“Pire pererî” (guaraní) voz que hace referencia a alguien en extremo sensible, que reacciona exageradamente por cualquier tontería (vyrorei) Ejemplo: no te enojes, no sufras ante algo tan insignificante como: ¡nos cruzamos en la calle…y no me saludó!.
Amigo: increíblemente, los terrícolas en su mayoría tendemos a picharnos y a pelearnos, perjudicando nuestras relaciones humanas y lo peor, nuestra salud. Y vos querido amigo…sos tan frágil que ¡deberías vivir en un frasco de algodón mba´e!
Si nos duele o afecta que los otros nos critiquen, es
normal que estemos en un estado de alerta permanente, y estar también en
permanente posición de contraataque. Vivir así no es vida, al contrario, es vivir
con constante golpe-py´aka al estómago.
Es que, no siempre las cosas son como queremos que sean, así ko es la vida hina. No tenemos un “control remoto” para dirigir a los otros según nuestros criterios. El otro, tiene autonomía para hacer y pensar, igual que vos y yo.
Si no aceptamos esta verdad, corremos el riesgo que nos acusen -y con razón- de que somos soberbios-mbarete, tavy y kanguero… ¿entendés pa amigo? No seamos pire pereri en la vida, porque nadie nos soportará…“ha upépe katu ja uma hule bro”.
A propósito, dice A. Milagro: “Cuando vas por la ruta con tu coche a alta velocidad, vas tranquilo si el coche responde bien. Tu vida es como un coche lanzado a alta velocidad; conserva la calma y el dominio de tu vida; domina siempre la situación en que te halles.
Cuando manejas tu coche, por más que éste te responda, si no eres dueño de tus nervios, estarás al borde de la tragedia. Tu vida tendrá muchos choques, si no eres dueño de ti mismo, si no dominas tus instintos, si no frenas tus impulsos.
El dominio propio es el secreto de la vida; saber ir adonde se quiere; eso es auto-control, es mandar uno en la propia vida, eso es éxito. ¿Sabes dominarte? ¿Eres dueño de ti mismo? O, por el contrario, ¿te dominan tus pasiones, tus instintos, tus nervios?
Cuidado,
porque puede estar muy cerca la catástrofe. El pensamiento de Dios será el
mejor freno para tus instintos; saber que Dios está contigo, te acompaña.
"Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, tome su cruz y
sígame" (Mt. 16, 24).
Si no con frecuencia, al menos de vez en cuando te sorprendes a ti mismo después de un altercado, de una verdadera pelea con los tuyos, con los que más amas en la vida, o con los que te están rodeando a diario por motivo de trabajo, de vecindad, etc....piensa…
Y después de la pelea, después de dejarte llevar por tu nerviosismo, ya sereno, recordaste lo pasado y viste que ellos tenían razón. Otras veces viste con claridad que la razón era tuya, pero que fuiste bastante terco en la defensa de tu razón…piensa….
Que en toda discusión, saliste perdiendo, que siempre toda pelea resultó negativa, que nunca sirvió para esclarecer la verdad, o para acercar los corazones; más bien los alejó, los agrió; con la razón de tu parte o en contra tuya, quedaste bastante lejos de los tuyos, amargado con los tuyos; ¿valía la pena, entonces, pelear?
El Espíritu Santo dice: “Sé pronto en escuchar y tardo en responder” (Eclo, 5, 11). “Gloria y deshonra caben en el hablar, en la lengua del hombre está su ruina” (Eclo, 5, 13). Es prudente pensar antes de hablar, si tenemos que hablar o callar y cómo hablar.
Así que anguiru, aní ne pire pereri. Nahendusei vyrorei-No quiero escuchar tonterías”.