miércoles, 20 de septiembre de 2023

“PY TYRYRY” ¡Lerdo, torpe, memo!

 
Dice el refrán: “Haz lo antes posible lo que tienes que hacer. No dilates el cumplir el deber; atrasarlo, es no cumplir con perfección”. Si algo debes hacer y no haces, eso está grabado en tu conciencia. Aún si después lo haces, quedas con la falta de no haber hecho a tiempo. 

Hacer las cosas bien, pero tarde, cualquiera puede hacer; pero hacer pronto y bien, es lo correcto, es propio de nobles almas. 

Aunque pedir disculpas es desagradable, si lo hacemos, pronto pasa lo penoso y queda la satisfacción de haberlo hecho (ajapo); si demoras, solo aumentas inútilmente el disgusto. Hay que ser fiel al deber; sobre todo al amor al prójimo, nuestra primera obligación. 

“Es fiel en lo poco, es también en lo mucho, y quien es injusto en lo poco, lo es también en lo mucho” (Lc, 16-10). “Mantente fiel hasta la muerte y te daré la corona de la vida” (Ap. 2, 10). El amor a la fidelidad surge de la fidelidad al amor. No es fácil. 

Dice A. Milagro: “Querer sin que cueste, es propio de muchos; querer, aunque cueste, es de héroes. Un hombre es tal cuando aprende a superarse cada día. Nada se logra sin sacrificio, sin esfuerzo; querer llegar a ser héroe, a ser santo sin esfuerzo, es querer un imposible”. 

Al acero hay que templarlo, al oro hay que purificarlo en el crisol; al hombre hay que fortificarlo con el sacrificio; el sabio no llega a serlo sin prolongados estudios y el santo no alcanzará la santidad, sino después de muchos vencimientos. 

“No te desalientes si todavía no te sientes perfecto como tú quisieras; lo único que tienes que hacer es seguir con tu empeño, duplicar tu esfuerzo y tener fe: la victoria llegará. Si confías en ti, es seguro tu fracaso; si confías en Cristo, es seguro tu éxito; no por ti, sino por El”. 

“¡Animo! Yo he vencido al mundo” (Jn, 16, 33) “No te dejes vencer por el mal, antes bien vence al mal con el bien” (Rom, 12,21) “Al vencedor le daré a comer del árbol de la vida... le daré el maná escondido...” (Apoc, 2, 7-17). No seamos pytyryry. 

Pytyryry” (torpe-lento-mbegueen guaraní, significa arrastrar los pies al caminar. 

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