viernes, 26 de mayo de 2017

LA VERDAD...

¡NO  LA  TUYA...  NI  LA  MÍA!

Resultado de imagen para constitucionReza aquel aforismo: “Es que en su mayoría, los políticos son vendedores ambulantes de baratijas demagógicas que amoldan a "sus medidas" las instituciones a las que dicen "servir".

Quienes con la “verdad” en mano y en mente tumbaron al gobernador electo del Guaira, son los mismos que hoy, luego de tantas y groseras “chambonadas” les devolvieron el cargo. Ayer, una nueva mayoría de la Junta Departamental repuso a Rodolfo Friedmann en la gobernación del Guairá, dando un vuelco a la agitada situación política, gracias a una nueva mayoría.

Rodolfo Pereira, presidente del ejecutivo departamental, cambió de postura y anunció anoche en conferencia de prensa que dejó el movimiento Honor Colorado y se pasó al grupo disidente Colorado Añetete (…) El documento resuelve "confirmar en el cargo de gobernador de Guairá a Friedmann (cfr. UltimaHora.com 25.05.17)

Así las cosas, ¿qué es la verdad, cuándo es verdad, quién tiene la verdad? La fidelidad es virtud para dar cumplimiento a una promesa. Nuestros políticos de aquí y de allá, juran una y otra vez honrar su palabra. Se trata de un compromiso que implica responsabilidades que no debería ser violado. En su mayoría, sin embargo, nuestra fauna política miente y mucho.

Entonces, ¿por qué vegetan como miserables, empequeñecidos, rehénes de tantas mentiras, deshonestidad y prepotencia, propia de esa – al parecer -, irredimible costumbre canallesca…. pudiendo ser grandes servidores patriotas?

Demos el primer paso desechando la mentira: Sabemos –dice Carlos Díaz H.- la mentira consiste en decir que lo que no es, “es” y lo que es “no es”. Por eso, quién miente, rompe la realidad y se rompe a sí mismo. El primer efecto de la mentira es la fractura de lo real y la auto-fractura. Tratando de justificarnos nos convertimos en injustos por culpa de la mentira….

El segundo efecto de la mentira es la ampliación de la mentira en forma de injusticia y nos convertimos en esclavos de la mentira misma, pues quién miente una vez, se ve obligado a mentir dos veces, para intentar camuflar la mentira primera y así, sucesivamente.

Al final, el mentiroso vive en la irrealidad, huyendo de sí mismo, no queriendo saber cuál es su realidad. Si la mentira pide mentira, la verdad pide socializar la verdad, mirarla cara a cara, aunque duela, pero con amor: La verdad odia el delito y compadece al delincuente, para que no vuelva a delinquir.

Cuando elegimos mal – afirma José Ramón Ayllón – ética o estéticamente maltratamos nuestro mejor yo, lo herimos, y esa herida produce en nosotros esa especie escozor...” En su novela “La Virgen de los Sicarios”, el escritor colombiano Fernando Vallejo describe al fútbol como un idiotizador anestésico, capaz de obnubilar a un pueblo entero ante la crisis más severa.

Y, ¿Qué no diría de nuestros políticos, responsables de una sociedad tan descompuesta, enferma y repleta de calamidades?

Pero como no existe el mal absoluto, según dicen, luchemos – a pesar de los malos políticos- por conseguir valores como respeto, honestidad, decencia y dignidad, pues para muchos estos vocablos son palabras sin ningún valor. Recordemos que los grandes países se independizan una sola vez, en cambio los pequeños como el nuestro, debe hacerlo constantemente.

Un buen propósito sugerido: Sacudirnos, es decir, desafiliarnos definitivamente de esa ingente chatura cívica que encadena a la dolorosa patria, produciendo colosales ignorantes, ladrones y prepotentes nuevos ricos, que fabrican el "hombre absurdo" culpable de un sistema político en el que una mayoría de idiotas elige a una minoría de saqueadores.


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