jueves, 12 de septiembre de 2024

EL MODERNISMO … ¿Es bueno o malo?

 
Dice el escritor español Javier de Navascués: “En la Iglesia siempre encontraremos límpida la sana y perenne doctrina, muy beneficiosa y saludable para nuestra alma. No estemos ávidos de novedades, que son un veneno mortal”. 

Buscar otras “verdades” fuera de la Iglesia es locura y necedad, como también lo es dejarse embaucar por la teología moderna, apestada de herejías. A este respecto afirmaba Gregorio XVI en la Encíclica “Singularis Nos”: 

Es muy deplorable hasta qué punto vayan a parar los delirios de la razón humana cuando uno está sediento de novedades que se esfuerza por saber más de lo que conviene saber, imaginando, con excesiva confianza en sí mismo, que se debe buscar la verdad fuera de la Iglesia católica …”. 

El P. Antonio Gómez Mir, párroco de San Jordi de Barcelona y capellán de Hispania Martyr nos explica el modernismo y sus causas desde su raíz, así como las principales condenas del Magisterio de la Iglesia. 

¿Qué entendemos por modernismo y cuáles son las notas que lo definen? El modernismo es una crisis del pensamiento católico que se manifestó a finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX, que pretendía conciliar la fe con algunos principios de la “filosofía moderna” y con ciertas teorías de la crítica histórica. 

Las notas principales que lo definen son: agnosticismo y sentimentalismo, heredado del protestantismo liberal y la exaltación humanista. Para entender su desarrollo habría que retrotraerse a Lutero, o incluso a Erasmo de Rotterdam, que bien podría ser el primer modernista, el primer demócrata cristiano. 

¿Qué dice el posmodernismo sobre Dios? La religión posmoderna considera que no existen verdades ni leyes religiosas universales, sino que, la realidad está determinada por las circunstancias sociales, históricas y culturales según el individuo, el lugar y/o el tiempo. 

 “Lamentablemente, millones de personas siguen construyendo su visión en base a la fe, muchas veces imponiéndose con violencia frente a los demás que no comparten esas ideas. Dios ya no es necesario”. 

La religión puede interpretar lo que quiera, pero en la mayoría de los casos caerá en el error si intenta imponer la visión irracional a la realidad del mundo (…) El mayor logro de la especie humana, es la capacidad intelectual alcanzada hoy día.

El triunfo rotundo de la razón humana, como señala Hawking, puede ser vanagloriado con la extensión del pensamiento crítico y la sepultura de los dogmas. Es tiempo de no temer a la ciencia y olvidar a la religión. (Diario Abc color 05.09.2010) 

En claro desacuerdo con este escriba, respondo con lo escrito por el P. Jorge Loring: Dice Charles Robert Darwin al final de su libro Origen de las Especies -1859: “Es grandioso el espectáculo de las fuerzas variadas de la vida que Dios infundió en los seres creados haciéndose desarrollarse en forma cada vez más bellas y admirables 

Dijo el Premio Nobel de Medicina John C. Eccles, en el prólogo de “Las Fronteras del Evolucionismo”: “Cada alma es una nueva creación divina”. 

martes, 10 de septiembre de 2024

NO HAY “DERECHO” A EQUIVOCARSE

 

Con harta frecuencia se oye decir: “Todos tenemos derecho a equivocarnos, a cometer cualquier tipo de error o tomar decisiones erróneas. ¡Somos personas y como tales nos equivocamos! 

Y es verdad que nos equivocamos. Pero, es engaño decir tener derecho a equivocarnos. Por consiguiente, la fórmula: el hombre tiene «dere­cho a equivocarse» es ignorancia; mala fe o ambas cosas, porque nadie tiene «derecho» a cometer error. 

Tenemos “derecho” a ser com­prendidos por nuestras faltas, a ser aceptados con nuestros errores, a ser perdonados por nuestras estupideces, a ser reconocidos como seres que inevitablemente pecamos… setenta veces siete. 

Nos equivocamos por ignorancia, sin querer o queriéndolo… ¡No por derecho! Quien mata a su mamá lo hace por rabia, locura, venganza, accidente… nunca será por “derecho”, porque, nadie tiene derecho al desatino, al error.

Ya Sócrates decía: “Quien pregunta si es licito pegar a la madre…no merece explicación, sino azote 

Una cosa es aprender de los errores para no volver a cometerlos y otra muy diferente, es decir, “errar es humano”, y por eso nos equivocarnos. No falta quien diga: “equivocándote es como aprendes. No es verdad, aprendes cuando ya no te equivocas. 

Si insistimos en la idea de que todos tienen el derecho de equivocarse, es que, definitivamente, viviremos en el error. Una cosa es decir que el que se equivoca de buena fe no debe ser castigado y otra, sostener que la equivocación es algo loable. 

Un ejemplo: Si alguien afirmara que Ciudad del Este es la capital de Francia, le diríamos que está equivocado, y si no lo convenciéramos, pensaríamos que anda mal de la cabeza. Nadie tiene “derecho” a equivocarse. La imposición de una mayoría, no siempre es lo correcto. 

Un ejemplo: Así se abren dos caminos en un colegiado: uno, autoritario que impone una mayoría y salva a los colegas de las garras de la justicia y se excomulga a la minoría. Y otro, permisivo, que balbucea “abstención” … 

Dirá Ricardo A. Guibourg, Director de Filosofía del Derecho de la UBA: “No hay, pues, derecho a equivocarse, sino dificultad para demostrar quién se equivoca. 

Como no se “cambiar a los médicos por curanderos, sería absurdo dar pie a proyectos políticos científicamente descabellados”. Conclusión: nos equivocamos por ignorancia o por sinvergüenza. Errar es humano. Pero nadie tiene derecho a matar o decidir sobre la vida de otro ser humano 

lunes, 9 de septiembre de 2024

¡AMISTAD! … ¿Palabra devaluada?

 
Afirma el escritor José A. Veiga: “La palabra amistad se está devaluando. No cabe duda, la usamos con una facilidad asombrosa, se la ponemos a personas que conocemos y en un periodo de tiempo muy reducido ya le llamamos amigo. 

Y no me refiero solo a los amigos de las redes sociales, muchos de los cuales no conocemos físicamente, nunca les abrazamos, ni sabemos cómo miran ni como sonríen, pero son amigos. Presumimos de tener cientos o miles de ellos y parece que quien no tiene el número más alto es un mindundi en esto de la amistad.  

Quiero hablar de AMISTAD en mayúsculas, con personas que saben que podemos contar con ellas en lo bueno, pero sobre todo en los momentos malos, cuando nos encontramos en apuros y deseamos o necesitamos esos ojos amigos que nos entienden, esos oídos que nos escuchan y esas manos que con un simple roce nos tranquiliza. 

En días de alegrías, de situaciones donde todo es Paz y felicidad, están todos, los AMIGOS y los amigos. A mis alumnos les digo que una vez leí un proverbio que decía algo así: “Cuando encuentres un amigo por cada letra de la palabra amistad, grábalo con letras de oro y guárdalo cerca de tu corazón” …

¿Qué buscamos en una persona para considerarla AMIGO? Enumera las características que crees que debería tener tu amigo ideal, una vez que las hayas escrito, piensa si tú las tienes, para poder ofrecérselas a esa persona. Porque muchas veces pedimos o exigimos algo que nosotros no podemos dar, algo que carecemos (…).

Como dice la frase “La amistad no tiene precio” La verdadera AMISTAD no tiene precio, pero la amistad que vemos en la actualidad está rebajada, tanto que cuando conseguimos lo que deseamos de esa persona ya no nos sirve y cambiamos de “amigos” (Eclesiástico 6:5-7) 

La verdadera amistad. “La conversación agradable atrae muchos amigos, y al que habla amablemente todos lo saludan. Que sean muchos tus amigos, pero amigo íntimo sólo uno entre mil. Si consigues un amigo, ponlo a prueba; no confíes demasiado pronto en él”. (Eclesiástico 6:5-7)

Una moderna y atractiva narrativa de la amistad hoy es: La de amigos con derecho” amistad con derecho a roce -llamado popularmente como amigos con derechos -es una simple y llana relación sexual. Según ciertos expertos, las reglas para ser amigos con derechos son:

Menos charla y disfrutar. Estar bien con uno mismo. No es amor. No hacer reclamos. No llevar problemas. Que sea alguien emocionalmente estable. Manejarse con cuidado. Tiene final. No hay que olvidar que es algo pasajero y depende de ambos cuánto se prolonga.

jueves, 5 de septiembre de 2024

SER SANTO HOY… ¿Es posible?

El Papa Francisco dice que, hoy también, todos los cristianos están llamados a ser santos. Se refiere a la santidad ordinaria –a la santidad que llama de la “puerta de al lado”– para mostrar que no es un objetivo inalcanzable o exclusivo de algunos. (Aciprensa)

Con la ayuda de la gracia, todo cristiano puede vivir con amor y ofrecer “el propio testimonio en las tareas de cada día, allí donde cada uno se encuentra”, como se lee en el primer capítulo del documento.

Son santos los padres que, con esfuerzo, crían a sus hijos; aquellos que afrontan la enfermedad o el sufrimiento con espíritu cristiano; quienes se compadecen del pobre y del necesitado; los que superan la tentación de la murmuración…

A lo largo de toda la exhortación apostólica, el Papa ofrece ejemplos cotidianos y sencillos que muestran las oportunidades que el día a día ofrece para identificarse con Cristo y “construir, con él, ese reino de amor, justicia y paz para todos”.

Los enemigos de la santidad. En el documento Gaudete et exsultate denuncia dos “falsificaciones de la santidad”: el gnosticismo y el pelagianismo, tendencias que, cada una a su modo, esclerotizan el dinamismo de la vida cristiana, lo encorsetan y olvida lo esencial.

“Solamente a partir del don de Dios, libre y humildemente recibido, podemos cooperar con nuestros esfuerzos para dejarnos transformar más y más”. Lo testimonia la vida de los santos. Es más: precisamente nuestra falta de confianza en la gracia es lo que “impide que Dios actúe en nosotros”.

Ese falso camino de santidad se traduce en “una autocomplacencia egocéntrica” que somete la vida de la gracia a las “estructuras humanas” y así fosiliza los impulsos del Espíritu y empobrece la fe y la vida cristiana.

Pero ¿cómo alcanzar la santidad? La clave está en las bienaventuranzas: “En ellas se dibuja el rostro del Maestro, que estamos llamados a transparentar en lo cotidiano de nuestras vidas”. Nos anima a vivirlas con plenitud, pues  “santidad no puede entenderse ni vivirse al margen de estas exigencias, a ser testigos de Cristo”.

Testigo es el que testifica, el que da fe de algo o de alguien; es afirmar la veracidad y la rectitud de algo o de alguien, comprometer la propia palabra y la vida por defender a esa persona o a esa posición. Todos debemos ser testigos de la verdad y del bien; en todas partes debemos dar testimonio de la verdad y del bien.

Siendo testigos, estamos dispuestos a dar la cara por la verdad; aunque ello suponga incomodidades, pérdida de ciertas conveniencias, ya que por encima de todo eso, debemos ser testigos de la verdad y del bien.  Cristo es la Verdad y el Bien. ¡Ser santos hoy, es posible, aunque no es fácil! Un ejemplo:

Carlo Acutis, de 15 años y aficionado programador de informática, documentaba milagros y apariciones marianas aprobadas en todo el mundo, y subía toda esa información en un sitio web que creó antes de  morir por leucemia, demuestra que ser santo hoy, es posible” ¡Ta upéicha!

jueves, 29 de agosto de 2024

IGLESIA Y POLÍTICA: ¡Cuestiones de antes y ahora!

 
Se dice una y otra vez -en el verdadero sentido de la palabra- que política es el conjunto de verdades teóricas y prácticas que conciernen a la sociedad civil y al Estado. Es decir, a verdades que se refieren a la sociedad y al fin para el cual ha sido constituida. 

Política, según algunos Papas, es el acto más sublime de ejercitar la caridad, habida cuenta que ella se realiza para el logro del bien común. 

Pero también tiene un sentido ofensivo, entendiéndose por política, la lucha entre partidos políticos y adherentes: intrigas, calumnias y demás perlas de las cuales hace gala una mayoría de nuestra fauna política-partidaria. 

La Iglesia no tiene la misión de hacer política. No se ocupa de cuestiones de técnica política: en la formación del gobierno, en la elección de autoridades, etc. Estas dependen solo de la libre elección de los ciudadanos. 

Pero tiene la doble misión de recordar los valores de orden moral que guían la actividad humana y señalar a sus hijos, dónde está el deber moral y en qué condiciones deben cumplirlo. (J. Verdier, Cardenal de París). 

Luego, la Iglesia no está fuera, sino por encima de los partidos, en el sentido de que las acciones de los políticos, siendo actos humanos, deben orientarse hacia su último fin, que es el bien común de la gente que vive en la “polis”. 

Entonces, si un político se dice cristiano, sus acciones deben guiarse por actitudes cristianas: solidaridad, respeto, responsabilidad, honestidad y demás virtudes propias de quien se dice o hace llamar cristiano. Es una deducción lógica que no admite discusión. 

Se equivocan quienes quieren arrinconar a la Iglesia en sus templos, como afirmara Juan Pablo II, más aún si quienes pretenden tal despropósito, se declaran seguidores de Cristo. ¿No es tal pretensión un colosal disparate? 

En nuestra fauna casi el 90% de los políticos se declara cristiano y muchos sin empacho, ensayan grotescamente ciertos pasajes bíblicos; pero sus actos gritan que se deleitan en su soberbia y acaban sintiendo temor y asco por la excelencia de la verdad. ¡Grave problema ético! 

Las conciencias pueden estar averiadas, ya que “Somos muy aficionados a decir que buscamos la verdad, pero muy reacios a aceptarla” (E. Gilson filósofo e historiador francés). Amar la verdad es la primera condición para conocerla en profundidad. 

¿Cuántos de nuestros tribunos-políticos conocen la verdad? Por ello, la Iglesia tiene mucho que decir a los políticos y demás autoridades que tienen la gran misión de gobernar un pueblo. Al fin y al cabo, todos somos iglesia, es decir, parte del cuerpo místico de Cristo. 

El que pueda entender esta verdad, que lo entienda. Será de mucho provecho personal como también para la comunidad a la cual dice servir. ¡Ta upéicha!

viernes, 16 de agosto de 2024

NO HAY MAL ... ¡Que por bien no venga!

 

No hay mal que por bien no venga. Dicen que este refrán es enseñanza que transmite una visión optimista de la realidad, ya que de una dificultad se puede lograr algo bueno o favorable.   

Se lee en el Nuevo Catecismo de la Iglesia Católica: La fe nos da la certeza de que Dios no permitiría el mal si no hiciera salir el bien del mal mismo, por caminos que nosotros sólo conoceremos plenamente en la vida eterna. Todas las cosas tienen “pros y contras”. 

El P. Jorge Loring agrega: “Hay sufrimientos que Dios no los quiere. Porque son consecuencia de pecados. Por ejemplo, las víctimas del terrorismo. Pero otros sufrimientos entran en los planes de Dios. Por ejemplo, las víctimas de un terremoto. Son dolores consecuencia de las leyes de la naturaleza”.

El mundo que Dios hizo tiene muchas cosas buenas, pero a veces ocurren desgracias que no comprendemos. Sería absurdo querer entender a Dios al modo humano. Dios tiene su Providencia que a veces no entendemos: lo mismo que las hormigas no entienden el juego del ajedrez y no saben por qué se mueve una pieza u otra.

Es lógico que el hombre no siempre entienda el proceder del Todopoderoso Dios. Nos debe bastar saber que Dios es Padre y permite el sufrimiento para nuestro bien. Por eso deja actuar las leyes de la naturaleza y la libertad de los hombres.
 

Para los hombres el sufrir es un mal; pero no así para Dios, que redime al mundo por el sufrimiento. Si el sufrir fuera malo, Cristo no hubiera sufrido ni hubiera hecho sufrir a su madre. Esto, aun así, no impide que nosotros procuremos aplacar el dolor con los medios que Dios pone a nuestro alcance.

Pero, también hay que valorar la mortificación voluntaria y la penitencia. El sacrificio siempre fue una práctica frecuente en toda la Historia de la Iglesia. Las aflicciones o mortificaciones deben tener una cierta continuidad. No se trata de hacer un gran sacrificio un día, para luego descansar una temporada. Hay muchos modos de hacer pequeñas mortificaciones.
 

Sufrimiento es una actitud pasiva o activa frente a un mal, o mejor, frente a la ausencia de un bien que se debiera tener. “El hombre sufre a causa del mal, que es una cierta falta, limitación o distorsión del bien. Se puede decir que el hombre sufre a causa de un bien del que él no participa” (Juan Pablo II). 

Por consiguiente, valido es el proverbio No hay mal…que por bien no venga”.

viernes, 9 de agosto de 2024

PIENSO... luego, estorbo.

Al “pienso, luego existo” de Descartes y, al “me duele, luego existo” de Kierkegaard, puede ser añadido el “pienso, luego estorbo”, de no pocos terrícolas que pueblan nuestra fauna hoy.   

Nos enseña Ricardo Yepes S. en Fundamentos de Antropología, que el fin de la vida social es la vida buena, que no la buena vida. El fin de la ciudad es la vida de armonía, respeto y solidaridad, no sólo de conveniencia y el simple vivir. 

Así, aspiramos disfrutar de un conjunto de bienes que componen la vida buena, donde se practica la justicia, las buenas relaciones familiares, el respeto a las personas, al bien común y a las leyes, entre otras acciones virtuosas. Por tanto, el fin de la vida social es la felicidad de las personas. Contrariamente a estos nobles pensamientos, sin embargo, vivimos sufriendo conductas irracionales que van creciendo saludables en nuestra sociedad. 

Se afirma que el pensar es el acto más sublime de la inteligencia: ¿Piensan aquellos que atropellan impune y prepotentemente el sagrado derecho al descanso de gente trabajadora o enferma, cuando molestan con potentes equipos de sonido a altas horas de la noche? 

¿Piensan aquellos que ponen en riesgo sus propias vidas y la de terceros, cuando en la noche transitan sobre una motocicleta sin luz, con tres y hasta más miembros de una familia? 

¿Piensan aquellos orangutanes de grotesco actuar, fruto de su arrogante ignorancia, cuando gritan al mundo algo así como: Yo soy...; Yo hago lo que quiero … y qué: quéjate donde quieras y ante quien quieras?  ¿Piensan los irresponsables padres que permiten a sus hijos menores conducir alcoholizados, provocando todo tipo de desórdenes en la vía pública? 

¿Piensan aquellos que guiados sólo por sus instintos -lejos de la razón- cometen todo tipo de salvajadas en la calle, en la cancha, en la escuela? ¿Por qué los padres no son los primeros en corregir a sus hijos patoteros que promueven peleas tanto en la calle como en los colegios, sucia costumbre que ganan adeptos? Finalmente, ¿no se dan cuenta que convertirse en “aborto social” es igual a ganarse el desprecio de la sociedad decente? 

De ahí que el “no pienso, luego estorbo”, es una palpable realidad en la conducta de nuestra fauna humana. Sin embargo, este mal no tiene la última palabra. Somos seres dotados de razón y voluntad libre y por consiguiente, superiores a cualquier bestia. 

Entonces, utilicemos el siguiente trípode para lograr la vida buenaa) cultivemos nuestra mente, leyendo y estudiando para adquirir saberes útiles; b) fortalezcamos nuestro ser interior, nuestro espíritu -somos espíritu encarnado y carne spiritual; c) y así, disciplinar nuestra conducta para vivir en sabrosa armonía social. 

No necesitamos ser un país territorialmente extenso para ser un Paraguay digno y decente. La grandeza de una nación se mide por la ausencia de chatura cívica de sus habitantes. Sepultemos, por tanto, el mbareté-pokaré  y enarbolemos la bandera de virtudes como la decencia personal y el respeto a los demás. Los paraguayos de bien lo merecemos. ¡Ta upéicha!

jueves, 8 de agosto de 2024

¡RESPETO, CORTESÍA y TOLERENCIA,,, ¿Valores perdidos?


Es fácil sentir que las relaciones humanas en el trabajo, familia, y vecindad…están muy debilitadas. Por consiguiente, urge reflexionar-ña ñamindu´umi, con entrega y dedicación esta realidad. Abundarán argumentos para explicar el fenómeno. 

Al parecer, algunos de esos posibles motivos es haber perdido el valor de la delicadeza personal. Quizá se malentienda que cualidades como finura, suavidad, distinción, cariño, etc., se considere sinónimo de debilidad o falta de hombría. 

En una sociedad donde la matonil prepotencia grosería, indiferencia, vulgar arrieraje y descortesía, fortalecen sus reglas…imagino muy difícil, ser cortés, respetuoso, y amable, sin que el imaginario colectivo, no lo asocie de modo erróneo y desfigurado, con el mundo de “maricas” en oposición al “machote”. 

Ejemplos: No saludar al vecino, al compañero de trabajo, a alguien con quien me cruzo en la calle, ¿me hace más o mejor, o demuestro lo ignorante, evasivo, y mísero que soy? o, ¿creo que mi saludo es gran regalo no merecido por el otro? 

Saludar es cortesía; no depende de ningún agrado o simpatía. No saludar, en cambio, es negar buenos deseos al otro, o peor aún, muestra de desprecio al hacerme “superior” al otro, “inferior”, que no merece mi saludo. 

Delicadeza al hablar. ¿Cómo y cuál es mi actitud en el trato con los demás? ¿Soy delicado en la forma de hablar, teniendo en cuenta el tono, la paciencia, las palabras, o digo lo que quiero y como quiero, porque nadie me impedirá? 

¿Quién no se ha arrepentido por alguna palabra dicha de mala manera, que - sin querer o queriendo… ha ofendido a alguien, generado malestar o confusión, porque “disparó” sin “pensar” lo que dijo, creyéndose con derecho a decir cualquier cosa, en cualquier momento y a cualquier persona? 

Es contrario a la delicadeza hablar de los demás. ¿Quién de los mortales tiene derecho de hablar de las intenciones del prójimo, sin caer en la estúpida pretensión de adornarse con el “síndrome de diocesillo”? 

Delicadeza es necesaria hasta para reclamar nuestros justos derechos que están garantizados por ley. Y sin embargo, comprobamos que, muchas veces, mi derecho extiendo más allá de los límites, al atropellar derechos ajenos que nada tienen que ver con mis desatinados “derechos”. Esto es delito.  

Delicadeza es respetar al otro como alguien igual a mí. Ejemplo, si al momento no me es posible atender la llamada telefónica, luego tengo que devolverla. Eso es cortesía, respeto. No hacerlo es bravuconada-matonil o ignorancia…o ambas cosas. 

La mejor noticia que puede dar al mundo, un ejemplar de esta calaña -si no se redime- es su: desaparición

sábado, 3 de agosto de 2024

NO APLAUSOS... ¡Durante la Misa!

 

Se lee en una publicación de Manila-Filipinas: Nada de aplausos durante la misa: ¡Es el memorial del Calvario! El arzobispo de Filipinas Mons. Sócrates Villegas, en su carta con ocasión de la Cuaresma dijo: “Somos una Iglesia congregada por el Señor, y no un club organizado por una admiración mutua”. 

¿Por qué no se debe aplaudir durante la Misa? A través del documento, el prelado pide a los católicos evitar “aplausos durante la misa”, afirmando que la Eucaristía es una “fiesta y memorial del Calvario”, declara Mons. Villegas (21.02.20) 

“Partir el pan es conmemoración de la violenta muerte que sufrió el Señor. ¿Quién aplaude cuando otros sufren? Es un dolor con amor; pero sigue siendo dolor”. 

¿Acaso alguien hubiera aplaudido al subir hasta el Calvario? ¿La Santísima Madre o Juan, su predilecto, lo habrían hecho? Es la pregunta que plantea a los fieles Mons. Villegas, arzobispo y presidente de la Comisión para los seminarios de la Conferencia Episcopal Filipina (CPCP). 

La Misa es una “fiesta y un memorial del Calvario”. Si no se corta con esto cuanto antes, dice Mons. Villegas, los aplausos “pueden robarnos el verdadero significado de la liturgia y del culto cristianos”. Pide analizar a fondo los “supuestos motivos” que llevan a aplaudir en la iglesia. 

“¿No será que batir palmas es el antídoto contra el aburrimiento en la iglesia? ¿Acaso batir palmas a las homilías sería signo de vitalidad litúrgica? ¿No será que este aburrimiento tiene su raíz en una concepción errada de lo que es la adoración y la oración?”. 

Así, “la comunidad en oración se convierte en un público necesitado de diversión: los ministros litúrgicos, llegan a ser artistas; y los predicadores se convierten en eruditos anunciadores de brindis. Esto no debe ser así”.  

Mons. Villegas recuerda lo que dijeron dos pontífices sobre este tema. Uno fue Pío X, que prohibió los aplausos que le brindaban en la Basílica de San Pedro, diciendo que “no es correcto aplaudir al siervo en la casa del amo. 

“Allí donde irrumpe el aplauso en la liturgia, se está frente a un claro signo de haber perdido la esencia de la liturgia, y sustituida por una suerte de diversión de trasfondo religioso”. (Benedicto XVI) 

“El aplauso puede ser superficial. “Somos una Iglesia congregada por Dios, y no un club para la mutua admiración”.  A los sacerdotes pide: “Eviten aplausos para tener despiertos a los feligreses. Una homilía breve e inspirada tiene una vida más larga que el aplauso intermitente mientras ustedes predican”. 

Las demostraciones de aprecio, deben hacerse fuera de la misa. “No me aplaudan después de la misa, cuando visito su parroquia o su capilla. Ustedes y yo somos huéspedes en la Casa de Dios. No somos más que siervos en la Mesa del Amo. […] Partir el pan es un recuerdo de la violenta muerte del Señor. ¡Ta upéicha! 

miércoles, 31 de julio de 2024

¿O PROGRESÁ.... LA ATRASO?

 
¿Qué es hoy el ser humano ante un teléfono móvil (celular)? Con los avances en la ingeniería informática y la creciente tendencia al uso de la tecnología en cada rincón del mundo, no pocos terrícolas aseguran que más temprano que tarde, las máquinas, irremediablemente, reemplazarán a los humanos. 

Jessica Gamiño González se pregunta: ¿Como la tecnología reemplazó al hombre? Gracias al desarrollo de la inteligencia artificial, en las últimas décadas se hicieron populares profesiones que antes no existían o no eran conocidas en el mundo. Estos puestos son los derivados de la ingeniería robótica, desarrollo de la informática. 

¿El ser humano puede volverse obsoleto? Con los recientes avances en la ingeniería computacional y la creciente tendencia al uso de la tecnología en cada vez más espacios, hay quienes piensan que algún día las máquinas reemplazarán a los humanos.

Sobre la posibilidad de que las máquinas sustituyan al ser humano, Gershenson, doctor en diseño y control de sistemas… aseguró: a pesar de que las máquinas derrotaron al hombre en distintas disciplinas (…) como por ejemplo en el ajedrez…estamos demasiado lejos de que una máquina pueda reemplazar a un humano. 

Para Gershenson, Ingeniero en computación, es vital definir, qué tanto una conducta humana es “inteligente” y qué tanto es la conducta no humana. Ejemplo, las habilidades humanas que nunca lograrán la computadora, entre otras son: Empatía, Creatividad, Capacidad de juicio, Planificación, Compasión, Solidaridad, Amor…. 

Dice un anuncio divulgado el 01.11.2022: “Por nuestra parte, entendemos la adaptación como ventaja vital con la que contamos los humanos sobre los robots. Los humanos siguen siendo superiores a los robots para cambiar nuestros planes, pensamientos y acciones en respuesta a circunstancias cambiantes y nuevas decisiones. 

Imagina un robot reemplazando al sacerdote, psiquiatra, abogado o juez cargando sus dilemas morales o legales. Terrorífico, ¿verdad? No toda habladuría-ñe'êrei- es totalmente blanco o negro. Gran parte está determinado y afectado por un sentido humano propio de lo correcto y lo incorrecto 

Que una máquina piense con lógica ante la consulta de algún paciente con problemas de memoria, es rechazable. La idea de “debería” no existe en la mentedel robot. La tecnología es asombrosa. Pero jamás tendrá amistad. consideración, empatía, solidaridad ni amor, pues son valores que solo posee el ser humano.

lunes, 29 de julio de 2024

LA BUENA NOTICIA... ¡Jesús nos salva!

¿Cuál es la Buena Noticia? La Buena noticia anunciada por Jesús consiste en que todos debemos esforzarnos para que el mundo sea un lugar donde haya más amor, justicia, paz y perdón. Para esto, el mismo Jesús nos ayudará si escuchamos su Palabra y seguimos su ejemplo. 

¿Cómo dar esa gran noticia? Sin dudas, con nuestra sana conducta, transmitiendo a otros cómo y por qué la fe da sentido a nuestra vida. Los cristianos debemos dar testimonio de esa amistad con Jesús que nos transforma. Es decir, que nuestro modo de ser-ñande rekove- sea un mensaje de esta “buena noticia” para quienes nos rodean. 

Decía aquel catequista: “Para recibir el perdón es necesario estar dispuesto a confesar totalmente nuestras malas acciones. Debemos arrodillarnos ante Dios, en humilde oración y reconocer nuestros pecados, confesar la culpa que sentimos, y luego suplicar su ayuda”. 

Si confesamos nuestros pecados, podemos confiar en que Dios, que es justo, nos perdonará y nos limpiará de toda maldad. Si decimos que no cometimos pecado, hacemos que Dios parezca mentiroso y no aceptamos su palabra (1 Juan 1:9-10) 

Así pues, hermanos, tenemos una obligación, pero no es la de vivir según las inclinaciones de la naturaleza débil. Porque si viven ustedes conforme a tales inclinaciones, morirán; pero si por medio del Espíritu hacen ustedes morir esas inclinaciones, vivirán(Ro 8,12) 

“El ángel les dijo: “No tengan miedo, porque les traigo una buena noticia, que será motivo de gran alegría para todos: Hoy les ha nacido en el pueblo de David un salvador, que es el Mesías, el Señor”. (Lc 2: 10-14) 

Se trata de “comunicar” en el sentido más profundo de la palabra: acción que pone en “comunión”, que une, al hacer participar de este mensaje que trae la verdadera felicidad cuando se vive auténticamente. 

Un lugar de tormentos (Lc 16:23): “en el Hades alzó sus ojos, estando en tormentos, y vio de lejos a Abraham, y a Lázaro en su seno...”. Un horno de fuego (Mateo 13:42): “y los echarán en el horno de fuego; allí será el lloro y el crujir de dientes”.

 Cada uno es responsable de su salvación o condena. En Ezequiel 18:20, dice, “El alma que pecare, esa morirá; el hijo no llevará el pecado del padre, ni el padre llevará el pecado del hijo; la justicia del justo será sobre él, y la impiedad del impío será sobre él”. 

Cada persona es responsable ante Dios de su vida. No podemos salvarnos o condenarnos por lo que otros hagan o no hagan. El destino eterno de cada uno será decidido por sus propias elecciones y conducta personal. Pero, hay gente que no creen en esto. La salvación es una responsabilidad individual. ¡Ta upéicha

viernes, 26 de julio de 2024

CRISTIANO… ¡Serás perseguido! (lI)

  
Siguiendo con la reflexión del P. Fernando Pascual: La Inquisición juzgó, según un modo de pensar del pasado, sobre la peligrosidad de algunas conductas en la vida social. Hoy, por ejemplo, existe una condena casi universal contra quienes esclavizan a los niños. 

En la Edad Media, de un modo parecido, la sociedad nutría (a veces de modo irracional y acrítico) un miedo hacia personas que podían ejercer la brujería o estar endemoniadas, o hacia los herejes. La Inquisición quiso intervenir en estos casos. 

La Iglesia defiende a los embriones: son humanos que merecen respeto y protección. La ciencia debe buscar terapias eficaces a las enfermedades: nunca asesinar, aunque sean embrionario. Un cristiano no debe callar ante la matanza de embriones y fetos por el “progreso de la ciencia”. Esta valentía ganará enemigos. 

Defenderá la verdad, como no calló ante la crueldad de malos emperadores; injusticias de algunos empresarios y el antojo inhumano de tiranos. La Iglesia defiende los derechos humanos. No ataca la libertad de la investigación, Defiende normas para que un investigador respete a los seres humanos, sin injustas discriminaciones. 

Iglesia y ética. Atacan quienes ven los mandatos de Dios como discriminatorio, enemigos de la libertad humana. Decir que el adulterio es malo, el libertinaje sexual es pecado, sería no estar acorde a los nuevos tiempos. 

Quienes afirman lo anterior dividen el mundo entre buenos y malos, aunque quizá no son conscientes de ello: buenos son los que no condenan el crimen, el robo o la mentira. Malos son los que dicen que algunos actos son pecado. Es decir, cambian la idea de pecado en una nueva visión y establecen nuevas condenas y nuevas “fobias” para superar las que, según ellos, existen. 

La Iglesia no puede callar: obedece a Cristo. El cristianismo debe anunciar el mensaje de Cristo, como Jesús no dejó de predicar el amor, la misericordia y la necesidad de vivir según los mandamientos y las bienaventuranzas. El tráfico de mujeres, la esclavitud, el adulterio, el desenfreno sexual, la usura, la explotación, etc. son pecados. 

Todos, incluso los más pecadores, podemos acercarnos a Cristo y pedir perdón. La justicia humana, castigará a quien provoca un desorden social y no permitirá conductas que dañen a otros. Pero no debe imponer ninguna religión a nadie, ni prohibir a la Iglesia ni a las demás religiones que puedan enseñar, libremente sus doctrinas.

Perseguir y destruir textos cristianos que hablan de pecados muestra hasta qué nivel de intolerancia llegan algunos que dicen defender la tolerancia y el respeto. Sólo respetando a las personas, aunque tengan creencias diversas, se construirá un mundo justo. La Iglesia luchará por esto, aunque muchos quieran quitarle la voz, la persigan o la condenen.

La verdad nunca será encadenada (2Tim 2,9). Ni en nombre de una mal entendida investigación científica, ni en nombre de un criterio de tolerancia vaciado de su real valor. La verdad es el mejor servicio al hombre (también a un embrión desamparado) y el mejor homenaje a su dignidad y a sus valores eternos. 

Por eso la Iglesia tendrá siempre sus brazos abiertos para amar a todos, también, a sus enemigos. Nota: La Iglesia formamos todos los bautizados. ¡Ta upéicha!

lunes, 22 de julio de 2024

El CRISTIANO… ¡Será perseguido! (I)

Dice el padre Fernando Pascual: “El cristianismo no puede dejar de anunciar el mensaje de Cristo. Jesús no dejó de predicar el amor, la misericordia y la necesidad de vivir según los mandamientos y las bienaventuranzas. La Iglesia fue perseguida de muchas maneras a lo largo de la historia.

En los primeros siglos fue considerada como un grupo subversivo, una secta que ponía en peligro el orden social y enemiga de los valores del imperio romano. Se inventaron calumnias y difamaciones contra la gente. Presentaban a los cristianos como pervertidos y criminales, capaces de todo tipo de atrocidades.

Cuando la Iglesia fue socialmente aceptada, empezó a colaborar en diversos modos con el estado, y no por eso cesaron las persecuciones. Gobernantes, reyes y emperadores, querían controlar a la Iglesia y disminuir su tarea evangelizadora. Y se desarrolló de muchas maneras, sin excluir la violencia que llevó a la muerte a muchos cristianos ejemplares.

Con la edad moderna los ataques generaron una virulencia mayor. Algunos presentaron a la Iglesia como enemiga del verdadero progreso del hombre, pues decían que dominaba las conciencias e impedía la libertad de pensamiento.

El Iluminismo, (movimiento filosófico, religioso y espiritual) de modo especial, promovió una imagen de la Iglesia falseada. La veía como una sociedad intransigente, totalitaria, represiva y defensora de ideas que permitían la opresión de la gente inculta.

Se pensó luego, que con la creación de estados liberales y democráticos se rompería esta situación, se difundiría la cultura, y la Iglesia perdería en poco tiempo su influencia social. Pero no todo fue pacífico; hubo grupos radicales que atacaron directamente a obispos, sacerdotes y religiosos, y robaron a la Iglesia a muchos monasterios y hospitales.

Se movieron las ideologías totalitarias del siglo XX: el comunismo, el nazismo y el fascismo. Controlar y denigrar a la Iglesia permitiría al partido o al dictador de turno dirigir la vida de toda la sociedad, sin el freno que podría representar una Iglesia que influyese en las conciencias y que enseñase el respeto a principios éticos por encima de las imposiciones de quienes ejercían, despóticamente el poder.

El actual mundo democrático reconoció un gran espacio de acción a la Iglesia y a las personas qóe creen en religiones distintas, pero saltan nuevos elementos y señales de conflicto. En concreto, cada vez son más frecuentes los ataques contra la Iglesia por parte de personas que dicen defender los valores de la ciencia y la tolerancia.

Nos fijamos en algunos ataques que se repiten periódicamente en dos ámbitos concretos: la ciencia y la fe: Iglesia e investigación científica. Algunas personas consideraban que la Iglesia frena la investigación científica al defender, por ejemplo, que el embrión es un ser humano desde el inicio de su concepción.

Con ideas como estas, dicen, la Iglesia comete una grave injerencia en un campo exclusivo de la actividad científica, un error como el que se hizo en el siglo XVII cuando se condenó a Galileo.

La Iglesia frustraría la experimentación con embriones y la esperanza de millones de personas que algún día podrían ser curadas de enfermedades como la diabetes. Si “sobran” embriones ¿por qué no usarlos para obtener células que ayudarían a curar tantas enfermedades humanas? La oposición moralista de la Iglesia sería así, injustificada y opresiva.

Con este ataque (un botón de muestra) se busca impedir a la Iglesia una actividad que ejerció durante siglos: Defender la dignidad y el valor de todo ser humano, desde su concepción hasta su muerte natural, como también en todo lo que se refiere a la medicina y a la investigación científica.

Pero, no faltará quien diga que la Iglesia en otros tiempos no defendía la dignidad humana, y recordará el tema de la Inquisición. Sin embargo, la Inquisición, con todos los errores que haya podido cometer, nunca condenaba a hombres simplemente por ser pequeños o grandes, por ser de una raza o de otra, por tener un defecto genético o por no tenerlo.