jueves, 28 de septiembre de 2023

NO ES FÁCIL Corregir… y menos al amigo

 Sabido es que la amistad engloba un trato de afecto recíproco, una relación en la cual la preocupación por el amigo se afirma por el sincero aprecio.

Pero, ¿qué ocurre si surgen puntos de diferencia, de convicciones? ¿Importa que entre los amigos la relación sea viciosa o virtuosa? ¿Cómo resolver conflictos surgido de mis convicciones morales? 

Dice un profesor, urge aprender el difícil arte de corregir, tener claros objetivos: sanar injusticia y ayudar a mejorar al otro. Hace falta buscar la mejor manera de practicar la fraterna corrección. Y agrega: 

La corrección nace de la esperanza y evita todo exceso que ofenda al otro sin razón. Corrige a tu hijo mientras puedas, no lo mates a causa del castigo” (Pr. 19,18) 

En una sociedad trivial-pereri donde ñandeko, “por el bien de la paz, no tener líos o ser criticado de argelado-kanguero”, muchos optan por eludir sus obligaciones, mientras brilla el testimonio de quienes tienen la caridad de corregir con tacto y prudencia. 

Es posible que tales personas sean despreciadas y consideradas entrometidas o metiches, pero, tampoco, faltarán reacciones positivas y cambios en conductas de quienes oyeron una corrección fraterna, fruto de sincera amistad. 

Una corrección con amor y respeto ayuda a quien actúa mal, incluso a cambiar de vida. Agradecerá la buena intención y quizá se esfuerce por vencer defectos, pudiendo reparar algún mal, dando pasos, hacia un futuro mejor.

Todo humano debe estar unido, más aún los cristianos; unión no es uniformidad. Debe aprender a vivir en paz y fidelidad el mensaje de Cristo y su Iglesia. 

“Ámense como hermanos unos a otros, dense preferencia, respétense. Esfuércense, no sean perezosos y sirvan al Señor…” (Ro 12:10-12) Podemos vivir fraternalmente con los que piensan diferente: Liberales, colorados, cerristas, olimpistas, gordos y flacos.

Unión de cristianos es unión de corazones y espíritus. Que nos una el amor a Cristo y a los hermanos, ya que no nos une el intelecto, porque cada quien piensa distinto”. 

Sin amor, es imposible llegar a poseer la verdad; sin amor se podrá estar en la verdad filosófica, porque ésta es solamente conceptual, pero no en la verdad cristiana, que en esencia es vida, y vida es amor. 

En lo necesario, unidad; en lo contingente, libertad; en todo, caridad” (San Agustín). “Hermanos, en el nombre de Jesucristo, que todos vivan en armonía, entre ustedes no haya divisiones, que se mantengan unidos en un mismo pensar y sentir” (1 Cor, l, 10). ¡Ta upéicha anguiru!

No hay comentarios:

Publicar un comentario