LUEGO EXISTO
El
Diccionario © 2005 Espasa-Calpe dice que sinónimo de Plagueo es: Refunfuñar:
gruñir, murmurar, rezongar, renegar, mascullar, protestar, piar, jadear, rabiar.
Muchas veces amanecemos malhumorados
(kangueró) despotricando contra todos y contra todo. Se avizora, entonces,
problemas en el trabajo, en la calle, en el colegio, en la casa.
Así, es bueno meter en nuestro “sistema
operativo” un freno especial, para
que esos días de plagueo contra todo el mundo, sepamos controlar la ira.
Otras veces, aunque amanecemos con buen
ánimo, atacamos, condenamos, discutimos. ¿Por qué, quién es el culpable y
qué hacer para arreglar el problema? Pelearse con todos porque son malos o
nadie es bueno, ¿es culpa nuestra o de otros?
¿Somos capaces de analizar nuestra
actitud y entender el porqué de los conflictos que nos rodean? Cuando todo va
mal, es saludable mirar nuestro interior (py´á ñemonguetá) quizá advirtamos
que a veces somos parte de los conflictos que nos afectan.
Entonces, es mejor cuestionarnos y
entender cuánto hacemos para zambullirnos en problemas. Tal vez debemos iniciar
nosotros el cambio: de no agredir ni acusar, sin razón valedera, o esperar
siempre que los otros primero cambien.
Eso nos mostraría que a veces, de forma
inconsciente, podríamos ser motivo de los problemas que generamos aquí y
allá. Porque la incapacidad de autocrítica puede llevarnos a creer que el
mundo es malo y está contra nosotros.
Si nos llevamos mal con todo el mundo,
lo lógico es que vivamos en actitud de
retirada, excluyéndonos de la sociedad. Luego, ¿cómo es posible que haya paz en
nuestra vida? Verdad es que no se pude ser amigo de todo el mundo; como también
es real que no se puede ser enemigo de todo el mundo.
Si me peleo con el cónyuge, con los
padres, con el jefe, con el vendedor de chipa, con el colega del trabajo, con
el vecino, con el compadre, con el cura, con el amigo y con el taxista… es que,
tengo grave conflicto. Claramente, el problema soy yo.
Entonces, si tengo dificultad de
relacionamiento, con coraje y honestidad debo aceptar que ¡yo soy el problema!
Que “nadIe me quiere o que todos se ponen
en contra mía”, es pobre excusa muy conocida. ¿No será que soy yo quien se pone
en contra de los demás?
Lo bueno es que esta conducta que me
molesta puedo superar, si pongo empeño y deseo mejorar. La regla de oro: “Haz
con los otros lo que quieres que hagan contigo” nunca falla y además,
da buen resultado. El alma se libera y la salud física mejora.
Para ello es vital hacernos cargo de
nuestros errores. Es muy común decir que el problema es del otro, que la culpa
es del mundo… que uno está libre de todo cargo.
Es posible que sin proponernos
intencionadamente hemos causado algún daño a otras personas, pero lo cierto es
que con nuestra actitud, no pocas veces (curiosamente herimos y alejamos, a
personas conocidas o no) a quienes más queremos.
Propio de corazones enfermos por
envenenados, detrás de un odiador se amarga un carácter débil y enfermizo. La
persona magnánima (grande alma) está sana y solo sabe amar. El sano se comunica
mientras el enfermo va enclaustrándose progresivamente conforme avanza la
gravedad de su dolencia.
Por eso, el egoísmo es un enfermar del
alma, un no saber decir tú, un no querer decir tú, un no esperar de ti, un no
hacer camino contigo: Estar solo es estar muerto. Los muertos
están siempre solos. Los solos siempre están muertos. (cf. Carlos Díaz 10 palabras clave…pg.
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