¡NO LA TUYA... NI LA MÍA!
Reza aquel aforismo: “Es que en su mayoría, los políticos son vendedores
ambulantes de baratijas demagógicas que amoldan a "sus medidas" las
instituciones a las que dicen "servir".
Quienes con la “verdad” en mano y en mente tumbaron al gobernador electo del Guaira,
son los mismos que hoy, luego de tantas y groseras “chambonadas” les devolvieron
el cargo. Ayer, una nueva mayoría de la Junta
Departamental repuso a Rodolfo Friedmann en la gobernación del Guairá, dando un
vuelco a la agitada situación política, gracias a una nueva mayoría.
Rodolfo Pereira,
presidente del ejecutivo departamental, cambió de postura y anunció anoche en
conferencia de prensa que dejó el movimiento Honor Colorado y se pasó al grupo
disidente Colorado Añetete (…) El documento resuelve "confirmar en el cargo de
gobernador de Guairá a Friedmann (cfr. UltimaHora.com
25.05.17)
Así las cosas, ¿qué es la verdad, cuándo es verdad, quién tiene la verdad? La fidelidad
es virtud para dar cumplimiento a una promesa. Nuestros políticos
de aquí y de allá, juran una y otra vez honrar su palabra. Se trata de un compromiso que implica responsabilidades
que no debería ser violado. En su mayoría, sin embargo, nuestra fauna política
miente y mucho.
Entonces, ¿por qué vegetan como miserables, empequeñecidos, rehénes de
tantas mentiras, deshonestidad y prepotencia, propia de esa – al parecer -,
irredimible costumbre canallesca…. pudiendo ser grandes servidores patriotas?
Demos el primer paso
desechando la mentira: Sabemos
–dice Carlos Díaz H.- la mentira consiste en decir que lo que no es, “es” y lo que es “no es”.
Por eso, quién miente, rompe la realidad y se rompe a sí mismo. El primer
efecto de la mentira es la fractura de lo real y la auto-fractura. Tratando de
justificarnos nos convertimos en injustos por culpa de la mentira….
El segundo efecto de la mentira es la ampliación
de la mentira en forma de injusticia y nos convertimos en esclavos de la
mentira misma, pues quién miente una vez, se ve obligado a mentir dos veces,
para intentar camuflar la mentira primera y así, sucesivamente.
Al final, el mentiroso vive en la
irrealidad, huyendo de sí mismo, no queriendo saber cuál es su realidad. Si la
mentira pide mentira, la verdad pide socializar la verdad, mirarla cara a cara,
aunque duela, pero con amor: La verdad odia el delito y compadece al delincuente, para
que no vuelva a delinquir.
Cuando elegimos mal – afirma José Ramón
Ayllón – ética o estéticamente maltratamos nuestro mejor yo, lo herimos, y esa herida
produce en nosotros esa especie escozor...” En su novela “La Virgen de los Sicarios”,
el escritor colombiano Fernando Vallejo describe al fútbol como un idiotizador
anestésico, capaz de obnubilar a un pueblo entero ante la crisis más
severa.
Y, ¿Qué no diría de nuestros políticos, responsables
de una sociedad tan descompuesta, enferma y repleta de calamidades?
Pero como no existe
el mal absoluto, según dicen, luchemos – a pesar de los malos políticos- por conseguir
valores como respeto, honestidad, decencia y dignidad, pues para muchos estos
vocablos son palabras sin ningún valor. Recordemos que los grandes países se
independizan una sola vez, en cambio los pequeños como el nuestro, debe hacerlo
constantemente.
Un buen propósito sugerido: Sacudirnos, es decir, desafiliarnos definitivamente de esa ingente chatura cívica que encadena a la dolorosa patria, produciendo colosales ignorantes, ladrones y prepotentes nuevos ricos, que fabrican el "hombre absurdo" culpable de un sistema político en el que una mayoría de idiotas elige a una minoría de saqueadores.
Un buen propósito sugerido: Sacudirnos, es decir, desafiliarnos definitivamente de esa ingente chatura cívica que encadena a la dolorosa patria, produciendo colosales ignorantes, ladrones y prepotentes nuevos ricos, que fabrican el "hombre absurdo" culpable de un sistema político en el que una mayoría de idiotas elige a una minoría de saqueadores.
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