martes, 2 de enero de 2018

HACIA UNA COMUNIDAD DE JUSTICIA

PUEBLOS DES-MORALIZADOS(FIN)

Resultado de imagen para justiciaSeguimos con Carlos Díaz: Contra democracia representativa, democracia moral. Un régimen políticamente justo exige personas justas y a la inversa: “meterse en política, hacer política solo tiene valor cuando es por el bien de la humanidad”. La democracia no es una sociedad de ángeles, sino un método para convivir civilizadamente (…) siendo el menos malo, dista de ser el óptimo.

Cuando la democracia lleva al poder a quienes no son demócratas se les ilegaliza (...) pero, si se les ilegaliza, ¿no se vive ya de alguna manera fuera de la democracia?... ¿debe considerase democrática la elección de quienes impedirán los derechos de numerosos ciudadanos o impondrán una forma inapelable de creencias y conductas?  (…)

La democracia participativa o democracia directa no es solo un régimen político, sino también una forma de vida donde rige el “poder popular”, con el correspondiente derecho de todos los ciudadanos a hablar en la asamblea (...) Se es responsable antes de las elecciones, durante y después de ellas...

En la democracia moral participativa un solo voto de diferencia permite gobernar al ganador. En la democracia moral hay que aprender a perder numéricamente si se quiere ganar moralmente algún día, el día de la verdad. Y si triunfa el adversario, el demócrata moral sigue trabajando con los medios a su alcance (...) “Con paciencia laboriosa, donde hubo esclavos crecen ciudadanos libres” (…).

La democracia moral de Charles Péguy es la organización sistemática del amor y de la ayuda mutua y se basa en la convicción de que existen extraordinarias posibilidades en la gente ordinaria si se llena de libertad la igualdad y de igualdad la libertad.

Algunos remedios contra la corrupción representativa: Democratización interna: reconocer la existencia de corrientes internas, de tradiciones culturales diferentes, con el fin de que haya dialogo en el interior de cada partido. Flexibilizar las estructuras de los partidos...Utilizar consultas internas de temas de transcendencia política.

Definir los derechos del militante. Luchar contra la disciplina ciega del político respecto al partido para que pierda su carácter de “dueño” del partido. Tener en cuenta a las bases militantes a la hora de elaborar las candidaturas electorales.

Control de financiación. Lucha anticorrupción. Supresión de la inmunidad parlamentaria (...) independencia de jueces y tribunales. Desincentivación de la política profesional (...) Revisar el sistema de atribución de sueldo a los parlamentarios (...) Y todo esto solo puede hacerlo la comunidad de justos.

La comunidad de justos. Justo es alguien que instaura un orden que no existe, pero sin el cual ningún orden podría satisfacernos. Para ello hay que resistir, primero la injustica que cada uno lleva en sí mismo, a pesar de que el justo sea una persona madura.

Ser justo significa tener una deuda y pagarla, buscar lo justo para todos ¡ponerse en el lugar del otro!. El corazón del justo ya no es suyo, pues se coloca en el lugar de toda la humanidad (…) Sólo el justo puede hacer justicia ¿Dónde se ha visto que la justicia sea fácil o ventajosa?  ¿Debemos entonces renunciar a nuestros intereses? 

No. Pero hay que someterse a la justicia, y no a la inversa. ¿Y si no lo hacemos? Entonces conténtate con ser rico y no intentes, además, ser justo. El amor del justo implica justicia, pero la justicia no ha de ir impregnada de amor (…) El amor pertenece a la “ética de máximos” (…)

El justo no cae en la tentación de juzgar a los demás, pues nadie conoce a nadie lo suficiente, como para juzgar su fuero interior... Nada es fácil para el justo…

¿Significa esto que las religiones estarían demás? No en absoluto: la religión no es una ética de mínimos de justicia, sino de máximos de felicidad. Es compatible ser creyente y ciudadano, fe y razón son bueyes de una misma yunta, pero con dos niveles distintos y autónomos de exigencia, ninguno de los cuales puede pretender absorber al otro.

Un creyente se encuentra “en casa”, en una ética cívica que defiende la libertad, la igualdad, la solidaridad, los derechos humanos y una actitud dialógica (...) ¡Feliz 2018!

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