“Se necesita coraje para
pararse y hablar. Pero mucho más para sentarse y escuchar” (W. Churchill).
Dicen los que saben: La primera gran tarea donde debemos evaluar la
comunicación es primero con los miembros de nuestra familia; luego en los demás
ámbitos. Saber escuchar es una de las habilidades más exitosas.
Stephen R. Covey, en su libro “los 7 Hábitos de la Gente Altamente Efectiva” dice: “Procure primero comprender y luego ser comprendido”.
“Tenemos tendencia a precipitarnos, a arreglar las cosas con un buen consejo. Pero a menudo, sin tomarnos el tiempo necesario para diagnosticar e intentar comprender profunda y realmente el problema.
Los gritos solo indican que hay inestabilidad emocional en la persona. Se grita por querer mostrarse más fuerte de lo que uno es, para ejercer dominio sobre la situación. Sin embargo, lo que muestra es no tener suficiente control ni siquiera sobre sí misma.
Gritar puede salvarnos la vida, para llamar la atención cuando hay peligro o conflictos. Pero, es incorrecto. Además de exhibir extrema debilidad, gritamos para canalizar nuestro enojo o frustración.
Lo curioso es que invertimos mucho tiempo y dinero para ser “un buen profesional” en la vida. ¿Y cuánto invertimos en aprender a escuchar, a ser más “gente y menos bestia?
Covey agrega: “escuchar es poner nuestros sentimientos al servicio del otro, porque a menudo pensamos que lo que le sucede a los demás, también nosotros lo hemos pasado, y terminamos dando consejos que no corresponden a la realidad”.
Porque muchas veces ignoramos al interlocutor, sin escuchar nada. También, podemos fingir diciendo: “Sí ya, lo entendí”. O, quizá, escuchamos selectivamente, oyendo sólo lo que nos gusta o interesa. Pero, lo correcto es la escucha empática, es decir, “escuchar con la intención de comprender”.
Alexis Codina Jiménez en su libro “Saber Escuchar, un intangible valioso” dice que, hay problemas en la práctica de la escucha que tenemos que superar, siendo estos:
*Poner más atención cuando nos hablan. Concentrarnos más en lo que nos dicen, escuchar palabras y gestos. No interrumpir a quien habla.
*Porque, ser escuchados nos gusta mucho. Entonces, debemos ser justos y tener más ganas para escuchar a los demás. *Evitar barreras, no hacer suposiciones previas. *Evitar hacerse el desentendido- “ñembotavy” cuando nos hablan. *Desechar la idea que “escuchar” es sinónimo de debilidad.
*Demostrar al otro que le prestamos atención, que nos interesa lo que dice, aunque no coincidamos, es actitud es de personas con elevada educación. La biblia señala a gente (varón y mujer) valiente, intrépida, osada, dispuesta a luchar y lograr victoria.
Aunque
en muchos casos estos valientes debían luchar con desventaja pero, el Espíritu
del Señor los fortalecía, así derrotaban a ejércitos, que por su historia eran
invencibles.
Y nosotros también podemos saber escuchar-(Ha ñande avei icatu ja japysaka)
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