Seguimos con Carlos Díaz: Contra democracia representativa,
democracia moral. Un régimen
políticamente justo exige personas justas y a la inversa: “meterse en política,
hacer política solo tiene valor cuando es por el bien de la humanidad”. La
democracia no es una sociedad de ángeles, sino un método para convivir
civilizadamente (…) siendo el menos malo, dista de ser el óptimo.
Cuando la democracia lleva al poder a
quienes no son demócratas se les ilegaliza (...) pero, si se les ilegaliza, ¿no
se vive ya de alguna manera fuera de la democracia?... ¿debe considerase
democrática la elección de quienes impedirán los derechos de numerosos
ciudadanos o impondrán una forma inapelable de creencias y conductas? (…)
La democracia participativa o democracia
directa no es solo un régimen político, sino también una forma de vida donde
rige el “poder popular”, con el correspondiente derecho de todos los ciudadanos
a hablar en la asamblea (...) Se es responsable antes de las elecciones,
durante y después de ellas...
En la democracia moral participativa
un solo voto de diferencia permite gobernar al ganador. En la democracia moral
hay que aprender a perder numéricamente si se quiere ganar moralmente algún día,
el día de la verdad. Y si triunfa el adversario, el demócrata moral sigue
trabajando con los medios a su alcance (...) “Con paciencia laboriosa, donde
hubo esclavos crecen ciudadanos libres” (…).
La democracia moral de Charles Péguy es
la organización sistemática del amor y de la ayuda mutua y se basa en la
convicción de que existen extraordinarias posibilidades en la gente ordinaria
si se llena de libertad la igualdad y de igualdad la libertad.
Algunos remedios contra la corrupción
representativa: Democratización
interna: reconocer la existencia de corrientes internas, de tradiciones
culturales diferentes, con el fin de que haya dialogo en el interior de cada
partido. Flexibilizar las estructuras de los partidos...Utilizar consultas
internas de temas de transcendencia política.
Definir los derechos del militante.
Luchar contra la disciplina ciega del político respecto al partido para que
pierda su carácter de “dueño” del partido. Tener en cuenta a las bases
militantes a la hora de elaborar las candidaturas electorales.
Control de financiación. Lucha
anticorrupción. Supresión de la inmunidad parlamentaria (...) independencia de
jueces y tribunales. Desincentivación de la política profesional (...) Revisar
el sistema de atribución de sueldo a los parlamentarios (...) Y todo esto solo
puede hacerlo la comunidad de justos.
La comunidad de justos. Justo es alguien
que instaura un orden que no existe, pero sin el cual ningún orden podría
satisfacernos. Para ello hay que resistir, primero la injustica que cada uno
lleva en sí mismo, a pesar de que el justo sea una persona madura.
Ser justo significa tener una deuda y
pagarla, buscar lo justo para todos ¡ponerse en el lugar del otro!. El corazón
del justo ya no es suyo, pues se coloca en el lugar de toda la humanidad (…) Sólo
el justo puede hacer justicia ¿Dónde se ha visto que la justicia sea fácil o
ventajosa? ¿Debemos entonces renunciar a
nuestros intereses?
No. Pero hay que
someterse a la justicia, y no a la inversa. ¿Y si no lo hacemos? Entonces conténtate
con ser rico y no intentes, además, ser justo. El amor del justo
implica justicia, pero la justicia no ha de ir impregnada de amor (…) El amor
pertenece a la “ética de máximos” (…)
El justo no cae en la tentación de
juzgar a los demás, pues nadie conoce a nadie lo suficiente, como para juzgar
su fuero interior... Nada es fácil para
el justo…
¿Significa esto que las religiones
estarían demás? No en absoluto: la religión no es una ética de mínimos de
justicia, sino de máximos de felicidad. Es compatible ser creyente y ciudadano,
fe y razón son bueyes de una misma yunta, pero con dos niveles distintos y
autónomos de exigencia, ninguno de los cuales puede pretender absorber al otro.
Un creyente se encuentra “en casa”, en una
ética cívica que defiende la libertad, la igualdad, la solidaridad, los
derechos humanos y una actitud dialógica (...) ¡Feliz 2018!
No hay comentarios:
Publicar un comentario