miércoles, 3 de enero de 2018

“EL ÁRBOL CONFUNDIDO”

                                                  ¿IGUAL  AL HOMBRE  ACTUAL?

Resultado de imagen para arbolEl conocido cuento de autor desconocido dice así: Había una vez, en algún lugar que podría ser cualquier lugar,  y en un tiempo que podría ser cualquier tiempo, un hermoso jardín, con manzanos, naranjos, perales y bellísimos rosales, todos ellos felices y satisfechos. 

Todo era alegría en el jardín, excepto por un árbol profundamente triste. El pobre tenía un problema: “No sabía quién era.” Lo que te falta es concentración, le decía el manzano. Si realmente lo intentas, podrás tener sabrosas manzanas… ¿Ves que fácil es?.  No lo escuches, exigía el rosal, es más sencillo tener rosas y… ¿Ves que bellas son? 

Y el árbol desesperado, intentaba todo lo que le sugerían, y como no lograba ser como los demás, se sentía cada vez más frustrado. Un día llegó hasta el jardín el búho, la más sabia de las aves, y al ver la desesperación del árbol, exclamó: 

No te preocupes, tu problema no es tan grave, es el mismo de muchísimos seres sobre la Tierra. Yo te daré la solución: no dediques tu vida a ser como los demás quieran que seas, sé lo que tú quieres ser, y para lograrlo, escúchate”. Y dicho esto, el búho desapareció.  

¿Lo que  yo quiera ser?.. se preguntaba el árbol desesperado… cuando de pronto, comprendió. Y cerrando los ojos y los oídos, abrió el corazón, y por fin pudo escucharse: 

“Jamás daré manzanas porque no soy un manzano,  ni floreceré cada primavera porque no soy un rosal. Soy un roble, y mi destino es crecer grande y majestuoso, dar cobijo a las aves, sombra a los viajeros, belleza al paisaje. Tengo una misión y, tengo que cumplirla”. 

Y el árbol se sintió fuerte y seguro y se dispuso a ser todo aquello para lo cual había sido creado y porque lo que creía. Así, pronto llenó su espacio y fue admirado y respetado por todos. 
Y sólo entonces el jardín fue completamente feliz.

Ante esta carretillada de grosera corrupción que salen a luz, aquí y allá, me pregunto: ¿Cuántos serán robles que no se permiten a sí mismos crecer? ¿Cuántos serán rosales que, por miedo al reto, solo dan espinas? ¿Cuántos, naranjos que no saben florecer? En la vida, todos tenemos un destino que cumplir, un espacio que llenar... 

Cuántas veces vamos por el mundo tratando de ser lo que otros quieren que seamos, aun cuando esto signifique nuestra infelicidad, todo por no tener coraje de ser lo que estamos llamados a ser.  Es que, ocupar un cargo… ¿es ocasión o sinónimo de robar, mentir o matar? 
En la vida, todos tenemos una misión que cumplir, que no es…¡llenarse los bolsillos!. a costa del hambriento e ignorante Juan Pueblo.

Dicen los estudiosos que el excesivo apego a las riquezas tiene un nombre: crematomanía o deseo obsesivo por acumular riquezas. Esta patología (…) es especialmente frecuente dada la excesiva idolatría que algunos tienen por poseer cosas, sin darse cuenta que, en realidad son poseídos por las cosas, siendo sólo “una cosa más, entre tantas cosas”.

Nada es suficiente el hambriento del tener, aunque nade en dinero y todo lo tenga al alcance de su mano, incluso la corrupción más ambiciosa y la idea de impunidad, una vez que sus valores son consumidos por la avaricia desmedida e incontrolable. Para este tipo de gente "nada es suficiente", todo le parece poco, siempre necesita más y más.

“No hay ninguna riqueza inocente: toda riqueza se nutre de alguna pobreza”, sostiene con ironía escritor uruguayo Eduardo Galeano.

Por eso, no permitamos que nada ni nadie impida conocer y compartir la grandeza de ser persona, que posee cosas necesarias, para vivir dignamente.

Así las cosas, se recomienda tener  valor y carácter...  recordando que aquel que te exige cambiar para ser tu "amigo", por caminos torcidos, no te ofrece nada más que un montón de ideas que te dejarán más vacío que antes. 

Hay “tesoros riesgosos” que seducen “pero que debemos abandonar”, aquellos acumulados durante la vida y que la muerte destruye. Observa con un toque de ironía el papa Francisco: “Nunca he visto un camión de mudanza detrás de un cortejo fúnebre, nunca”. 


Pero sí hay un tesoro que “podemos llevar con nosotros”, un tesoro que nadie nos puede robar, que no es “lo que has estado guardando para ti”, sino “lo que has dado a los demás”:

Escuchemos la voz de nuestra alma... ella sabe hacia dónde dirigirnos cuando no sabemos quiénes somos… ¡FELIZ 2018!




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