La Iglesia fundada por Jesucristo con base en los Apóstoles, es la poseedora de la verdad total. Muchos cristianos hoy, son verdaderos ejemplos de vida en sus respectivos estados: casados, solteros, estudiantes, profesionales, vecinos, autoridades, maestros, etc. Y la fortaleza radica en la participación activa de la liturgia y de los sacramentos. Ello hace posible vivir con coherencia de vida, es decir, con altura moral. Pero no debemos embalsamarnos con lo bueno e ignorar el lado débil de nuestra realidad.
La Encíclica Lumen Gentium nº11recuerda: “Por el sacramento de la confirmación quedan obligados más estrictamente a difundir y defender la fe”. Hemos aprendido que el cristiano desarrolla su vida (al menos idealmente) a través de este proceso:
1. Nacer en la fe, por medio del Kerygma. (Proclamación del 1º Anuncio)
2. Profundizar la fe, por medio de la Catequesis-enseñanza.
3. Manifestar nuestra fe por medio de la Liturgia (tributo-servicio público a Dios)
4. Contagiar, propagar de la fe mediante el Apostolado. No casual, sino permanente. (Juan B.
Paniagua en “Formación Apologética, p.9)
Dicho de otro modo, mediante la evangelización kerygmática, la catequesis, la liturgia y el apostolado, el cristiano debe nacer, crecer, celebrando y difundiendo la fe. Por eso decimos que ser cristiano no es un título-rito-certificado, es un estilo de vida.
Y sin embargo, las grietas que se observan son:ü Celebramos una “fe” cognoscitiva, en una Liturgia que no siempre entendemos.
ü Porque no conocemos cabalmente la Catequesis.
ü Muchos, ni tan siquiera escucharon hablar de Evangelización kerigmática.
ü El Apostolado que hacemos, no pocas veces, es obra que no asumimos en nuestro Ethos.
Causas probables entre otras: (a) Nos bautizan (nacemos) celebrando “actos meramente religiosos” que de por sí, no nos llevan a vivir plenamente la vida cristiana, es decir, lo creemos o decimos creer y lo que hacemos, no tienen fundamento sólido. (b) En la familia (cuando hay) los padres nunca fueron modelos y maestros en fe, para contrarrestar el torrente de herejía, pornografía, relativismo y demás pecados sociales que sacuden y aplastan al hombre posmoderno. Propuesta:
1. Cultivar la Mente (estudiar y conocer la doctrina y belleza de nuestra fe)
2. Fortalecer la voluntad (mediante la oración, meditación y los sacramentos)
3. Para disciplinar-ordenar la conducta, mediante la orto-praxis (práctica correcta).
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