Colgar un crucifijo en las paredes o en el cuello, no nos libera de los compromisos asumidos en el Bautismo, para vivir como Cristo, Sacerdote, Profeta, Rey. Se reconoce a Cristo aprisionado en el templo, pero se lo desconocemos en la escuela, en los bancos, en la cancha, en la casa…
Si no hacemos lo que debemos y hacemos sólo lo que nos gusta, somos responsables de este caos establecido. Luego, hace falta: a) Con-pro-meterme…b) Pro-en favor de… c) Miso- de una misión…para vivir como Sacerdote (Heb.4:14) Profeta (Lc.7:16) y Rey (Jn.18-37).
¡Los laicos son la iglesia!, decía el Cardenal Newman. Si la Iglesia no despierta en sus laicos la conciencia misionera y el sentido de pertenencia en su misión, seguiremos siendo parte de esa “iglesia durmiente”, esclerosada e inútil…que solo despierta para criticar y nada, para mejorar.
La familia tradicional es sustituida por la “familia tecnita”. La familia era, “la primera escuela donde aprendimos a pensar y el primer templo donde se nos enseñaron a orar”. El 1er derecho y obligación de los padres es practicar su dignidad y autoridad. Hoy, ya no son reconocidas, ni por los mismos padres, ni por el entorno, ni por el Estado.
“Uno de los males más graves que afligen hoy a la humanidad es la pérdida del principio de la autoridad.
“La civilización está en peligro porque está en crisis la familia”. Los derechos y obligaciones de los padres como educadores y responsables de los hijos no se limitan al propio hogar. Se extienden a la calle, a la plaza, al cine...
A los papás les compete por derecho propio, la facultad de ser rectores de todo lo relacionado a la formación de los hijos, deben intervenir como tales, moralizando “farras” y modificando los horarios nocturnos, etc.
Estos derechos y deberes valdrán sólo si los padres se asocian. El mejor servicio que los padres pueden prestar a la humanidad, es la buena educación de los hijos. "La educación es la clave del porvenir de nuestros jóvenes y de nuestra misma sociedad".
Sólo el mal procede espontáneamente del interior del hombre, el bien exige un trabajo intenso. El medio para hacer brotar en el hombre, sentimientos nobles y buenas ideas, es la educación.
De ésta, dependerá el carácter moral del terrícola: “el hombre es más por educación que por nacimiento”. Los papás no deben limitarse a impartir saberes técnicos y formas de cortesía externas para ser exitosos en el mundo. Eso está bien, pero es lo mínimo, no basta.
“Si el hombre es lo que come, su educación es un problema de alimentación; más si estamos convencidos de que el hombre es lo que conoce y ama, lo que desea y persigue, entonces su educación es un problema de alimentación del alma.
O sea, una operación delicada, interna, constante, el moldeo de su alma, para lo cual hace falta y se necesita todo ese fondo de paciencia, desinterés, celo, perspicacia que Dios ha depositado en el corazón de los padres”. (José María. Arizmendiarrieta):
“La familia es la primera escuela donde aprendemos a pensar y el primer templo donde se nos enseña a orar”. Porque… ¿qué es el pobre terrícola si no piensa y no se relaciona con su Creador?
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