud, no pocas veces (curiosamente herimos y alejamos, a personas conocidas o no) a quienes más queremos.

Propio de corazones enfermos por envenenados, detrás de un odiador se amarga un carácter débil y enfermizo. La persona magnánima (grande alma) está sana y solo sabe amar. El sano se comunica mientras el enfermo va enclaustrándose progresivamente conforme avanza la gravedad de su dolencia.

Por eso, el egoísmo es un enfermar del alma, un no saber decir tú, un no querer decir tú, un no esperar de ti, un no hacer camino contigo: Estar solo es estar muerto. Los muertos están siempre solos. Los solos siempre están muertos. (cf. Carlos Díaz 10 palabras clave…pg. 57) 

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